¿Una nueva esperanza o amenaza fantasma?

El hecho de ganar dinero a través de un videojuego no es algo que me sea extraño. Del mismo modo, hablar abiertamente al respecto no me supone ningún problema. No porque sea algo de lo cual me sienta particularmente orgulloso, sino porque, ya sea que lo quiera o no, es una realidad que nos ha tocado vivir tanto a mí, como a muchas otras personas. Incluso más de las que yo mismo puedo llegar a suponer. Desde hace unos cuatro años recurro al gold farming como medio de ingresos, y durante casi la mitad de ese tiempo, debido a la situación de mi país, éste ha acabado siendo el principal medio de sustento de mi familia. Si echo la vista atrás durante dichos cuatro años, no me es difícil encontrar momentos en los cuales no sé qué habría sido de mí y mis seres queridos de no ser porque un día empezamos a reunir y vender oro de RuneScape o más recientemente de WoW. Toda esta experiencia ha derivado, entre muchas otras, en dos cosas: la primera es que, ya sea por conversaciones o a través de redes sociales, suelo mantenerme informado acerca de los movimientos del mundillo; la segunda, es que se ha convertido en un tema al cual no puedo evitar volver, en especial ahora que el panorama ha dado un vuelco tan grande que ha provocado que los viejos medios parezcan obsoletos. Hoy vengo a hablar un poco de los juegos NFT y el play-to-earn.

Pero antes de empezar, unas pequeñas aclaraciones. Por encima de todo, este texto no pretende ser una guía para introducirse en este mundo, ni mucho menos sugerir una inversión. También he decir que no soy ningún experto en Blockchain ni nada parecido: soy simplemente alguien que desde hace años ha visto en ciertos juegos una manera de ayudarse económicamente. Así pues, todo lo que comentaré en los siguientes párrafos está estrictamente basado en mi experiencia, la de algunos allegados y terceros y mi propia investigación del tema. De manera que si cometo algún error en mis afirmaciones y un lector sabe hacérmelas ver, o aporta algo de información adicional, estaré más que agradecido. Por último, decir que mi intención final al escribir estos párrafos no es otra que compartir la información que poseo, así como mi opinión al respecto, mientras espero contribuir a que otros se formen la suya propia.

Sorare, un juego NFT de fútbol de fantasía

El ascenso de los play-to-earn

Los títulos con la etiqueta de play-to-earn, son juegos que prometen a los jugadores una forma de generar ingresos a la vez que juegan. Mientras en títulos como los que mencioné al inicio, vender objetos o moneda del juego para ganar dinero real es penalizado por los desarrolladores, en los play-to-earn esto forma parte de la base del juego. Su nombre lo dice: jugar para ganar. Existen juegos play-to-earn de muchos géneros, bien sea MMORPG, gestión de granjas, MOBA, juegos de cartas y más. Por norma general, esta clase de juegos funcionan a través de NFTs, haciendo que los personajes y/u objetos dentro del título sean una. De esta forma aseguran su carácter único, para luego permitir que los jugadores comercien con dichas NFTs. Además, estos también incluyen alguna especie de token basado en Etherium el cual sirve como moneda del juego y puede ser generado de diversas formas dentro del mismo. Este último punto es la clave a la hora de definir un play-to-earn, ya que principalmente es gracias a la posibilidad de ganar dicho token mientras se juega que es posible ganar dinero con estos títulos. Así pues podríamos decir que estos juegos vienen a ser mercados de NFTs gamificados (en ocasiones muy pobremente), los cuales permiten a las personas ganar criptoactivos conforme juegan.

