Mitos y superhéroes locales frente a los discursos hegemónicos occidentales

Si pensamos en un superhéroe de raza negra enseguida nos vendrá a la cabeza el personaje del universo de Marvel Comics, Black Panther. El éxito de su versión cinematográfica en 2018 (la segunda más taquillera de EE.UU. en ese año) ha demostrado que pueden existir narrativas protagonizadas e inspiradas por elementos propios de culturas alejadas de las que conocemos como hegemónicas y dominantes. Este análisis se puede extrapolar a otros tipo de creaciones artísticas, desde los cómics a los videojuegos. Pero, ¿qué podemos considerar qué es un súper héroe africano? ¿En qué se diferencia del resto de representaciones y recreaciones visuales-textuales? Difícil cuestión que ha intentado ser resuelta por la investigadora Tessa Pijnaker de la Universidad de Birmingham, que señala dos características básicas de los mismos: el sincretismo y la remediación, es decir, se construyen inspirados en modelos procedentes del mundo de DC y Marvel, a través de tradiciones orales preexistentes en el imaginario africano. Trasladadas al mundo del diseño videolúdico, son figuras que pretenden reivindicar la identidad africana, su pasado, presente y futuro, empleando las fórmulas de éxito empresariales occidentales, sin renunciar a su especificidad y copando un plano diferente.  Iconos – asimilados a dioses y príncipes – con los que romper con los discursos hegemónicos culturales, capaces de promover en su realización el desarrollo económico de la región así como la visibilidad de la misma. A diferencia de conocidos títulos triple A, África no quiere servir como un simple telón de fondo donde transcurren misiones y aventuras, caso de Call of Duty: Advance Warfare (Activision, 2014) y la ciudad de Lagos, que aparece únicamente para incluir el secuestro del ficticio primer ministro nigeriano Samuel Abidoyo. A través de su conocimiento y estimulando su acercamiento a la ciudadanía, se quieren romper nichos culturales excluyentes, contribuyendo a promover un diálogo fluido entre los diferentes países del continente (es una nota común la heterogeneidad geográfica de los personajes mitológicos y con poderes presentes en este género de juegos), potenciando la cultura de la no-violencia (aunque se apele a mecánicas de combate en muchos de los principales videojuegos de dicha temática) entre los más jóvenes. Y no es cuestión de menor relevancia, máxime cuando los más recientes estudios siguen apuntando al continente africano como núcleo de la mayor conflictividad del planeta. Especialmente significativo es el caso de Nigeria (donde se localizan importantes compañías de contenido y aplicaciones digitales interactivas, tales como ChopUp y Black Ring, siendo además uno de los países donde más ha crecido el acceso a móviles entre la población), donde las políticas de la violencia se han incrementado un 63% con respecto a 2019. Las causas se relacionan con la proliferación de bandas y milicias en la zona noroeste vinculadas a facciones de los grupos terroristas de Boko Haram e ISWPA (en sus siglas inglesas, Islamic State West Africa Province). Aprovechar la lenta pero creciente tendencia a la universalización de la cultura en África a través de medios digitales (en especial mediante los dispositivos móviles), puede ser una vía (en esta ocasión revestida por la patina de tradiciones locales de significación mitológica e histórica) para – como subraya la publicación de la ONU, Playing for the Planet desplegar «experiencias de aprendizaje más profundas, atractivas, activas, inmersivas» que impulsen la construcción de sociedades pacíficas.

Akonadi, diosa ghanesa protectora de las mujeres y niños.

