Otro relato de venganza, por Sifuera poco

Una oscura mano que llegó, y con sus aspiraciones demolió todo lo que habíamos construido, aquello que más me importaba, me lo arrebatasteis todo. Vuestros actos, impuros y falaces, envueltos en mentiras y miedos arrasaron los cimientos de una vida, de un lugar de descanso y meditación, aquello que llamé hogar y cuyas cenizas siguen irritándome los ojos, mía será vuestra vida. A aquel que os mostró el camino lo desterrasteis al olvido eterno, y en sus últimas palabras solo quedó impregnada la desesperación, un maestro sin vida cae ante su estudiante, mía será vuestra muerte. Y mi vida, aquella que apenas comenzaba, la truncasteis, me convertisteis en el frío acero que os dará caza a través de los años, absorbiendo las enseñanzas que os fueron inculcadas para ganar vuestro juego, para que vuestra derrota sea más dolorosa, mía será vuestra caída. Todo lo que he sido, todo lo que fui y todo lo que seré se lo entrego a ella, a quien ha de guiarme hasta vuestros escondites y dirigir mis puños contra vosotros, pues mía, mía será la venganza. No son pocos las historias cuyo motor principal está conformado por la venganza, ya sea contra enemigos, traidores o diversos personajes cuyo odio de aquel que consideramos protagonista es tan grande que solo ve este camino para resolver los problemas, y no está en mi haber el considerar dicha decisión buena o mala, pues solo aquel que está en esos zapatos sabrá qué hacer, y principalmente, cargar sobre sus espaldas el peso de la decisión final. Muchas son los juegos que nos cuentan estas historias, pero antes de ahondar en si esto se hace bien o mal, cabría destacar el cómo se cuentan, el medio o forma que se utiliza para dar fondo a todo el entramado, siendo Sifu uno de los últimos en sumarse a la lista, aunque posiblemente de los más destacables, pues a través de sus mecánicas nos podemos encontrar dedicando toda una vida a saldar cuentas con una venganza imposible de evitar, la parca ha aprendido artes marciales.

La historia de Sifu es una escrita con sangre, con nudillos doloridos que no pueden esperar a dar el próximo golpe, pues hasta que no lleguemos al final del camino nos es imposible andar, la incombustible energía de la venganza arde en nuestros adentros como si el faro de Alejandría iluminara a nuestros enemigos. Los desarrolladores tras este título, Sloclap, quienes anteriormente crearon Absolver, decidieron que este era el camino correcto, y para ello han sabido cohesionar muy bien el simbolismo tras la obra con las mecánicas y núcleo jugable de su nuevo trabajo. Nos encontramos ante lo que podríamos considerar como la ópera prima de los juegos de artes marciales, siendo el kung fu la principal influencia, pues es aquello que dominaba tanto nuestro joven protagonista como su maestro (y padre) y la escuela que regentaba, una donde un grupo de estudiantes, en mitad de la mayor de las tormentas, arrasa con todo el trabajo de esta línea familiar y decide acabar con la vida de su mentor, dejándonos malheridos y con un mensaje grabado en nuestra cabeza: debemos de acabar con aquellos que lo destruyeron todo. Con esto en mente, y tras unos años de entrenamiento en solitario, recordando y mejorando todo aquello que nos habían enseñado, nos lanzamos de cabeza a este futuro que nos han obligado a tomar, pues el que creíamos que era nuestro quedó destrozado tras aquella trágica noche. A base de golpes nos iremos abriendo paso por el mundo de Sifu, donde el único aliado con el que contamos son nuestros puños, y los enemigos se cuentan en decenas, e incluso cientos, todos listos para acabar con nosotros las veces que hagan falta, pues nuestra caída no tiene por qué significar la muerte, ya que aquello que habita en nuestro interior, junto a un talismán heredado forzosamente, nos levantarán una y otra vez del mundo de los muertos, aunque esto no será gratis.

Sifu

 

