Respawn, sin Titanfall 3 a la vista

Ayer llegó, tras hacer poco ruido, Apex Legends, lo nuevo de Respawn Entertainment, basado en el universo de Titanfall (aunque con muchos cambios, como veremos luego) y con una propuesta Free-To-Play que ya podemos descargar en PlayStation 4, Xbox One y PC (a través de Origin, rompiendo la tónica de estrenos entre Epic Games y Steam de paso) y que bebe notablemente de Fortnite (por ser un battle royale, en este caso para 60 jugadores, aunque con cambios en su planteamiento) y de Overwatch (por presentar personajes diferentes, cada uno con sus propias habilidades), entre otros títulos. Las primeras sensaciones son generalmente buenas (habiendo llegado ya a alcanzar 1 millón de jugadores en sus primeras horas de vida), y aunque probablemente no vaya a resultar un éxito como hablamos hace unos días, sí que parece ser una de las pocas llegadas al género que plantea variables a una fórmula que parece empezar a estancarse.

En primer lugar, Apex Legends parece que de Titanfall únicamente tiene el universo, ya que ni aparecen los titanes (desde el estudio consideraron que perjudicaba más que otra cosa a la jugabilidad) y desaparece en gran medida la verticalidad que diferenció a Titanfall en su momento del resto de competidores del género. Son estos cambios los que hacen que tenga este nombre, y no algo del estilo “Titanfall Battle Royale”, además de parecer un punto y aparte en la franquicia, ya que desde el estudio han confirmado que no están trabajando en una tercera entrega, y que este es el siguiente paso en el camino, además de seguir desarrollando Star Wars: Jedi Fallen Order, previsto para este mismo año.

El hecho de que esta novedad llegue prácticamente de imprevisto (por más que los rumores comenzaran a finales del año pasado, no ha tenido apenas protagonismo) y a menos de dos semanas del lanzamiento de Anthem (y próximo a la llegada del modo battle royale de Battlefield V, que se retrasó para pulirlo) da que pensar, especialmente si tenemos en cuenta que Titanfall 2 no funcionó bien a nivel económico y que un nuevo fracaso podría suponer la diferencia entre la supervivencia del estudio o su cierre, con todo lo que ello conlleva.

Por lo pronto, la fórmula para ello parece sencilla, un juego Free-To-Play con micropagos que en un principio únicamente afectan a elementos cosméticos y a acelerar el desbloqueo de personajes, algo que también se podrá hacer jugando sin pasar por caja, al más puro estilo League of Legends. De esta manera, parece que Electronic Arts ha aprendido la lección desde Star Wars Battlefront 2, pero también de Epic Games y su sistema de misiones, aplicando temporadas de 3 meses (con el pase correspondiente), de cara a la monetización, aunque parece que en cualquier caso la fama de Electronic Arts sigue rondando a cada decisión que toma la empresa, tras ser adquirida en diciembre de 2017.

Sinceramente, cada battle royale que llega, sin importar la franquicia de la que procedan, me recuerda cada vez más a la situación que se vivió con los MOBA hace unos años, con nuevos títulos llegando casi cada semana y de los cuales solo han sobrevivido unos pocos. Las novedades que plantean, como el uso de equipos de 3 personas en las que una ejerce de líder, el sistema de resucitación o el hecho de ampliar progresivamente los personajes y mapas disponibles, en vez de añadir armas o modificaciones del mismo, respectivamente, me parecen pasos adelante para el género, pero tal vez ya hayan llegado a éste los titanes que perdurarán en el tiempo, y todo lo que llegue ahora (tarde) esté condenado al fracaso. En cualquier caso, parece que Apex Legends y más concretamente Respawn Entertainment, tienen algo que decir en este asunto, y espero poder seguir hablando de ellos en el futuro.