El híbrido que no quería ser Metal Gear Solid

Hybrid Heaven nos retrotrae a una época dulce para la ciencia-ficción, a la que le encantaba aunar el thriller policiaco aventuresco con los últimos avances científicos y tecnológicos del momento. La humanidad estaba progresando a tal magnitud durante los años 90 que el ser humano tenía miedo de lo que podía llegar a engendrar, tal como Asimov predijo enumerando las leyes de la robótica medio siglo atrás. La revolución informática y los nuevos descubrimientos en neurociencia y genética habían abierto la veda de hallazgos que otrora solo podían considerarse como milagrosos, y quién sabe adónde podríamos llegar en el futuro. “Todo puede llegar a ser posible, hace 10 años ni siquiera se había inventado el walkman”, y así fue como aquella teórica ficción-terror dio pie a infinidad de planteamientos inventivos apuntando hasta las más altas instancias de la sociedad. Sólo así puede explicarse la confusa escena inicial del juego, donde se atisba la enésima conspiración en las sombras para secuestrar y reemplazar al presidente de los EE.UU., mientras un extraño joven que titubea desnudo por las habitaciones de la Casa Blanca (¡un saludo a Monica Lewinski!) recibe la orden de protegerle a toda costa. Poco después, este agente secreto se dirige al metro neoyorkino arrás las Torres Gemelas para reencontrarse con su chica, con la desgracia de ser acribillado por un musculoso hombre de ascendencia latina llamado Diaz. Pero hay truco, nadie parece tener claro qué está sucediendo e incluso pueden escucharse las carcajadas de Raiden a distancia. Mientras el cadáver del joven se volatiliza en el mismo lugar que yace muerto, varios agentes agarran a Diaz y se lo llevan por una trampilla secreta entre las vías del tren, conduciéndolo a una misteriosa instalación subterránea donde se fabrican Hybrids (híbridos). Mitad humanos, mitad aliens, 100% mutantes genéticamente modificados para superar las capacidades físicas del ser humano. Diaz parece ser uno más entre ellos, pero tiene una misión bajo el brazo: exterminarlos.

¿El peor minimapa de la historia?

No preocuparos si no entendéis este metafísico juego a dos bandas; en caso de duda siempre podéis exponer vuestras dudas a Iker Jiménez y su tropel de fantasmikos, siempre dispuestos a conocer más del tema y nunca encontrarle explicación. Hybrid Heaven es un juego poco accesible de partida. Durante los primeros compases en las instalaciones subterráneas aparecen personajes, eventos y escenas que apenas proporcionan información al jugador de qué está haciendo, hacia dónde debe ir o cual es la lucha de Diaz. Te sientes perdido. Los escenarios son rugosos, claustrofóbicos y carentes de detalle; navegar a través de ellos resulta tedioso pues se nota el poco mimo con el que han sido diseñados, y muchos apenas son rellenados con varias cajas tiradas por el suelo. La otra mayoría es silenciosa y vacía, ni un grito, ni un alma en el ambiente. No ayuda en absoluto que la interfaz de juego sea horrible, con un minimapa que superpone los layouts de cada planta, de forma que es imposible discernir dónde te encuentras realmente o las dimensiones de las salas transitadas.

Sin tutoriales o siquiera información de cómo funciona a nivel jugable avanzas, pensando que igual estás delante del típico juego de acción de la época; con sus limitaciones, pero quizá se le haya pegado algo de sus compañeros en Kojima Productions. Los vestigios de aquel prototipo de Metal Gear siguen presentes en la jugabilidad principal, pero en ningún momento comulgan bien con el manejo del protagonista, que resulta bastante lento y ortopédico como para poder esquivar golpes de los robotitos centinelas y trampas colocadas por el terreno; algunas 100% gratuitas. Diaz puede moverse, saltar, arrastrarse por el suelo y emplear un táser para hacerse camino, pero su apuntado 4-directional funciona estrepitosamente mal, y la cámara no suele ofrecer visión de los minions más pequeños que se arrastran por el suelo. Las limitaciones son palpables a simple vista.

