Un delicioso sorbo

NOTA: Este artículo se publicó originalmente el 30 de julio de 2021, pero fue relanzado y actualizado el 14 de febrero de 2022 con motivo del lanzamiento del título en formato físico para PS5.

Dicen que el buen vino viene en frascos pequeños… Bueno, puede que esté mezclando refranes, pero la ocasión lo merece. A veces nos encontramos con pequeñas muestras de artesanía que son capaces de eclipsar a producciones mucho más grandes pese a su pequeñez, porque están realizadas desde la devoción absoluta por el medio y la obra. Y hablo de piezas de artesanía porque no se me ocurre una forma más acertada para referirme a Horror Tales: The Wine, un título en el que los fallos quedan sobrepasados por el cariño y el mimo que destila toda la obra, y por el buen sabor de boca que deja después de probarlo. Como el buen vino.

Antes de nada, me veo obligado a comentar un dato importante de esta obra, y motivo por el que recalco tanto su valor como artesanía y obra de autor. La idea y desarrollo de Horror Tales: The Wine ha sido llevada a cabo de manera íntegra por Carlos Coronado, creador del título en todos los sentidos posibles. No conocía las obras anteriores de Coronado cuando me senté a los mandos de este juego, así que no sabía lo que me esperaba, pero la sorpresa fue tremendamente grata. Durante los (literalmente) primeros pasos de la aventura, mientras caminaba por un pequeño embarcadero, giré la cámara a mi alrededor y le dije a mi pareja: “no me creo que esto lo haya hecho una sola persona”. Visualmente me impresionó desde el primer momento, y es que, teniendo en cuenta las condiciones y recursos para el desarrollo, The Wine exprime al máximo las bondades del Unreal Engine. En cuanto a iluminación y colorido te atrapa desde el minuto uno, y es capaz de transmitir a la perfección la atmósfera con la que pretende envolver la historia y la narración. Pero dejemos los aspectos visuales para más adelante.

La historia nos sitúa brevemente antes de empezar a jugar, mediante una serie de pequeños textos. Somos Martí Vermelló, un hombre que llega a la capital isleña de una república ficticia buscando la cura para una terrible enfermedad que azota dicha nación, incluyendo a nuestros seres queridos. Según se dice, la clave de la cura está en el vino que fabrica la familia Banydebosc, una antigua y prestigiosa casa noble de la capital. Con una botella bastará. Al llegar a la ciudad, esta nos recibe con una calma total y el olor de la muerte.

Así empieza esta aventura de terror en primera persona, con un argumento no demasiado complicado ni original, pero que esconde algunos mensajes y significados que lo enriquecen y que dan a la obra un valor añadido. Mientras avanzamos por la isla, a través de las aproximadamente cinco horas de duración que nos llevará completar el juego, podremos descubrir el lore y el pasado de la capital a través de notas y comunicados. Sabremos que la enfermedad, conocida como Fiebre de los Diablos, también ha afectado a la capital, y a medida que profundizamos veremos como se entremezclan diversos mensajes sociales con la trama de la obra. Mensajes contra el odio y la discriminación, y sobre la lucha de clases. Obviamente, todo aderezado con fantasía y terror.

Hablando del terror, en The Wine no tenemos forma de defendernos de las amenazas que nos persiguen, y ese será uno de los elementos claves para lograr el terror en el jugador: la indefensión. No habrá combates al uso, pero no los necesitamos. La satisfacción en este juego se consigue con creces a través de el simple avance, la observación de sus entornos, la resolución de algunos puzles y el descubrimiento de su historia. Los puzles tampoco serán demasiado complicados, serán sencillos de razonar y resolver, pero a menudo habrá variables que nos complicarán las cosas mientras lo hacemos. No será raro que alguna amenaza nos acose constantemente mientras resolvemos un acertijo de símbolos o mientras buscamos la palanca que nos abrirá un camino.

Incluso cuando no hay enemigos cerca, The Wine sabe mantener una atmósfera de tensión “preparatoria”. El resultado son muchas zonas donde podría aparecer una amenaza, pero no tantas dónde realmente aparece. Por lo tanto, nos mantendrá constantemente alerta y en tensión. Además de la amenaza “más cercana”, que nos acosará en los puzles y retos, habrá una presencia que rondará la isla durante toda la aventura, y que se mantiene como elemento de misterio e intriga a lo largo de toda la historia. Se trata del misterioso hombre con sombrero y escopeta que protagoniza la portada, y que jugará un papel relevante en la trama. Sus breves apariciones, su presencia y sus característicos silbidos serán un poderoso condicionante y elemento de tensión en toda la obra.

