Welcome To The Party

El lanzamiento de un nuevo Call of Duty es, lejos de excepciones, un evento anual siempre a destacar. Bien es cierto que, desde hace ya más años de los que nos gustaría admitir, la saga shooter de Activision ha ido perdiendo fuelle a nivel de contenidos y comunidad, viéndose puntualmente superada por fenómenos como el perenne Grand Theft Auto V o el aclamado Fortnite – título con el que, ahora, parece querer competir -. Sin embargo, eso no quita el hecho de que nos encontremos ante una de las franquicias más relevantes a nivel de beneficios y de presencia mediática, cuya base jugable ha sido posteriormente imitada y refinada por otras propuestas de corte similar, y cuyas entregas cuentan, en la amplia mayoría de los casos, con unos valores de producción altísimos. Y, en este sentido, Black Ops 4 (estilizado como Black Ops IIII), no es una excepción.

Black Ops 4 logoEs curioso, y casi paradójico, el hecho de que una IP de estas características haya tenido que abandonar su modo Campaña para un jugador en pos de ofrecer una experiencia más enfocada y, en parte, sincera. Quitar dicha modalidad por lo mal que aparentemente funcionaba ha sido una decisión poco ortodoxa, que le ha acabado pasando factura gracias a la caza de brujas que meses atrás pudimos vivir en YouTube y en foros de todo el mundo. No obstante, como ya cité en su debido día, creo que ha sido una decisión valiente, que ha permitido a los chicos de Treyarch focalizar sus esfuerzos en parir una experiencia multijugador verdaderamente redonda que, pese a lo rudo de determinados aspectos técnicos, a día de hoy puede coronarse, orgullosa, como una de las mejores vertientes PvP de los últimos años.

Suprimir el modo Campaña en un conjunto así, tan hermético y tan definido por el propio tiempo, ha dejado inevitablemente un vacío que se siente, que está ahí, pero que el estudio ha tratado de paliar de mil y un formas diferentes. Los tres pilares sobre los que se sustentaba el producto se han visto alterados introduciendo, por primera vez en la saga, un battle royale del que posteriormente hablaremos largo y tendido. De la misma forma, la compañía no ha querido desaprovechar la oportunidad narrativa que les brindaba esta propuesta, y han decidido expandir el lore de su subsaga a través de unas ciertas misiones para un jugador que se agrupan en el menú bajo el nombre de Cuartel General de Especialistas, y, por supuesto, a través de un modo Zombies del que hay mucha tela que cortar.



La función de estos desafíos independientes, más allá de enseñarnos a jugar y a controlar apropiadamente a los diez especialistas que componen el plantel de esta propuesta, es aportar un transfondo a todo este festival de disparos, caídas y explosiones. La citada guarnición es una antesala perfecta para el modo multijugador, haciendo las veces de tutorial y contándonos la historia que hay detrás de cada personaje a través de pequeñas cinemáticas muy bien dirigidas. Ya os lo adelanto: no esperéis una trama digna de Modern Warfare, pues las misiones – de relativo interés – ni siquiera están conectadas entre sí, y apenas superan los 20 minutos de duración, pero sí que, en pleno regimiento, podremos disfrutar de algunos cameos como el de cierto Sargento de Hierro. que hacen de la experiencia algo más que un mero añadido.

Guess who’s back

Esta introducción es importante, coherente dentro del conjunto jugable, dados los cambios introducidos en este sistema de especialistas que ya es marca de la casa. En este sentido, quizás la modificación más reseñable se encuentre en el hecho de que ya no debemos de elegir una habilidad definitiva como en la anterior entrega numerada, pues cada personaje puede hacer uso en una misma partida de una ultimate y de una habilidad especial que, a un determinado precio, se puede ver sustituida por armamento letal (tomahawks, granadas de mano) en caso de que lo necesitemos. Este acercamiento al hero shooter le sienta a la saga mucho mejor de lo que un servidor esperaba, adaptándola con tino a los tiempos actuales y dándole una vuelta de tuerca a un esquema de control que, por lo demás, sigue siendo exactamente igual a como lo recordábamos.