Si bien este tipo de propuestas no son algo estrictamente nuevo –alrededor de 2017 ya podíamos ver las primeras propuestas– durante este año han ido ganando cada vez más popularidad. El incremento en la aprobación de las NFTs, sumado al atractivo de generar ingresos simplemente por jugar, y un poco también a los efectos de la pandemia y lo conveniente de un trabajo “fácil” que no requiere salir de casa, llevó a que cada vez más personas se interesaran en este tipo de propuestas. Probablemente el mayor exponente dentro de este mundillo, tanto por su longevidad como por los números que maneja, sea Axie Infinity, el cual consiste en la cría y comercialización de pequeñas criaturas llamadas Axie –siendo cada Axie una NFT–, las cuales, formando un grupo de tres, pueden competir en una especie de combate Pokemon fusionado con un juego de cartas. El título desarrollado por Sky Mavis, es al mismo tiempo uno de los más veteranos del sector y el principal referente para muchos, tanto consumidores como desarrolladores. Con lo cual, si bien hay títulos que exploran vías distintas (algunos no requieren de una inversión inicial para entrar, por ejemplo), su modelo de negocios y cómo implementa las criptomonedas dentro del juego es un buen punto de partida a la hora de hablar de estos juegos. Por lo tanto, este será mi principal punto de referencia para explicar el fenómeno que supone esta escena del videojuego.

Así pues, el ascendente interés por los play-to-earn acabó generando que durante un tiempo se fuese formando una bola de nieve en la que cada vez más personas querían entrar, provocando así una subida en el valor de los tokens y NFTs internos de los juegos, con lo cual las personas podían generar mayores ingresos, lo cual atrajo no solo a más jugadores sino también a inversionistas y así sucesivamente. No obstante, dicho aumento de valor también ocasionó que la inversión inicial que debe hacerse fuese cada vez mayor. En el punto más alto de la economía de Axie Infinity, un buen trío inicial podía llegar a valer más de mil dólares, e incluso ahora con su economía un poco más estabilizada, se encuentra por encima de los quinientos o seiscientos, lo cual deja fuera a una gran cantidad de interesados. Es justo aquí donde entran algunos inversionistas y el sistema de “becas”, pues estos se dedican principalmente a costear el ingreso de diversos jugadores a cambio de una porción de los ingresos generados por estos, la cual suele rondar entre el cincuenta y sesenta por ciento. 

Estos no son los Axie que estás buscando

Todo este panorama, sumado a otros factores como la pérdida de jugadores de World of Warcraft y la consiguiente caída del valor de su moneda, acabó provocando que me encontrase con cada vez más personas en busca de una beca para jugar a Axie. Ya fuese en canales de Discord, grupos en Telegram o a través de sorteos en redes oficiales de los desarrolladores o terceros, más y más personas se agrupaban esperando tener su oportunidad. No obstante, atrás quedaron los tiempos de pequeños países en crisis y personas buscando un medio de subsistencia. O por lo menos, ya no somos los únicos. La inclusión de las criptomonedas y NFTs, así como su sorprendente crecimiento comercial, cambió la ecuación por completo, dando como resultado un fenómeno que me gusta llamar la expansión del gold farming más allá del tercer mundo. Ya no se trata solo de venezolanos, filipinos y chinos pegados al computador reuniendo todo el oro que pudiesen en el MMO de turno, sino que encontramos a personas de todo el mundo que vieron en los play-to-earn una forma de capitalizar su tiempo de ocio obteniendo así un ingreso extra, un sustituto a un empleo tradicional o una tentadora oportunidad de negocios.

Combate de Axie Infinity

A este respecto, tuve la posibilidad de charlar con Javier Selma, un chico español que lleva ya unos meses dentro de los juegos NFT y gracias a quien pude resolver varias de mis dudas y tener una visión más amplia del impacto que han tenido estos títulos. “Mis amigos y yo siempre hemos sido muy activo en cuanto a que siempre nos han gustado los vídeojuegos, pasamos mucho tiempo en el ordenador, hablando por Discord […] como nos gustaba tanto jugar dijimos ‘esto de los juegos NFT puede estar muy interesante’”, me comentaba respecto a cómo se introdujo en este tipo de juegos. Del mismo modo, se mostraba consciente de su impacto en países del tercer mundo: “Para nosotros, si tenemos una recompensa mensual de trescientos o cuatrocientos dólares en un juego, puede ser un pequeño sobresueldo que te permite, por ejemplo, comprarte ropa, zapatillas o darte algún capricho”. Mientras que se le “escapa de la cabeza” lo que esa misma cantidad o un poco más puede suponer para personas de un país latinoamericano o en el caso de los jugadores de Brasil o de Filipinas, los cuales forman uno de los públicos principales de estas propuestas.

