De oro y azufre

Canario, curry, ocre o neón son solo algunos de los nombres de los más de cien tonos de amarillo existentes, color que junto al azul cian y al rojo primario o magenta integra la triada de los colores primarios. Si al hablar del rojo ya mencionábamos la existencia de ciertas contradicciones en sus matices, ahora con el amarillo deberemos hacerlo por partida doble: el amarillo es el color de las contradicciones por excelencia. Fundamentalmente, se le ha asignado la cualidad de ser el color de la alegría, de la amabilidad y de la diversión – tal vez por eso de que nuestra experiencia elemental básica con este color sea a través del sol. También es el color de la amistad y el optimismo. En términos de fuerzas naturales, además de la luz solar suele utilizarse el amarillo para colorear los relámpagos y otras formas de energía eléctrica, uno de los pilares del avance de nuestra sociedad. Y ¿quién mejor para representar todos estas fuerzas y valores en el videojuego que el simpático Pikachu, el archiconocido Pokemon de este color? El amarillo es, además, el color de la luz y de la inteligencia, y por eso se representan las ideas con una bombilla encendida de este color. Pese a todos estos virtudes positivas, en el amarillo priman sobretodo las emociones negativas: la mentira, la avaricia y la envidia también se visten de amarillo, un amarillo que no es el positivo del sol, sino el pestilente del azufre. Si mencionábamos a Pikachu como un emblema de todos esos valores, en oposición, quizá sea Wario, de la saga Super Mario, con su traje amarillo, el paradigma de esos sentimientos negativos.

Junto al naranja y, en menor medida, también el rojo, el amarillo es también el color de la madurez y, en consecuencia, del abandono de la inocencia. Hablaba unas líneas atrás de como el amarillo tiene sobretodo connotaciones negativas; si bien la madurez no es algo negativo en sí mismo, si que adquiere connotaciones negativas al entenderla como el hecho de dejar atrás la infancia. ¿A quién le gusta darse cuenta de que ha dejado de ser un niño? En un claro paralelismo con la puesta de sol, donde el día muere en la noche, la inocencia muere en la madurez. Frente al ardiente sol del atardecer, Max acepta al final de Life is Strange la consecuencia de sus acciones, y aprende una valiosa lección; no puede salvar a todo el mundo. El matiz más positivo de la madurez amarilla lo encontramos en las flores y los frutos, donde brotar es verde, pero florecer es amarillo. Si el verde solemos asociarlo a la primavera, el amarillo es entonces sin duda el color del verano. En Kingdom Hearts II encontramos buena agrupación de todos estos valores y sentimientos, con Roxas enfrentándose al final de unas vacaciones de verano que, en realidad, significan mucho más. Axel decía que las puestas de sol eran rojas porque es el color que llegaba más lejos, pero el verdadero protagonista en Villa Crepúsculo es el amarillo, que colorea su cielo y sus calles, pintando las paredes de sus edificios, y haciendo que no podamos sino mirar a esta ciudad con cierta melancolía y añoranza. Quizá por todas estas connotaciones que se acercan a muerte o final – amarillo era el campo de trigo que pintó Van Gogh en sus últimas semanas de vida–, el amarillo sea, según Eva Heller en Psicología del color, el favorito de tan solo el 6% de la población.

Por otra parte, y si bien hoy en día los estándares de belleza siguen expandiéndose en pos de una búsqueda más realista e inclusiva de un concepto de lo bello así mismo realista e inclusivo, el amarillo ha estado siempre intrínsecamente relacionado con la belleza a través del ideal del cabello de oro. El rubio se ha percibido, ya desde la Grecia clásica, donde los dioses eran representados con pelo rubio, como una cualidad de hombres y mujeres bellos. No es de extrañar, pues, que se haya empleado esta tonalidad para colorear la cabellera de innumerables personajes de videojuegos, muchos de ellos protagonistas – porque un protagonista siempre tiene que ser atractivo, ¿no? La lista podría ser infinita, pero algunos nombres conocidos son Link, de The Legend of Zelda, Cloud o Tidus, de la saga Final Fantasy, o Kat, de la saga Gravity Rush. Aunque no es estrictamente considerado como una tonalidad de amarillo, el dorado está pues relacionado con el mismo, pues ambos están estrechamente relacionados con el sol. El color del oro implica no solo belleza, sino también riqueza, material y/o espiritual, pero generalmente con una connotación de opulencia. Por este motivo de este color, y muchas veces en conjunción con el morado, se han vestido personajes como reyes, emperadores, altos cargos eclesiásticos e incluso dioses u otros seres celestiales y pseudo-celestiales. En la saga Final Fantasy encontramos a El Emperador (Final Fantasy II) o a Galenth Dysley y El Huérfano (Final Fantasy XIII), personajes diseñados según estos parámetros.

Pese a ser uno de los tres colores primarios, el amarillo es un color de matices: a diferencia del azul y el rojo, en evidente oposición, el amarillo serpentea entre diferentes emociones, como una luz que se cuela por una rendija, que hace florecer pero también marchita.


  • Serie ‘El color a través del videojuego’