Entre todos estos soldados nos encontraremos, una vez cojamos el mando, con caras nuevas, aunque también con muchos viejos conocidos. Se trata de un movimiento peculiar por parte de Treyarch, que ha decidido retomar personajes de Black Ops III y cederles habilidades completamente nuevas (como es el caso de Nomad, que es prácticamente otro individuo) en lugar de crear héroes diferentes. Lo mejor de todo esto es que, nuevos o no, todos los especialistas se encuentran perfectamente nivelados, habiendo corregido el equipo responsable, en cuestión de un par de meses, los fallos de los que tanto hablamos en nuestro avance de Gamescom 2018. El listado de héroes actual, una semana después del estreno, es el siguiente:

  • Black Ops 4 Crash SpecialistAjax: Centrado en el despeje de zonas, Ajax cuenta con un escudo balístico con una pistola integrada, del que se vale para proteger a sus aliados y atacar frontalmente al equipo rival. También presenta una granada conmocionadora, Nueve destellos, que incrementa su potencia conforme más tiempo la tengamos en la mano.
  • Battery: Chica ‘demoliciones’. Esta vieja conocida vuelve a contar con una máquina de guerra como habilidad definitiva, así como con una poderosísima granada de racimo que puede utilizar cada pocos segundos.
  • Crash: El médico. Pese a su aparente disfunción en comparación con el resto del plantel, Crash es un componente muy necesario dentro de cualquier formación, pudiendo abastecer a sus compañeros con un paquete de munición y ampliar su salud máxima puntualmente con el dispositivo Tak-5. Se trata de uno de los personajes que han mejorado con respecto a la beta que pudimos probar, y al que prácticamente lo han dotado de un nuevo significado, mucho más acorde .
  • Firebreak: Otro que vuelve, y otro que vuelve a implementarse con acierto. Firebreak está claramente especializado en la negación de zonas, pudiendo sembrar el caos con su lanzallamas Purificador y con su exageradamente potente núcleo reactor, que es, probablemente, la habilidad especial con el mayor tiempo de recuperación de todo el juego.
  • Nomad: Perfecto para aquellos que ‘juegan táctico’. Nomad puede plantar minas letales con soltura y faciilidad allá donde vaya, así como invocar a una unidad canina que puede cubrirle las espaldas con gran eficacia.
  • Prophet: Más cerca del largo alcance, Prophet ha perdido por el camino su habilidad de volver atrás en el espacio para presumir, ahora, de una buscadora: una especie de RC-XD automático que sigue las huellas de los rivales para encontrarlos y paralizarlos durante un tiempo considerable. Tempest, su arma definitiva, ha perdido efectividad, aunque sigue siendo muy divertida.
  • Recon: Inteligencia y apoyo táctico. Recon es capaz de dar con la ubicación del equipo rival gracias a su dardo sensor, que los hace aparecer en el minimapa. También puede resaltar su posición a través de las paredes haciendo uso de Pulso visual, habilidad que anteriormente pertenecía a Seraph.
  • Ruin: Asalto frontal. La figura emblemática de Black Ops 4 está centrada en el rusheo, pudiendo destrozar la formación enemiga con un golpe gravitatorio que arrasa por completo zonas de tamaño medio. Para llegar a ellas, puede valerse de una divertidísima pistola-gancho (efectivamente, Call of Duty tampoco se libra de esta tendencia).
  • Seraph: Seraph ha visto potenciado su carácter de pistolera. El Aniquilador es, en Black Ops 4, más útil que nunca, siendo una herramienta que se ve aderezada por la posibilidad de realizar un despliegue táctico (es decir, de poder plantar puntos de reaparición para todo el equipo).
  • Torque: La última implementación de esta propuesta es óptima para bloquear rutas, pudiendo hacer un uso casi ilimitado de un muy molesto alambre de espino y contando con la posibilidad de plantar barricadas, que funcionan de forma similar a los guardianes de Black Ops II. Está hecho a medida para modos de juego como Control o Punto caliente.

Todos estos especialistas se dan cita en unas frenéticas escaramuzas multijugador de los que ya os hablamos meses atrás, y de cuyo correcto funcionamiento, por tanto, no hablaremos en demasía. No obstante, sentimos que algo ha cambiado en este tiempo, y es, nada más y nada menos, el sistema de regeneración no automática de salud. Esta gran novedad, que venía de la mano de un aumento del vigor del personaje hasta los 150 puntos, no me acabó de llamar la atención en su día, pero creo que ahora tiene mucho sentido, fortaleciendo la comunicación y el juego en equipo mientras se mejora la fluidez y el ritmo general de las batallas (puesto que ya no nos vemos obligados a resguardarnos cada pocos segundos en cualquier esquina con tal de recuperar plenamente nuestra energía). Realmente se han modificado pocos elementos del núcleo jugable, pero aquellos que se han trastocado se han cambiado para bien, por lo que el conjunto sigue siendo francamente entretenido, trepidante y adictivo. Ni una queja en este aspecto.