Estas batallas cuerpo a cuerpo funcionan a caballo entre un action-RPG y un juego de estrategia. Cuando el jugador pulsa el botón de ataque, se detiene el tiempo y aparece un listado de movimientos a ejecutar, englobando principalmente puñetazos y patadas. No obstante, la barra de carga que aparece en pantalla determina la fuerza del ataque y la resiliencia del jugador a recibir otros, de modo que no es posible lanzar golpes al tuntún porque quedarías fácilmente expuesto al enemigo… que actúa como un luchador equivalente, bajo las mismas normas que rigen al usuario. Saber medir los tiempos y calcular cada uno de tus movimientos son vitales para obtener el triunfo. Como en el boxeo, Hybrid Heaven te pide que seas capaz de leer el ambiente (“read the signs”e intuyas cómo va a actuar el rival, sin disponer de otro parámetro que pueda informarte de su comportamiento más que la vista. ¿Estará dispuesto a ejecutar un golpe? ¿Qué partes está defendiendo? ¿Y por qué no me deja espacio para recuperar? Mientras la barra va rellenándose, el jugador debe aprovechar para posicionarse sobre el cuadrilátero pasito a pasito, buscando el momento para actuar o distanciarse lo suficiente en caso que el enemigo haga lo suyo. El mejor momento para tomar la iniciativa es cuando logres pillar al rival en movimiento, ya que quedará indefenso y podrás knockearlo al suelo con una simple embestida… pero lo mismo puede decirse al revés. En caso que el enemigo ataque, aparecerá otro menú ofreciendo varias opciones defensivas: esquivar el ataque dando un paso (si se puede), contraatacar (pulsando un botón en un timing muy específico) o aguantar el golpe, ya que de protegerte bien recibirás poco daño y podrás responder mientras el rival se recompone. Hay muchas formas de afrontar la lucha en Hybrid Heaven y dominar su turbio arte puede resultar abrumador al principio, pero a poco que el ritmo fluya, el juego ofrece toda la libertad del mundo para combatir como venga en gana.

Una vez empiezas a manejar lo básico, la jugabilidad RPG de Hybrid Heaven va ganando peso y complejidad manteniendo las rígidas normas del ringCada raza de Hybrid se comporta de una manera diferente al resto, y las tácticas que pueden funcionarte a priori, no tienen por qué servirte en el futuro. Alguno puede ser tan listillo como para huir de ellos y alejarse lo justo para rellenar la barra de carga a tope, pero otros pueden lanzar ataques a distancia (francamente difíciles de esquivar) muy poderosos para penalizar las jugarretas. Del mismo modo, el protagonista del juego sufre del ‘síndrome del mago azul’ de cualquier FF sobrevalorado, lo que le permite aprender nuevas habilidades y técnicas que ha sufrido en sus carnes a mano de otros Hybrids. El abanico de movimientos va creciendo paulatinamente y pronto tendrás que diferenciar entre ganchos, uppercuts, golpes altos y golpes bajos, usar tus articulaciones izquierdas o derechas, agarrar al enemigo cual wrestler enfarinado y realizar todo tipo de excentricidades para crujirle el cráneo. Ahora, ¿qué técnicas son las mejores y en qué momento debes emplearlas? Vete a saber. No parece que las diferencias sean significantes, más bien parecen pensadas para aumentar la variedad de acciones en los combates y evitar así que la jugabilidad resulte pesada o repetitiva. Pero hay cierta sustancia gris en el sistema que no es perceptible, ni se enseña, para que el jugador se guíe por el instinto y emplee el repertorio que posee de forma creativa. Sólo así pueden descubrirse pequeños trucos para aprovechar las debilidades del oponente, como golpear las partes lisiadas, agotar enérgicamente al enemigo o volarle la cabeza para dejarlo incapacitado. Más adelante incluso puedes acumular barras de carga repletas para ejecutar combos de ataques, los cuales pueden activar movimientos súper-especiales si se sigue un patrón determinado. Son el equivalente a “CHÚPATE ESA TERREMOTO” en caso que uno no tenga ganas de hacer gran cosa…

Ni siquiera el equipo C de Konami podía fallar con su banda sonora

PLAAAAAAAACA, BOSTON CRAB