HORROR TALES: The Wine

Volviendo a lo visual, el encanto de este título va más allá de sus originales y coloridos paisajes. En cuanto llegamos a la isla tendremos claro que el juego cumple de sobra en lo que a calidad visual se refiere. No es un pináculo de lo técnico, pero no lo necesita. Complementa su lograda calidad técnica con una paleta de colores muy acertada, una buena iluminación y un diseño de escenarios precioso. Además, la variedad es clave en los escenarios, y recorreremos interiores y exteriores a partes iguales. En los primeros primará la tensión, la oscuridad y la claustrofobia. Pero también hay espacio para los detalles elaborados en casas al estilo victoriano preciosamente detalladas. En cuanto a los exteriores, están concebidos como un espacio para la calma y la observación. Dan la sensación de estar elaborados principalmente para el disfrute artístico y visual, e incluso se incorpora un modo foto para explotarlo. Desde mi punto de vista, el mejor exponente de calidad y belleza visual en The Wine llega con los “mares de vino”. Se trata de unas zonas dispuestas hacia el final de cada capítulo, y que esconden los puzles o retos más duros. Son una perla de imaginación y carácter propio dentro de la obra. Se trata, como su nombre indica, de mares de vino con un llamativo tono rojo burdeos muy brillante, sobre el que flotan enormes icebergs de un blanco puro. La escena se remata con unos cielos nocturnos preciosos y llenos de estrellas. Estas escenas son realmente cautivadoras para el jugador, y vale la pena observarlas con calma.

Sobre la versión de Nintendo Switch, por Carlos Sánchez
Desde que mi compañero Ignacio Ory me comentó auténticas maravillas sobre Infernium allá por 2018 (recuerdo que fue uno de los primeros galardones de recomendación que otorgamos aquí, en HyperHype), predico la palabra del maestro Carlos Coronado allá donde voy, y es que no solo lo considero, desde mi perspectiva de periodista y jugador, un desarrollador con talento y mucha, mucha personalidad, sino que, desde mi perspectiva de igual developer, lo veo como alguien muy flexible y capaz; alguien que realmente sabe aprovechar los recursos que tiene a su disposición. Envidio su capacidad para edificar grandes producciones con poco más que palos y piedras [virtuales], así como su humildad tanto a la hora de reconocer el trabajo de los demás (es ya un clásico encontrar en sus créditos referencias a kits o materiales preparados por otros desarrolladores) como a la hora de compartir su conocimiento (si revisase todas las charlas, cursos, streamings y tutoriales suyos que he consumido, creo que podría darme cuenta fácilmente de que Coronado me ha enseñado prácticamente todo lo que sé sobre Unreal Engine).

Quizás por haberlo seguido desde tan cerca, quizás porque simplemente encuentro en Horror Tales uno de sus mejores trabajos, me alegra mucho ver al creador barcelonés en plena forma, adaptando siempre sus aventuras a las más variadas tecnologías en pro de que jugadores de todas las plataformas puedan realizar un primer o nuevo acercamiento a su obra. En este sentido, me parece muy reseñable apuntar a Switch como un sistema en el que, siento, se ha realizado un encomiable esfuerzo de optimización. Especialmente tras catar sus hermanas mayores, bien es cierto que la versión portátil pide a gritos una mayor fluidez (pese a lo rocosa que consigue ser su tasa de frames por segundo, limitada a 30), y hereda y agrava determinados errores visuales vistos en PC o PS5. No obstante, se trata de una edición extremadamente competente, donde los textos se han adaptado presentando un tamaño idóneo y donde el precioso pero aterrador mundo subyugado por la familia Banydebosc consigue lucirse con una definición y nitidez brutal, saliéndose esta de la norma de lo que estamos acostumbrados a ver en términos de ports, y desenvolviéndose de forma muy llamativa en la pantalla IPS/LCD de 6,2 pulgadas de la híbrida.

Cabernet Sauvignon

Con todos estos elementos, Horror Tales: The Wine nos invita a recorrer su mundo en busca de la preciada botella de vino Banydebosc para poder curar a nuestros seres queridos; esa es la meta final. Sin embargo, durante el viaje habrá espacio para preocuparnos por otras temáticas, para inesperados giros de guion; para encontramos ante un juego que no es perfecto, y que tiene algunos pequeños fallos – como la excesiva presencia de documentos de texto -, pero que los suple con creces y que se siente exageradamente fresco. No hay combates o grandes puzles, pero tampoco importa, pues observar y caminar ya resultan acciones satisfactorias, siendo su historia, cargada de mensajes relevantes, la guinda del pastel. Más que recomendable.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PlayStation 5 y otro para Switch, ambos cedidos por Carlos Coronado. También se han facilitado claves para la realización de sorteos.