Diferentes investigaciones e informes como el referido llevan tiempo incidiendo en la importancia que la Educación, sin importar los canales que emplee para su divulgación, debe adquirir como motor de desarrollo y cambio en África así como herramienta básica para lograr una Cultura de Paz. Uno de ellos, impulsado por la UNESCO, recogía múltiples iniciativas para favorecer los procesos de diálogo y empatía en situaciones de conflicto. Una de las más interesantes, y enlazando con el objeto de análisis de este artículo, era el empleo de serious games para generar habilidades tendentes al diálogo y la resolución de disputas de manera consensuada. Entre los varios ejemplos que aparecían destacaba el juego Bana Dukine, impulsado por el Ministerio de Educación de Ruanda y el Instituto de Paz de EE.UU., en el que los más pequeños tenían que aprender a compartir el acceso a un recurso escaso y vital como es el agua. De esta manera, se incitaba a «Little Lion» a permitir al resto de especies animales a poder beber del pozo que controlaba. Como se destacaba en dicho informe, el sociólogo israelí Daniel Bal-Tar, experto en «conflictos intratables», explicaba que para intentar alcanzar una Educación para la Paz es necesario recurrir a técnicas pedagógicas especiales que conjugen la creatividad, el pensamiento crítico y la empatía. Se enlazaba así con las teorías del sociólogo sueco Johan Galtung, que en su famoso «triángulo» para una epistemología de la Paz incluía como elementos claves para la resolución de conflictos la creatividad y la empatía, aspectos básicos de cualquier videojuego (desde su diseño hasta la representación de un mensaje / narrativa). Aspectos todos ellos respaldados tanto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (meta 4.7) y la Agenda 2063 de la Unión Africana, una de cuyas aspiraciones primordiales es alcanzar «una África pacífica y segura, con una fuerte identidad cultural, herencia común, valores y ética compartidos». 

Aludiendo a un titular de BBC News, y partiendo de este marco global fundamentado en la Educación y la Paz, «Es la hora de África en los videojuegos», tanto por el crecimiento cuantitativo de la industria como por la significación y relevancia que está adoptando para intentar cumplir las loables metas y aspiraciones apuntadas. Entre los años 2014 y 2018 el mercado de juegos ha crecido de los poco más de cien millones de dólares a los 570, que asciende a los mil millones si sumamos las ventas de hardware. Pese a esta mejora exponencial no debemos llevarnos a la confusión e imaginar un panorama idílico para el desarrollo de esta actividad. Entre los principales retos a superar, aún muy presentes, se nombran la lentitud, escasa fiabilidad y elevado precio de las conexiones a banda ancha; la falta de un sistema de pagos integrado para permitir las compras en las apps móviles; la ausencia de una normativa clara en el campo de la industria digital; el reducido número de talentos dedicados a esta actividad o las dificultades para situar sus creaciones en los grandes stores de Google y Apple (la mayoría de títulos solo son accesibles previa suscripción a la compañía de telecomunicaciones sudafricana, MNT, que opera en 23 países del continente). Dicho esto, se están dando pasos firmes para emplear a un número cada vez mayor de personas en esta industria (con creciente protagonismo femenino, contribuyendo a su empoderamiento económico y cultural) y reforzar la identidad cultural africana frente a las narrativas predominantes procedentes de EE.UU., Europa y Asia. Analizaremos a continuación cuáles son los principales videojuegos que apelan a las tradiciones y cuentos locales para impulsar este acto de reivindicación cultural de amplias consecuencias en el resto de componentes de la sociedad.

Principales estudios africanos

Ghana

De acuerdo con estadísticas procedentes de grandes auditorías especializadas en temas digitales, al impulso de los exponenciales ingresos de la industria del videojuego (por ejemplo, en Ghana se ha elevado a los casi cuarenta millones de dólares en 2020), se están generado por toda África miles de puestos de trabajo a jornada completa en este sector. Diferentes fuentes apuntan a que en el año 2025 puedan contarse cerca de un millón de personas contratadas en el mundo del ocio digital en África Occidental. En Ghana, y en el contexto del COVID-19, la compañía MNT está apoyando al Gobierno facilitando conectividad gratuita a Internet a más de un centenar de centros educativos. Son algunas muestras de como la tecnología puede ayudar al desarrollo socio-económico de África. Además de estos componentes, otra factor a destacar y revalorizar es el cultural, y es aquí donde entran en liza dos de los estudios sobre los que nos vamos a detener.

Representación de Akonadi en Throne of Gods (Black Ring, 2017).