Y es que incluso si tienes que entregar la mitad de tus ganancias, obtener una boca en Axie puede resultar sumamente beneficioso en estos territorios. En el caso de un venezolano, la posibilidad de ganar tres, cinco o incluso diez veces el sueldo al que puedes optar en un empleo normal, trabajando menos de cinco horas al día, es una oferta demasiado tentadora como para ignorarla. Pero desde luego, esto no solo resulta atractivo para las personas que están interesadas en trabajar, y es que no son pocos los casos de estafadores que esperan robar datos personales o personas que otorgan becas con equipos débiles (conocidos como tutifrutis entre los jugadores), intentando aprovecharse de aquellos que desconocen el funcionamiento del título mientras les exigen un mínimo de ingresos poco realista. Así mismo, también da pie a situaciones tales como personas dejando sus empleos, endeudándose o vendiendo pertenencias para entrar en todo esto, no solo en Axie, sino también en otros play-to-earn. A este respecto, Javier cree importante recordar que “aparte de ser un juego, de poder darte diversión y una remuneración, también es un inversión” y como tal “no puedes depender completamente de estos ingresos ya que cualquier día puedes perderlos”. En este sentido mencionaba el caso de Plants vs Undead, un título que en un comienzo parecía prometer mucho y que durante este mes de octubre ha ido en picada. De hecho, hace poco más de un mes, estuvo circulando mucho una noticia sobre un policía venezolano que había renunciado a su trabajo para dedicarse a dicho juego. Y este no es el único caso.

Interfaz de granja en Plants vs Undead

Los motivos por los que uno de estos juegos puede fracasar son variados y por lo regular no se deben a una sola cosa. Sin embargo, suele surgir la perspectiva de que estos son estafas piramidales (que en algunos casos, me parece, es innegable) y que la burbuja simplemente explotó, en especial por parte de personas que ven la situación desde fuera. “El problema es que la economía de muchos de estos juegos –y de esto Axie Infinity tampoco se salva, por desgracia– está sustentada en que el valor de la criptomoneda depende de la entrada de nuevos jugadores. Con lo cual sí que tiene un esquema piramidal bastante claro, pero yo no lo llamaría una estafa. […] Esto es un inicio común que deben tener todos los juegos NFT a menos que tengan una inversión millonaria detrás, cosa que normalmente ninguno tiene ya que la mayoría vienen de estudios muy nuevos que nadie conocía.” Pese a esta realidad, Javier matiza que hay “juegos que quieren enfocar hacia el futuro, que quieren progresar, sobrevivir y que sus usuarios de verdad se interesen y jueguen al juego”. En este sentido menciona también que muchos jugadores “no tienen intención de reinvertir en el ecosistema y solo extraen todo lo que puedan” lo cual asegura que “es muy perjudicial” para esta clase de juegos. No obstante, con los números que mueve el sector, es imposible que se mantengan fuera de la vista de las grandes empresas del gaming y dentro de poco podríamos ver las primeras apuestas en este sentido.

¿Más cerca de lo que parece?