Tampoco podemos rajar demasiado de la vastísima oferta de contenido que se nos ofrece. Contamos con diez mapas completamente nuevos a descubrir (Arsenal, Contraband, Frequency, Gridlock, Hacienda, Icebreaker, Militia, Morocco, Payload, Seaside) y con otros cuatro que han sido remasterizados de entregas anteriores (Firing Range, Jungle, Slums, Summit), a los cuales deberemos de sumar uno más (Nuketown) en las próximas semanas. Realmente todos se encuentran muy bien diseñados, siguiendo el esquema clásico de Treyarch y jugando con todas esas normas del diseño a las que ya nos tienen acostumbrados, como el hecho de implementar dos pasillos laterales y un gran area central donde focalizar la acción, o el de que en prácticamente todas las situaciones siempre nos puedan disparar desde tres frentes, fomentando la sensación de peligro y enfrentándose al camperismo.

A lo dicho hemos de sumar un total de seis modos clásicos (Duelo por equipos, Contra todos, Buscar y destruir, Dominio, Punto caliente y Baja confirmada), y de dos completamente nuevos. El primero de ellos es Atraco, una suerte de capturar la bandera que bebe directamente de propuestas tácticas como Counter-Strike, y que nos reta a coger una bolsa de dinero ubicada en el centro del mapa y llevarla a un punto de extracción antes que el rival. Lo interesante de ello es que no habrá reapariciones, y de que no podremos traer nuestro equipo de casa, teniendo que pasar por caja antes de cada ronda. Por otra parte tenemos Control, en el que un equipo debe de defender de manera simultánea un total de dos zonas mientras el contrario, atacante, trata de conquistarlas en un breve lapso de tiempo. Se vuelve a jugar con las reapariciones, que contarán con un suministro limitado, lo que nos impedirá ir a lo loco a por dichos puntos. En definitiva, he de confesar que ambas modalidades realmente me han llamado la atención, brindándome momentos francamente brillantes y ‘antojándoseme’ como un soplo de aire fresco que, al menos a nivel personal, necesitaba.

Las opciones son igual de exageradas en lo que a personalización respecta. Si no he contado mal, en la vertiente multijugador competitiva hay unas 26 armas en total, cada una con sus propios accesorios, camuflajes y variantes. Puede que el número per sé no sea demasiado desorbitado, pero por lo general se encuentran bastante balanceadas, siendo divertidas y satisfactorias por igual, por lo que el número, una vez estás al mando, deja de ser preocupante. Igual ocurre con las rachas de puntos, bastante clásicas, que superan la docena, habiendo 15 de ellas. Por si fuese poco, creo oportuno tener en cuenta determinadas implementaciones como el Modo Cine, que está de vuelta, así como la promesa del contenido a largo plazo que Treyarch nos hizo meses atrás, por lo que probablemente todos los números comentados hasta la fecha incrementen gradualmente con el paso del tiempo.

COD Black Ops IIII 4 Blackout

Call of Duty: Black Ops 4 es, en muchos aspectos, una revolución. Hasta el momento hemos tratado muchos de los grandes pasos que ha dado hacia adelante, pero todavía nos queda hablar de su gran novedad. El modo Campaña del que os hablaba al principio se ha visto sustituido por Blackout, un battle royale de 88 jugadores (100, si lo jugamos en dúos) que ha entrado pisando muy fuerte en un subgénero prácticamente monopólico. No me pararé a explicar la premisa de la que hace gala (en parte porque todos la conocemos, en parte porque este artículo me está quedando más largo que un día sin pan), pero sí que hablaré en detalle de sus principales fallos y virtudes.

Blackout es un homenaje a la saga que, disfrazado de battle royale, irrumpe con fuerza en un género del que podría acabar apropiándose

En resumidas cuentas, nos encontramos ante una declaración de intenciones; un tributo a la franquicia en el que Treyarch ha dado rienda suelta a la imaginación y ha mezclado en un mismo mapa decenas de ubicaciones conocidas provenientes de juegos anteriores, incluyendo una ingente cantidad de guiños y de objetos característicos. Gracias al relativamente pequeño tamaño de dicha localización – cuestión que defendimos meses atrás y que a día de hoy volvemos a defender – la propuesta puede presumir de tener un muy buen ritmo, siendo tremendamente accesible y contando con todos los elementos necesarios para no caer en el tedio a las pocas horas.

