Cofres sorpresa y mundos (no tan) privados

Tantos años haciendo videojuegos, tantos años recibiendo feedback de sus fans… y parece que algunas desarrolladoras se pasan ciertas cosas por el arco del triunfo. Sinceramente, y a riesgo de parecer un completo ‘cuñao’, si yo llevara los pantalones en una empresa de cualquier tipo, que ofreciese servicio alguno, creo que, a decir verdad, me importaría bastante la opinión de mis clientes. No siempre se debe – o se puede – hacer siempre lo que el cliente desea, pero si es importante tener en cuenta todas las opiniones, sean positivas o negativas. Al fin y al cabo, la industria de los videojuegos es una industria más que sirve para beneficiar tanto a los consumidores de esta como a los que producen para dicho consumo.

Seguramente todos conoceréis la famosísima saga de Bethesda llamada, Fallout. Su último videojuego fue objetivo de muchísimas críticas negativas, también recibió aprecios, pero principalmente el título por su presentación, fue un fiasco. Desde declaraciones de Todd Howard, pasando por actualizaciones que no del todo revelan al jugador qué es lo que llevan dentro y acabando en la oleada de hackers cuando el juego todavía estaba en pañales. Todo eso, por muy grave que parezca, se puede arreglar si se sacrifica suficiente tiempo. Se puede entender que puede haber problemas a la hora de trabajar en un videojuego, pero Bethesda parecía – y parece – empeñada en tropezar con la misma piedra una infinidad de veces.

Un alijo tan bonito y tan malvado a la vez.

Esta última semana el título sumó una carísima e innecesaria suscripción de pago, Fallout 1st. Entre sus contenidos pudimos encontrar un cofre llamado Scrap Box, donde podíamos almacenar una cantidad ilimitada de objetos o de cualquier otra chatarra que queramos guardar. Todo era de un empalagoso y muy preciado color rosa: quieres guardar objetos, pagas y recibes ese preciado alijo, pero… ¿qué ocurre cuando una vez metidos los objetos, al volver a acceder a ese sitio, nuestros tesoros ya no están ahí? Sinceramente, conociéndome a mi mismo, probablemente ahora estaría pidiendo un escritorio y un par de muñecas nuevas.

En Reddit y en el propio foro del juego, los jugadores comenzaron a escribir montones de quejas, pidiendo consejos o un arreglo del problema. Los desarrolladores juran que debe tratarse de un fallo de la interfaz. Sin embargo, las respuestas del soporte de Bethesda fueron poco profesionales a mi parecer, pues algunos de los consejos se basaban en reiniciar el cliente del juego o reinstalar el título completo. También surgieron “tips” algo más propios de un inconveniente así (ya que, al fin y al cabo, se habla de un bug, del cual puede ser difícil detectar el génesis) como intentar abrir el cofre de otro jugador en un servidor público para que así vuelvan a aparecer los objetos.

Ahí no se acaba el tema. Fallout 1st, a parte de dar a los jugadores una cálida bienvenida con el “cofre comelotodo”, supuestamente también iba a permitir la introducción y uso de servidores privados… los cuales no parecen ser tan privados como esperábamos, pues parece ser que cualquier persona que tengas en tu lista de amigos puede entrar a tu servidor como Pedro a su casa. Tal y como ha ocurrido en la industria desde que tengo uso de razón, sería de justicia que hubiese lugar para ciertos parámetros a modificar, como acceso solo por invitación, acceso abierto a la lista de amigos o juego en solitario, etcétera. No digo que tenga que tener estas opciones, sino que la privacidad de un servidor debería estar correctamente configurada, factor primordial para que algo sea eso, privado.

Sin más historias, espero que Bethesda de una vez por todas, además de cumplir sus palabras de modificar dicha privacidad del servidor, pueda aprender de sus errores (una vez más) e intentar que los futuros proyectos no sean perfectos, pero que no tengan un error tras otro cogiéndose de la mano.