Leti Arts

Se les atribuye a los fundadores de este estudio (con sedes en Ghana y Kenia), Eyram Tawia y Wesley Kirinya, ser los «padres» de la industria del videojuego africana en el sentido de inspirarse de forma primigenia en el folclore e historia del continente para sus narrativas. La génesis de esta compañía y la biografía de uno de sus creadores fue narrada en un interesante libro titulado Uncompromising Passion. The Humble Begginins of an African Video Game Industry. En su extenso anexo se recogía un clarificador artículo del periodista Matthew Hawkings sobre la importancia de la tarea emprendida por Leti Arts y que consideramos oportuno reproducir íntegramente:

Los cómics y los videojuegos son algo más que un juego de niños; tienen todo que ver con la conciencia de una sociedad. Considere cómo el personaje de los cómics Thor, representa al dios nórdico del trueno, del mismo nombre, o cómo Hércules representa la mitología grecorromana. Los héroes de los cómics, Flash y Quicksilver, proceden del dios griego de la velocidad, Hermes, mientras que Aquaman y el Submarino proceden del dios griego del agua, Neptuno. Los héroes de los cómics también reflejan las identidades nacionales. ¿Quién podría negar la personificación de la imagen propia de Estados Unidos en el Capitán América o en Superman? ¿Quién podría pasar por alto la apelación al folclore irlandés en Linterna Verde, o la apelación a la leyenda suiza de Willian Tell en héroes como Flecha Verde?
Los héroes de los cómics personifican la mitología de la sociedad, y la mitología le dice a la gente quiénes son y qué pueden ser. Una sociedad que sólo importa superhéroes, pero nunca produce héroes propios, es una sociedad que siempre buscará que otros resuelvan sus problemas sociales y medioambientales.(Traducción del autor)

De ahí la importancia de la creación de la serie de videojuegos Africa´s Legends (2012) por parte de Leti  Arts, que a través de la apelación a divinidades autóctonas quiere inspirar y motivar a los usuarios, darles esperanzas y hacerles empatizar con sus tradiciones para afrontar el futuro con optimismo. De igual manera que aquel niño estadounidense en los años cuarenta de la pasada centuria se sentaba y se imaginaba al Capitán América luchando contra Cráneo Rojo y los nazis, ahora los jóvenes africanos podrán manejar al dios araña Kweku Anansi y combatir contra la esclavitud infantil en Ghana. Tanto en este título como en otros desarrollados en Nigeria o Camerún, la representación de estos personajes se realizan sobre modelos previos directamente inspirados en los del universo de Marvel o DC, con cuerpos hipermusculados, llamativos trajes y una readaptación contextual a los tiempos presentes. Veamos algunos ejemplos. Anansi es representado con un traje ceñido que destaca su fuerza y habilidad, que representa los colores de la bandera de Ghana (rojo, amarillo y verde), y que enlaza con la tradición oral a través del símbolo de la araña que luce en su pecho, símbolo de su capacidad para «enredar» a los demás y salir airoso de cualquier situación. Shangó es el dios del trueno en la mitología nigeriana, una de las deidades más destacadas de la religión yoruba. En las apps y cómics de Leti Arts aparece portando una hacha doble (Oxê) que lanza rayos y con el torso desnudo, en alusión a sus bailes guerreros y eróticos, y siempre con pantalones de color rojo, y un rostro iracundo, reflejo de su ira y carácter vengativo. Su imagen recuerda de forma instantánea a algunas de las ilustraciones más famosas del dios Thor.