Durante los últimos días, hemos podido ver noticias interesantes sobre este tema, como puede ser el caso de Steam, quienes prohibieron el ingreso a la plataforma a todo juego que implemente NFTs. Hecho que desde luego no agradó a los desarrolladores de esta clase de títulos, quienes solicitaron a Valve que revocara dicha prohibición. Por su parte, casi inmediatamente después de que Steam comunicara su posición, Epic hizo lo propio, anunciando que daban la bienvenida a todos estos títulos en su tienda. Además de esto, hace poco supimos, gracias a su último informe financiero, que tanto Ubisoft, como sus inversionistas tienen interés en apostar por el blockchain y los juegos play-to-earn. Sin embargo, este hecho no sorprende demasiado a las personas más introducidas en el sector, pues en realidad la compañía francesa lleva ya un tiempo figurando entre los patrocinadores de Axie Infinity junto a otras compañías como puede ser el caso de Samsung. Pero más importante aún, esta es miembro fundador de la Blockchain Game Alliance, un grupo formado en 2018 que busca “Concientizar a las personas y a las empresas sobre cómo blockchain puede transformar los juegos y mejorar o interrumpir las áreas comerciales existentes” y en el cual figuran nombres como Atari, AMD y Gameloft entre muchos otros. De momento, queda saber aún de qué manera y en qué medida tienen pensado los franceses implementar estas tecnologías en sus propios juegos. Del mismo modo, más recientemente Andrew Wilson, presidente de Electronic Arts –quienes creo necesario recordar que son poco reacios a las medidas de monetización abusivas– se pronunció sobre el tema mostrando su interés, aunque aclarando que aún es pronto para que la compañía de sus primeros pasos en este sentido ya que aún deben averiguar de qué manera hacerlo. “Creo que en el contexto de los juegos que creamos y los servicios en vivo que ofrecemos, el contenido digital coleccionable va a jugar un papel significativo en nuestro futuro,” afirmó. ¿Iremos viendo en las próximas semanas cómo se van sumando cada vez más compañías a esta tendencia?

Conclusiones inconclusas

Las opiniones respecto a todo este tema suelen ser bastante contundentes, ya sea que estés a favor o en contra. Sin embargo, ahora mismo, a mi me resulta un poco difícil emitir un juicio al respecto. Existen diversos motivos para despreciar o renegar de toda esta escena de juegos. De hecho, mi primer instinto era verlos como una perversión más del medio que inevitablemente convierte la experiencia de jugar en meras transacciones donde el objetivo principal es el dinero, no la diversión o el valor cultural que pueden tener los videojuegos. Y es que aun cuando algunos títulos se esfuercen por de verdad ofrecer una experiencia jugable amena y estimulante como mencioné antes, esto para la inmensa mayoría (tanto de jugadores como inversores) siempre será un extra. Sin embargo, también siento que esta forma de pensar resulta un poco hipócrita de mi parte considerando la cantidad de horas absurda que le dediqué a RuneScape durante casi tres años sin nunca haber disfrutado de la experiencia que ofrecía el título, únicamente esperando una retribución económica a cambio de mi tedio. Y es por esto que no soy capaz de condenarlos de forma categórica. Porque sean o no una perversión, tanto mi experiencia previa como el hecho de conocer a personas que pueden permitirse una vida mínimamente digna gracias a estos títulos, me impiden decir que “todo mal” y que ojalá no existieran. De haber tenido la oportunidad probablemente yo mismo habría entrado para así ayudar a mi familia. Y sí, sé que los juegos NFT no son la solución a las situaciones socio-económicas de países como el mío o Filipinas, ya que estos panoramas son mucho más complejos que eso. Pero al mismo tiempo, creo que negar la utilidad que han tenido para tantísima gente, en especial durante la pandemia, sería irresponsable.

No obstante, incluso más irresponsable sería no hacer siquiera mención al increíble daño ambiental que suponen las criptomonedas y las NFTs, llegando estas últimas a contaminar tanto como un país relativamente pequeño. Además, también está el tema del potencial especulativo que poseen de forma intrínseca. En lo que a mí respecta, es este punto, el de la contaminación, el principal motivo por el cual tampoco puedo apoyar abiertamente a esta clase de propuestas. Entre los responsables del sector y gran parte de sus jugadores se suele afirmar que estos juegos son “el futuro de los videojuegos”, opinión a la que ahora se suma Andrew Wilson. Y la verdad es que me parecería una pena que el futuro suponga tanto para nuestro planeta. Si lo son o no, es una interrogante que yo no puedo responder ahora mismo. Eso, al igual que la pregunta del subtitulo inicial de este texto, es algo que dejo a juicio de los lectores. De momento, sólo puedo decir que sin duda son una parte importante de nuestro presente, la cual no podemos dejar que pase desapercibida.