Cuanto más luchemos y más enemigos venzamos, mayor será la experiencia que adquiriremos, y la cual podremos gastar en, por ejemplo, desbloquear habilidades una vez para tenerlas hasta que nos derroten, o X número de veces para conservarla el resto del juego. Este sistema, aunque de primeras puede parecer uno típico donde la progresión del personaje depende directamente de los enemigos derrotados, tiene una partícula que logra diferenciar a Sifu de otros títulos con mecánicas similares, y no es otra cosa que la muerte. Cuando nuestra fuerza y técnica no fue suficiente, o simplemente nos vimos abrumados por una horda de enemigos armados a la que no fuimos capaces de plantar cara, caemos muerto, pero en vez de seguir el flujo normal de estas situaciones, como llevarnos a un punto de guardado o a la pantalla principal, en esta situación es cuando actúa nuestro colgante, aquel que perteneció a nuestros ancestros, el cual nos permite volver a levantarnos. Pero hay un problema, y es que cuando nos alcemos, si fuimos derrotado X veces, se sumará ese número a nuestra edad actual, envejeciendo más cuantas más veces caigamos. Este hándicap al principio no tendrá mucho efecto, pues apenas notaremos cambios significativos si sumamos un año la primera vez, dos a la siguiente y demás, sin embargo, cada diez años que se hayan sumado a nuestra edad veremos como la vida máxima es reducida en pos de un mayor daño, un cambio que tal vez en la franja de los 20 a los 30 no será mucho, pero cuando nos acerquemos a los 60 y nuestra barra de vida se haya reducido considerablemente empezaremos a notar la tensión de la muerte, el miedo de no llegar a completar nuestra misión en este mundo, pues cada vez que nos levantemos habrá una posibilidad de que el amuleto pierda una cuenta, y si llega el momento de no tener ninguna o de haber envejecido demasiado, la muerte será irremediable.

Es por ello que el juego nos invita encarecidamente a aprender una y otra vez, darnos cuenta de nuestros errores y enmendarlos de la mejor manera, pues está en nuestra mano y en la de nadie más conocer nuestras flaquezas y ponerles solución, a nuestro ritmo pero sin perder el norte. Al contrario que en otros juegos, en Sifu no podremos lanzarnos contra un grupo numeroso y repartir mamporrazos como si no hubiera un mañana, pues en un momento nos encontraremos en el suelo apalizado, somos un aprendiz de kung fu en busca de venganza, no la encarnación de un dios sobre la tierra, y eso siempre estará presente cada vez que nos derroten y, por la fuerza, debamos de bajar del cielo en el que nos encontrábamos dándonos de leches, pues es increíblemente disfrutable, para caer en la cuenta de que acabamos de sumar aún más años a nuestro contador, y el tiempo se acaba.

Sifu

Posiblemente esta sea la mecánica cuya implementación aporta una característica única al juego, ya que, aunque efectivamente el título tiene un núcleo jugable increíble y súper entretenido, abierto a múltiples personalizaciones, lo verdaderamente importante y lo que casa la historia detrás de Sifu y el apartado jugable es la mecánica del envejecimiento. Ya no hay historias de héroes inmortales, somos un mero humano que ha decidido dedicar toda su vida a la venganza, y esto no puede ser más cierto, ya que cada vez que caigamos nuestra vida pasará por delante de nuestros ojos, iremos entregando poco a poco (o mucho a mucho) años de nuestra vida, un continuo flujo donde nuestra edad se irá viendo aumentada sin nada que podamos hacer, más allá de cumplir nuestra sanguinolenta meta antes de que nos llegue el momento. Relatos como The Last of Us II solo afrontan el tema de la venganza a través de la crudeza, la violencia que representan, la muerte del contrario, demostrando que los personajes que manejamos están dispuestos a eliminar a todo aquel que les impida lograr su objetivo, siendo esta la norma general dentro de este tipo de relatos. Por eso Sifu es tan especial, es capaz de hacer lo que acabo de mencionar, pero sabiendo que nada es gratis, y que no todo va a ser matar al rival, nosotros también sufriremos de una manera u otra, y nuestro sacrificio va a estar presente en todo momento, no somos inmortales, y la venganza no saldrá barata.

Dirección artística y música como protagonistas de un cómputo increíblemente bueno

Galardón-Plata-HyperHype

Sifu logra contar una historia más o menos típica, un grupo de malvados que acaban con la vida del padre del protagonista, destinándolo a caer en una espiral que gira en torno a la venganza, pero logra sentirse real, no un simple relato sobre la cantidad de gente que se mató para lograr su objetivo, las montañas de cadáveres apiladas mientras nuestro protagonista sale relativamente ileso, no, este no es lugar para ensoñaciones. Esta amarga narración se funde con un cómputo increíblemente bueno, pues ya no es solo lo jugable, sino que la dirección artística y la música toman un papel protagonista a lo largo de esta andanza, ayudando a completar una experiencia muy recomendada. Claro que tendremos un lado satisfactorio, cada combo que realicemos, cada puño que conectemos con nuestro rival, cada asesino que derrotemos serán un paso menos hacia la meta, pero de los golpes salen callos, y de la venganza no sale nada bueno, pero si nuestra decisión fue dedicar la vida a la venganza, que así sea, y así será.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por Meridiem Games.