Blackout no se limita a seguir los pasos de fenómenos como Fortnite o PlayerUnknown’s Battlegrounds, sino que pretende competir en su propia liga, incorporando una serie de ideas propias y diferenciadoras que lo hacen, en un inicio, igual o más disfrutable que los susodichos.

Por ejemplo, en este battle royale contaremos con una serie de perks que iremos recolectando, y que realmente nos darán ventajas con nuestros rivales, pudiendo escuchar sus pasos o siendo capaces de invisibilizarnos en su minimapa, por poner un ejemplo. También hay lugar para los accesorios más locos, como drones de reconocimiento, y para unos vehículos que, pese a que deberían de pulir más su control de cara a futuras actualizaciones, se disfrutan muchísimo si se juega acompañado.

Además, se ha incluido un concepto que no estaba demasiado presente hasta el momento, pero que funciona sorprendentemente bien. Blackout incorpora un PvE en forma de zonas repletas de no-muertos, que pueden sernos de gran ayuda o hacernos un flaco favor. Con una dificultad no demasiado elevada, estos zombies nos permitirán hacernos con equipamiento especial, cediéndonos armas realmente poderosas y ventajas que nos ayudarán a alzarnos con la corona. No obstante, hay un oscuro equilibrio en todo esto, y es que para acabar con dichas oleadas deberemos de disparar mucho, consumiendo parcialmente nuestro arsenal y haciendo muchísimo ruido, lo que facilita a otros jugadores darnos caza. El mayor mérito de esta vertiente, pese a lo dicho, es que seguimos encontrándonos ante un Call of Duty con todo lo que eso implica, pues las sensaciones jugables no distan mucho de los modos más clásicos. Los enfrentamientos son rápidos, los tiempos de carga no presentan una duración excesiva y el citado amasijo de buenas ideas no influye en un resultado final que sigue contando con el mismo ADN que hace diez años, y que se adapta, con gusto y buen hacer, a los nuevos tiempos.

Pero los zombies no solo están presentes en el battle royale. Nada más lejos de la realidad: Black Ops 4 incorpora un total de tres campañas cooperativas que, acompañadas de un trabajado y necesario tutorial, me han hecho envidiar a los zombers, quienes tienen muchísimas horas por delante para descubrir todos y cada uno de los secretos que se nos guardan en la propuesta. Sigue siendo un modo redondo, complejísimo y fantástico para jugar en compañía, que ahora cuenta con más rompecabezas y carga narrativa que nunca y que, a buen seguro, nos tendrá durante muchas horas leyendo Wikis y buscando tutoriales en YouTube.

Black Ops 4 ScarlettLa primera de las tres campañas – y la más inspirada de todas a nivel artístico – es IX, una aventura en la que encarnamos a un grupo de gladiadores en un circo romano. Pese a que la ambientación no tiene una repercusión directa en las mecánicas del juego, sí que he sentido que se hecho un mayor énfasis en el uso de armas cuerpo a cuerpo, lo que me ha parecido todo un acierto.

Por otra parte nos encontramos con Voyage of Despair, el cual sigue directamente la línea tomada los últimos años por la compañía. Inspirada en los años 20, a bordo del Titanic, esta vez los pasajeros no temerán tanto al iceberg como a la horda de no-muertos contra la que deberán de enfrentarse, recorriendo los diferentes pasillos del barco y abriendo nuevas zonas. Cabe destacar que los cuatro nuevos protagonistas de esta escaramuza serán los protagonistas de los mapas que se lancen a posteriori como contenido adicional, por lo que nos encontramos ante un primer capítulo cargado de acción de una historia que concluirá con el final del Pase de Temporada del juego.

El tercero en discordia, y el favorito del humilde redactor que escribe estas líneas, no es otro que Blood of the Dead. Todo un guiño a los fans acérrimos de esta modalidad, que durante años han disfrutado de la aventura de Takeo, Nikolai, Dempsey y Richtofen y que ahora pueden disfrutar de nueva amenaza. Una última misión que culmina la historia que comenzó en Kino der Toten años atrás, y que, ahora en Alcatráz, nos permite descubrir nuevos detalles sobre nuestros personajes favoritos.