Este elenco de personajes, que se extiende en la actualidad hasta la docena, incluye referencias a leyendas e historias propias de Kenia (Ol-Moran, guerrero masai), Mali (Tolo Sagala, de la tribu dogón, famosa por sus espectaculares máscaras), Sudán del Sur o Zimbawe, entre otras. Una primera  versión del título Africa´s Legends se presentaba como un simulador de lucha basado en un rompecabezas de emparejar fichas custodiadas por los héroes y villanos de esta saga. Era, en nuestra opinión, una pésima manera de aproximar al jugador a este rico elenco de culturas tradicionales africanas, que quedaban reducidas a simples avatares pasivos de los cuales no se proporcionaba más información que aquella que caracterizaba su representación física. En estos momentos se encuentra en pleno desarrollo Africa´s Legends: Reawkening, que pretende superar esta simplicidad narrativa apelando a un nuevo formato, en esta ocasión un juego de rol multijugador en el que los héroes de esta saga tendrán que desentrañar una enorme conspiración panafricana (hay referencias geográficas a Ghana, Kenia o Nigeria) impregnada de temas de actualidad, misterio y conocimientos ancestrales. Ocuparán una posición predominante cuestiones tales como la violencia étnica, la corrupción, la misoginia, la dependencia exterior de las antiguas potencias coloniales o la drogadicción. 

Mas allá de la relevancia de traer a primera plana aspectos problemáticos de la realidad política, económica y social del continente a través de este tipo de plasmaciones culturales tradicionales, Leti Arts está contribuyendo de manera activa y decidida a la formación de nuevos creadores digitales en Ghana, empezando por la captación de talento entre estudiantes de Educación Secundaria. Esta tarea ha sido posible gracias a la financiación de la Fundación Meltwater y al MEST (ambos derivan del conglomerado tecnológico noruego Meltwater, la primera empresa de monitoreo de medios en línea del mundo), un programa de capacitación de emprendedores de tecnología en toda África, con sedes en Ghana, Sudáfrica, Nigeria y Kenia (de ahí, por ejemplo, la preferencia por la inclusión de personajes y folclore de estas regiones en la saga Africa´s Legends). En Ghana, por ejemplo, en 2013 había invertido ya 1,5 millones de dólares, beneficiando a 13 empresas locales entre las que se incluía Leti Arts (en 2016 recibió 100.000 dólares).

Trigger Pixels

Tras este estudio encontramos a Isaac Isaac Onwukwe y Wilfred Attipoe, que en 2015 ganaron el premio al mejor juego de entretenimiento dentro del MNT Challenge Apps Challenge 2.0 con la aplicación para móviles Tales of Hasan. Se trata de un juego de aventuras en 2D que fue lanzado en un principio para Android y Google Play, pero que en la actualidad solo es accesible desde el App Store de Amazon. La historia gira alrededor de Hasan, un niño que se enfrentará a todo tipo de enemigos y obstáculos para salvar a su pueblo de la opresión. Como aliados en esta larga travesía (se articula en 30 niveles) contará con los consejos del anciano Baba Tude (que constantemente apelará a proverbios africanos, tales como “incluso los colores de un camaleón son para sobrevivir, no para buscar la belleza” o “un ejército de ovejas dirigido por un león puede derrotar a un ejército de leones dirigido por una oveja”) o la princesa Shika. En el lado opuesto se situarán el malvado príncipe Soronko, los trolls o la bruja Kyewa. Este último ser revierte una gran importancia dentro de la cultura ghanesa. 

Representación de la brujería en Tales of Hasan.

En muchos de los cuentos e historias de la etnia Akan suele aparece una bruja como personificación del Mal. Este tipo de creencias ha arraigado tan profundamente en el sentir del pueblo que incluso en la actualidad se producen asesinatos de ancianas bajo esta acusación. Así, en el reciente informe de Amnistía Internacional 2020-2021 se denunciaba que en julio del pasado año, en la región de Savannah, una muchedumbre mató a una mujer de 90 años por “practicar” brujería. Es un pequeño ejemplo de la permeabilidad que los videojuegos asumen en todo tipo de cuestiones culturales, ya sea de manera positiva o negativamente, en este caso perpetuando – bajo el parámetro de la fidelidad histórica – roles ancestrales de carácter misógino. Un tema apasionante y que muestra, una vez más, la complejidad de la representación de determinados aspectos en un medio tan transversal, mutable y en constante cambio como el videolúdico.

En la próxima entrega de Videojuegos & Política cerraremos este pequeño ciclo africano aproximando la realidad de diferentes estudios de videojuegos de Nigeria, Kenia y Tanzania.


  • Serie ‘Videojuegos y Política’