No Man's Sky se acerca a su cuarto año de vida con Synthesis, una ingente expansión gratuita

No Man’s Sky, que ahora conforma una ubicación álgida en el listado de las sagas más vendidas de la historia del medio, es probablemente el mayor ejemplo de superación que los videojuegos nos han dejado en los últimos años. Tras un mediático muy desastroso lanzamiento – ya manido, del que apenas merece la pena escribir un par de líneas -, la obra de Hello Games, inicialmente de irónico carácter finito y autoconclusivo, comenzó en la sombra un peregrinaje con tal de limpiar su nombre y el de su principal responsable, Sean Murray, así como de brindar a los fans acérrimos que durante tantos años esperaron el estreno de esta propuesta de corte espacial la aventura que verdaderamente merecían. El resultado no pudo ser más positivo, y, especialmente tras el alunizaje de su última y masiva expansión gratuita, parece que hasta grandes compañías como Electronic Arts han buscado seguir su ejemplo – de momento, sin demasiado resultado -, buscando dotar a sus inicialmente ideados GaaS‘ (juegos como servicio) de nuevos contenidos descargables que, lejos de intentar acercarse al usuario veterano, supongan una nueva razón de peso para que aquellos que aún no han pasado por caja lo hagan durante los próximos meses.

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El concepto en el que se basa dicho soporte es bueno, mas no creo que una opinión sobre su funcionamiento o sentido contemporáneo tenga cabida en el artículo de hoy, que nace gracias al comunicado oficial publicado la pasada tarde del 27 de noviembre por la empresa independiente en su web. En él, Hello Games, ya de camino a un cuarto aniversario, desveló la existencia de Synthesis, otra extensión inédita que, renegando de cualquier coste adicional, lleva características de la vertiente VR de la propuesta – como una perspectiva especial en primera persona o el modo Foto -, así como más de 300 soluciones a bugs y problemas técnicos, a nuestras PS4, Xbox One y PC, encontrándose ya disponible. Synthesis, asimismo, ofrece nuevas posibilidades jugables de un calado poco profundo, pero que a buen seguro aderezarán nuestra experiencia a base de espacios adicionales para almacenar nuestras herramientas múltiples, mejoras visuales, nuevas tecnologías para la base y mejoras poderosas con las que llevar nuestra nave a un nuevo nivel. Todo lo comentado configura un estreno digital más que digno, que se agradece enormemente de cara a revisitar el pseudo-infinito universo que ofrece y que realmente revaloriza cada uno de los euros que los más ansiosos pudimos llegar a invertir en su día en el producto, al incorporar un contenido que, si bien cobra sentido en el conjunto contextual, no tiene inicialmente ninguna razón de ser. Y es que puede que Synthesis, como sus predecesoras, haya sido toda una sorpresa, y que acabe cumpliendo su función esterilizadora, pero… ¿realmente necesitamos un soporte así?

La cuestión se fundamenta en las propias vivencias de un servidor, y se justifica a través del mero comportamiento de la sociedad propia del sector. En un arrebato impulsivo, podría ser que la lógica nos instase a aplaudir y a hacer lo posible por perpetuar un soporte a largo plazo que no hiciese más que añadir contenido de carácter gratuito para sus usuarios, valorándolos como jugadores y ofreciéndoles nuevas experiencias con las que entretenerse durante meses y meses. No obstante, bien es cierto que el género de los micro-desarrollos, especialmente en esta clase de propuestas de escaso presupuesto, toma la forma de una prioridad absoluta que imposibilita al estudio en cuestión centrarse en cualquier otro tipo de proyecto, ya sea a pequeña o a gran escala. No debería de tratarse de una problemática de no ser porque, paradójicamente, su propia naturaleza periódica acaba imposibilitando – o, al menos, dificultando notablemente – su objetivo retenedor, y es que alguien que no muy antaño redisfrutase de la edición Beyond de No Man’s Sky difícilmente encontrará ahora razones para volver a su galaxia.



Sobre el papel, la calificación de ‘juego infinito’ puede antojarse optimista. Personalmente, me parece poco menos que aterradora. Más allá de sacrificar todo resquicio de originalidad y variedad que pudiese dar cabida a propuestas de otro tipo en pos de la expansión de un inevitablemente obsoleto mundo, su existencia fuerza a los estudios de manera inversamente proporcional a su tamaño a llevar a cabo un mantenimiento del que solo los más fanáticos o rezagados acaban disfrutando. Perdamos el miedo a las fechas de caducidad, y aprendamos que, en una industria tan voraz y frenética como la nuestra, el ‘juego infinito‘, aunque sea como mero objeto intangible de estudio teórico, no debería de existir. Ya me agradeceréis algún día no haber perdido la cordura en él, ya fuese durante su programación, diseño, estudio, disección o disfrute.