Como comento, cada uno de estos tres mapas cuenta con unos valores de producción altísimos, lo que ha permitido al estudio esconder cientos de secretos y dar pie a muchísimas situaciones de locura. Es una pena, eso sí, que no se haya invertido parte del presupuesto en mejorar una inteligencia artificial aliada verdaderamente pésima, que nos viene persiguiendo desde el primer Black Ops, y que nos obliga, a falta de amigos conectados, a jugar con otros usuarios vía Internet (y ya sabemos que, cuando hablamos de experiencias cooperativas, eso no suele salir demasiado bien). Este sentimiento relativo al presupuesto es igualmente aplicable al apartado visual de la aventura. A nivel técnico, el juego está muy lejos de ser una proeza, presentando poca carga poligonal, texturas de baja resolución y unos efectos de iluminación y partículas que impresionan puntualmente, pero que no suelen captar demasiado bien nuestra atención. Además, en determinados momentos el título luce tosco, dando cierta sensación de reciclaje que va desde los menús hasta los materiales gráficos, que parecen sacados de anteriores entregas. La compresión, por su parte, no es nada del otro mundo (sobre los 100GB ocupa en PS4), y el apartado artístico sigue fiel a la calculada fealdad que parece buscar cada capítulo de la subsaga. Y no me refiero únicamente al diseño de los mapas, o a la horrible paleta de colores de la que se abusa, sino también a una interfaz casi naíf que agoba más de la cuenta, repleta de colores y de elementos que parecen buscar nuestra atención desesperadamente.

Una versión para PC a la altura
Después de años de espera, Activision por fin se ha puesto las pilas y ha dado a los usuarios de la Master Race una edición a la altura de su producto. Una constante colaboración entre Treyarch y Blizzard ha permitido a la desarrolladora original adaptar a la perfección su propuesta a compatibles, plataforma en la que podemos disfrutar de una amplia variedad de opciones gráficas y en la que el juego corre bastante bien sin la necesidad de precisar de un ordenador de última generación. Eso sí, dicha asociación ha hecho que el título se lance de manera exclusiva vía Battle.net, lo cual no gustará a los fans acérrimos de la plataforma de Valve.

Imagino que estos problemas de rendimiento y de ambición en términos gráficos son el precio a pagar por una pantalla dividida que se encuentra presente en todos y cada uno de los apartados, que se disfruta y se agradece… pero que parece un añadido de última hora. Exclusiva de las versiones de consola, la característica no optimiza el tamaño de los elementos en pantalla (las letras mostradas han sido, a mis ojos, completamente ilegibles, pese a estar jugando bastante cerca de una televisión de 32 pulgadas), y rasca más de la cuenta, empeorando gravemente una tasa de frames que, en solitario, se mantiene de forma relativamente constante en los 60fps, como no podía ser de otra manera.

Afortunadamente, el audio nos ha dejado un mejor sabor de boca gracias a unos sonidos de armas muy finos, limpios y cuidados. Pese a lo anecdótico de la banda sonora, acciones como las pisadas de los enemigos se notan muy bien grabadas, y realmente nos impiden quejarnos mínimamente de todo lo relacionado con este aspecto. Lo único que, pese a su notable calidad, creo que no ha acabado de cuajar es el doblaje al castellano, que está bien sincronizado, pero que a veces puede sacar al usuario de la experiencia dadas lo forzadas que suenan ciertas frases.

Project X

Galardón-Plata-HyperHypeTal y como clama el himno compuesto por Diplo, French Montana y Lil Pump que Activision se ha tomado la libertad de coger prestado en innumerables ocasiones para ambientar su nueva apuesta por el shooter moderno, Call of Duty: Black Ops 4 es, en base, una buena fiesta. Como esas que se organizan de cara a eventos fijos, como Halloween o Nochevieja; como esas en las que las copas te acaban costando más que la propia entrada. Una reunión anual que no te aportará nada como persona, que no te hará reflexionar sobre el significado de la vida y que, desde luego, muy difícilmente tendrá un nimio impacto en ese peregrinaje que es el vivir. Pero una reunión anual que, no obstante, es capaz de distraerte, de darte un chute de diversión inmediata – quizás cuando más te hace falta -, y que se antoja especialmente disfrutable si vas en buena compañía. Brindemos, porque, en ocasiones, eso es todo lo que uno necesita.


Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PS4 cedido por Activision.