Desde que me enteré de Florence me llamó la atención esta frase tan trillada de otros lados que uso para conocerse, esto de que su concepto va de hablar del amor y de la vida. Muchas películas, novelas y series expusieron historias de igual manera, por lo que no era nada nuevo bajo el sol. No es algo que me disguste, si no más bien algo que desgasta a uno que busca en esas obras algún soplo de aire fresco o, en el mejor de los casos, moverlo a uno en algún plano siquiera.

florenceCuando pude experimentar la obra, sin dudar afirmo que su diseño me ha gustado muchísimo. Pero esto no quita que siga siendo un juego del cual podemos pasar tranquilamente, ya que nada afectará a la visión que tengamos sobre la industria.

La obra propone una idea que no es nueva, su trama es predecible y su mensaje no va más allá de conseguir el remate rápido. Viéndolo en su totalidad podemos destacar el buen uso de las mecánicas que emplea, consiguiendo maravillar a uno por como nos hace comprender con tanta delicadeza lo que va ocurriendo a lo largo de la obra. Va llevando con soltura algo que podría ser tranquilamente un bodrio, pero no lo es porque está muy bien construido.Aquí no queda más que anotarle otro poroto a Annapurna por tener ese cuidado con lo que vende.

Bien. Se preguntarán entonces a dónde voy con traer a Florence a este texto. La cosa es que la entrega me llevó a pensar como la difusión y lo que resulta “vendible” nos hace llegar a ciertos contenidos, invisibilizándo muchos otros que puedan ser mucho más constructivos. Entiendo que, como todo negocio, la industria de los videojuegos se nutre como todas las demás de lo que es vendible. Que sacar un juego como Florence un día de los enamorados sea una acertada jugada mercantilista y toda esa perorata. Lo que frustra es que no contemplemos los que escribimos que haya otras obras que, con ideas muy cercanas en sus mecánicas o su concepto, pasen totalmente desapercibidos del radar, lamentablemente.

En un video que subió DayoScript hace muy poco conocí “Entiérrame, mi amor“, un juego para móvil realizado por un colectivo conformado por tres espacios distintos: el estudio de diseño Figs, la revista ARTE y el estudio de desarrollo The Pixel Hunt. La entrega va de chatear (aunque con esto puede que me quede corto) con Nour, esposa de Madj, que por razones muy bien explicadas se encuentra huyendo a Europa para encontrar asilo de la guerra vivida en Siria. Estando en los pies de Madj, viviremos el periplo de su mujer en tiempo real con la imposibilidad de no poder hacer más que contenerla por medio de mensajes, fotos, audios y datos de lo que le va ocurriendo a la familia, asolada por la guerra. 

Al buscar Entiérrame, mi amor (o Bury me, my love) nos toparemos con que este juego propone algo muy similar a Florence al definirse, pero aquí las mismas palabras tienen un proposito tan claro y tan bien esgrimmido que deja al título de Annapurna muy vacío. El contexto actual que toca esta obra, la fina mezcla de diferentes ramas (la actuación, la historieta y la narrativa) que posee y el gran manejo de la trama y el argumento, logran arremeter contra uno de manera implacable. La experiencia es durísima. Escribir más sería arruinar un juego que merece ser pasado de principio a fin sin pausas.

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Lamentablemente, la misma no tiene la visibilidad que uno esperaría de tan logrado trabajo. Sin ir más lejos, el trece de febrero de este mes ganó la segunda edición de Google Play Indie Game Contest, un premio que les permitirá invertir 100.000€ en marketing para la entrega, además de tenner la posibilidad de ir hasta Game Developers Conference, un espacio de convergencia de desarrolladores de videojuegos que tiene por fin el aprendizaje y el intercambio de ideas.

Entiérrame, mi amor tiene un mensaje que se sostiene en el simple objetivo de concientizar a la mayor cantidad de gente posible sobre una problemática que a nivel global no podemos evadir más: somos culpables, por acción u omisión, de lo que ocurre en la otra punta del meridiano. Por no informarnos, por tomarlo para la broma o simplemente, por ser unos xenófobos recalcitrantes: esta, y muchas otras formas más, nos hacen participes de una abulia que resulta triste y desoladora como personas, que no queda más que reflexionar acerca de cómo podríamos insidir para que esto tenga un fin.


Entiérrame, mi amor no es la única obra que trata la guerra y que puede quedar oculta

Allí está, sin embargo, dicha obra para generar un punto de encuentro, un espacio de debate más que necesario en los tiempos que corren donde los medios de masas siguen considerando la homosexualidad un mal, los videojuegos un nicho de la violencia o a los catalanes como a unos extraños en su propia tierra.

¿Cuantos otros juegos con premisas e historias así habrá por allí?

No lo sé. Aunque lo que sí puedo decir es que, como consumidores, es necesario buscarlos, mucho más si somos personas que hablamos de este medio. Las obras que pegan fuerte están allí, por lo que no queda más que traerlas al debate obligado.