Está en el interior

Viajar en el tiempo ha sido el deseo de muchos desde hace siglos. Imaginaos que pudiéramos volver a dormir las horas de sueño que dejamos atrás cuando comenzamos los lunes, o cuando vemos que un examen ha sido más complicado de lo esperado, o incluso cuando acabamos un videojuego, libro o película y desearíamos verla de nuevo sin conocerla para sentir lo que sentimos la primera vez.

Pero luego nos sentamos a disfrutar de Interestelar – peliculón – y podemos apreciar que viajar en el tiempo puede ser un poco más complicado de lo que en un principio podría parecer. Seamos sinceros, nadie tiene tiempo de meterse en un agujero negro con la ropa ahí sin planchar.

Ahí es cuando llega The Sexy Brutale a la ecuación para todos aquellos que quieran viajar en el tiempo y sentirse mejor consigo mismo al final del día, aunque sea un día que hayas repetido veinte veces como es el caso. Este es un juego del que quedé enamorado cuando lo jugué y desearía poder usar el reloj de bolsillo del protagonista para poder disfrutarlo de nuevo como si de mi primera vez se tratara. Esto no será un análisis, creo que voy muy tarde para ello, pero quiero hablaros de él porque volví a escuchar la banda sonora hace unos días y el cuerpo me lo pide.

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Fue la canción principal del juego la que ocupó un lugar en mi cabeza durante días y se repetía sin parar. Me acompañó cuando estaba en clase, cuando estudiaba, trabajaba y hasta cuando dormía. Una placentera tortura. Pero no fue la única, el resto de piezas también me encantaron. Hay una escena del juego en la que podemos “asistir” al ensayo del concierto de Tequila Bell (suena un poco a franquicia de comida rápida mexicana, ¿no?) si miramos por el agujero de la cerradura de una puerta o escuchamos desde un armario. Esta pista se llama Shattered Hope, que traduzco como Esperanza hecha añicos, por si tenéis curiosidad.

La sincronía entre la música y la parte visual de la escena me hizo sentir el momento como si fuera yo quien – ojo que viene un pequeño spoiler – estuviera delante de esas frágiles vidrieras. Sin duda esta es la canción que mejor identifica al juego. Comienza con un tic tac de un impaciente reloj que está esperando a que ella empiece a cantar la bella letra y, cuando empieza, nos damos cuenta de que esta es una canción de amor que cuando llega al crescendo nos avisa de que ya es demasiado tarde, solo nuestro reloj es capaz de hacernos volver atrás en el tiempo para salvarla, pero nos pide a gritos – literalmente – que no perdamos tiempo en ella. Pero quiénes somos nosotros para olvidar su voz, su historia, su máscara.

Y qué mejor forma de avanzar en el juego que obtener las máscaras de aquellos que salvamos. Ya no son desconocidos, no pueden serlo, nos deben su vida si es que tienen algún valor fuera del casino. Podría parecer que nos encontramos en las profundidades de Rapture y tuviéramos que salvar a splicers pero no, es que todas estas máscaras de fiesta albergan un poder que nos permite ir avanzando en la trama y así salvar hasta el último peón del tablero. No os atreveréis a negarme que esta es una forma elegante y preciosa de darle continuidad a la historia. 

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Por no hablar del hermoso engranaje que es la historia de este juego. Cada movimiento, cada frase, cada ápice de la mansión está perfectamente colocada y estudiada para que se comporte en sinfonía con el resto de elementos que la componen. Cual motor del reloj que nos permite ir máscara tras máscara con lo que esto conlleva, esta historia se entiende a si misma y procura que el jugador no sea una aguja en un pajar, sino el pajar de la aguja.

Y es que no quiero hablar de la parte gráfica porque me tiráis de la lengua y no tengo fin. Si no lo habéis jugado, hacedme un favor y hacedlo y disfrutad la mitad de lo que lo hice yo, no hace falta más para pensar que está obra es una delicia para todos aquellos que les guste el tercer y cuarto arte. Lo tenéis en todas las plataformas para que no os lo perdáis – PC, PS4, Xbox One y Switch – a un precio más que razonable para que hasta vuestras carteras disfruten de esta joya.