Pilotar un mecha es mejor que hacer los deberes
Cuando pienso en jugar a videojuegos normalmente intento disfrutar a mi ritmo. Si es preciso, voy cambiando de juego para no quemar demasiado uno que me apetezca disfrutar una buena temporada. Pero aquí sucede algo interesante: en ese período hay una franja de mi vida en la que estoy interactuando con un título varios días a la semana, algo que me acompaña en mis ratos libres, como una especie de tarea extra o de misión secundaria. Así, cuando tengo un hueco, quizás esté aprovechando para salvar algún mundo virtual del que me acordaré dentro de varios años con cierta nostalgia. Algo similar le ocurre a Chichi Wakawa, la protagonista de Haneda Girl, el nuevo juego de Studio Koba. Un juego que nos ha encantado por priorizar 3 pilares: es simple, es veloz y es muy rejugable.
Haneda Girl es SIMPLE
Cuando eras más pequeño, salías del cole deseando coger la Game Boy porque Koga había destrozado tu equipo pokémon el día anterior (y eso, claramente, necesitaba solución). Ahora, si sigues jugando a videojuegos de manera regular, dentro de lo que te permite la vida adulta, seguirás teniendo misiones secundarias del estilo en tu día a día. Hay, como decía, una franja de tu vida en la que liberaste Tsushima de sus invasores, otra en la que ayudaste a un Hyrule desolado a tirar para adelante y otra en la que, por ejemplo, el mismo infierno te temía a ti y a tu escopeta.
Chichi Wakawa, la mejor jugadora de Haneda Girl que nunca ha existido, también tiene misiones secundarias al salir de clase. El profesor Nakamura, de hecho, decidió contactar con ella para solucionar un enorme problema: el Imperio de Datos está bajo amenaza de los Hackernautas. Entrando en el propio juego y encarnando a Haneda Girl, nuestra protagonista echará mano de Ken Chan, un sable de luz que corta todo sin encontrar resistencia. Esto ya sería más que suficiente para destruir cualquier amenaza, pero para qué conformarse cuando puede utilizar a M.O.T.H.E.R, un mecha de combate que destruye todo a su paso con una potencia de fuego insuperable.
Y… no hay mucho más trasfondo. ¿Para qué más? Precisamente esta sencillez es el punto fuerte de Haneda Girl. Studio Koba ha apostado esta vez por algo más contenido que su anterior título Narita Boy. Comparten universo y en Haneda Girl podemos ver mencionada alguna referencia, pero este segundo título está más simplificado, proponiéndonos liberar unas 15 zonas con 3 fases cada una. También tenemos desafíos secretos que podemos ir desbloqueando conforme conseguimos encontrar ciertos coleccionables, pero en líneas generales la propuesta es más precisa y va más al grano.
Haneda Girl es VELOZ
Esa sencillez recae, principalmente sobre un aspecto concreto: el frenetismo. Haneda Girl va rápido, muy rápido. No es obligatorio, claro. De hecho, puede no ser recomendable al principio, para que vayamos tanteando bien los controles y podamos reconocer bien la zona. Pero en cuanto terminemos el primer nivel veremos un panel de estadísticas donde recibiremos una puntuación y… bueno… a uno le gusta superarse. Sobre todo cuando vamos pillándole el truco y vemos que no es tan difícil alcanzar puntuaciones altas si lo hacemos bien y rápido. El nuevo Doom, por poner de ejemplo un título reciente, genera sensaciones parecidas a niveles de puro frenetismo. Aunque bueno, no es que tenga mucho que ver con la “chica kawaii” y su mecha.
Echando la vista algo atrás, Mullet Madjack es el juego más reciente con el que he tenido las sensaciones más próximas a las que transmite Haneda Girl. No solo el estilo artístico juega también con un retro-futurismo anime, sino que la velocidad y el frenetismo se imponían por la propia trama, instándonos a completar todo con la mayor brevedad posible. En Haneda Girl, como decíamos, no es necesario al cien por cien, pudiendo descansar un poco u observar una sala antes de irrumpir por la puerta. Pero claro, conseguir superar el recorrido que duró un minuto en menos de 20 segundos (que, creedme, se puede en muchos de los niveles), es una delicia para los amantes de la precisión y la velocidad en los juegos.
Ese esquema de puntuación es simple: conseguimos puntos por las hazañas realizadas (vale más, por ejemplo, eliminar a un enemigo tirándolo contra un obstáculo que librarnos de él con un simple escopetazo); a ello le sumamos puntos si hemos hecho un buen tiempo, y se ajustan esos puntos en base a si hemos mantenido un buen combo, otros por no utilizar el modo “invisible”, etcétera. El conteo nos indica qué medalla (en forma de casco) recibimos. Los más altos nos vendrán bien incluso para desbloquear algunas fases secundarias que, a su vez, pueden contener nuevos elementos coleccionables.
Haneda Girl es muy REJUGABLE
Estos elementos, consistentes en recolectar archivos y discos o rescatar algún rehén, parecen ir en contar de la velocidad. Pero, también instan a superar los niveles un par de veces, la primera con vistas a explorar y aprendernos una ruta y las siguientes con intención de superar el nivel en el menor tiempo posible. Los discos nos sirven para desbloquear otros niveles y, además, ofrecen la posibilidad de acceder a un post-game que pinta duro y en el que estoy enfrascado actualmente. Por otro lado, hay algunos archivos que podemos conseguir en las fases secundarias y que nos aportan elementos informativos sobre el universo y los personajes. Aunque también puede que desbloqueemos algunos modificadores de partida e incluso armas para el mecha. De estos solo podemos elegir uno para tener activado, pero cambiará por completo nuestra forma de afrontar los niveles. Al fin y al cabo, utilizar, por ejemplo, la escopeta en lugar del cañón básico del mecha nos da una perspectiva más agresiva y cercana.
Que el Tricroma os acompañe 🟨🟥🟦
En líneas generales, la estética retro-futurista siempre mola. Los colores asociados al “Tricroma” que se nos presentaron en Narita Boy siguen presentes, acompañadas de esas esquinas redondeadas al estilo CRT, y un píxel art bien potente donde apreciamos un buen contraste para reconocer a los enemigos entre tanta velocidad. Haneda Girl es un juego para repetir, entrar en bucle con esa música synthwave que nos anima casi a disparar en tempo y, sobre todo, sentirnos extremadamente bien cuando completamos una fase en tiempo récord. No es necesario ser speedrunner para jugar, todo sea dicho. Existen alternativas y varias formas de gestionar cada fase. Pero la velocidad… la velocidad es adictiva en el Imperio de los Datos.
Esta crítica ha sido realizada con una copia para Steam cedida por Studio Koba.