Existen los medios, pero no los mediadores

El otro día tuve un pequeño problema. Resulta que soy una persona a la que le gusta constantemente jugar a títulos nuevos. En este caso no me refiero a que tengo que saciar mi sed de lo último que se lance al mercado, sino más bien de probar videojuegos nuevos para mí, aunque hayan salido hace cinco, diez o incluso veinte años. Hace unos días intenté jugar a Shogun Total War, el primer título de la extensa saga de estrategia mixta Total War, pero mi experiencia no fue tan positiva al aunar dicho juego – que ya tiene 21 años – con un sistema operativo moderno como lo es Windows 10.

Desgraciadamente, el título no iniciaba ni el asistente de instalación, y me dejó con las ganas de jugarlo, pues a pesar de intentar extraer los archivos del disco de juego o de intentar iniciar la instalación con diferentes modos de compatibilidad, nada dio frutos. Llevo muchos años tratando títulos antiguos y la mayoría los acabo pudiendo jugar, pero algo en este universo no quiso que disfrutara de esa maravillosa joya de nuestro arte. Más tarde intenté lo mismo con Codename: Outbreak, un título de los creadores de la saga S.T.A.L.K.E.R., y la verdad es que aquí la historia fue algo diferente ya que gracias a ser un título completamente en tres dimensiones, pude arreglármelas con un programa llamado dgVoodoo el cual se puede encontrar fácilmente en la web.

Nunca me cansaré de decir que la saga Total War ha hecho historia (y nunca mejor dicho).

Tal y como se puede ver, hay casos y casos. Algunas veces se puede lograr que algo funcione y muchas otras, no. Hay muchísimos videojuegos de MS-DOS o Windows 95 y de esa estirpe que, gracias a programas como DOSBox, son perfectamente jugables hoy en día. Pero para los títulos que se encuentran en el – como yo lo llamo – ‘limbo del 2000’, hay pocas esperanzas, al menos por ahora, pues son todos los títulos lo suficientemente viejetes para no correr bien en las máquinas de hoy en día, pero demasiado nuevos para iniciarlos con un programa como DOSBox u otro software de emulación.

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Unreal Tournament: el juego gracias al cual prosperaron varios locutorios o ciber-cafés.

No estamos hablando de piratería, sino de preservación cultural, aunque muchas personas no vean la diferencia. Entiendo que haya empresas que sigan cobrando por sus obras, aunque se hayan lanzado hace décadas. Sin embargo, en el caso de Shogun Total War, aunque el título se ofrezca a través de Steam, hoy en día sería imposible de jugar a la mayoría de usuarios por el simple motivo de que nadie o prácticamente nadie en este planeta sigue utilizando Windows XP, 7 u 8. Mucho menos, Windows Vista. claro está, hay personas que tienen algo de suerte, a las que les funciona perfectamente, pero por otra parte hay jugadores que tienen problemas con visualizar correctamente algunos elementos del título y muchos otros – como yo – a los que directamente ni les inicia el juego. La incompatibilidad sigue siendo un problema hoy en día, sin embargo, parece que los desarrolladores, como padres de una obra mundialmente reconocida, tampoco quieren dejar morir a dicha entrega… pero tampoco ponerse manos a la obra de tal forma que se pueda jugar en el 99% de sistemas, claro está.

Además, tampoco estoy seguro al cien por cien de si es posible. Sí soy consciente de que existen los recursos, de la tecnología de programación y del tiempo necesario para crear una plataforma (y que no sea GOG, ya que los títulos antiguos de ahí no están optimizados para los sistemas modernos como muchos afirman) donde se pueda jugar al menos de forma aceptable a las joyas del ‘limbo del 2000’. El único inconveniente es que hay relativamente pocas personas que estén interesadas en jugar tanto a aquellos juegos como yo, y que, por tanto, no puede esperarse que un proyecto así suponga una gran fuerte de ingresos para ningún inversor. Por esa razón es muy probable que jamás podamos volver a algunos títulos a los que solíamos viciar irrazonablemente hace tantos años.

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Es probable que dentro de unos años ningún ordenador tenga este cacharro.

También es lógico que no todos se atrevan, aunque puedan, con este tipo de software, por el mero hecho de no entrar en disputas legales con las compañías que disponen de los derechos de dichos productos. Y es que aunque tengamos nuestros discos CD-ROM con títulos como Painkiller o Unreal Tournament, siempre habrá personas que terminen haciendo maldades, descargando imágenes ISO de muchos juegos de forma no tan legal… Algunas cuestiones entre la piratería y preservación cultural están tan emborronadas que cuesta distinguirlas. No obstante, lo que sí queda claro es que si hay algún producto cubierto por derechos de autor, el comprador debe ceñirse a estos. Cosa que obviamente es comprensible y además, no se trata de infringir la ley, sino de no dejar morir a lo que en su momento era la cúspide de la diversión gracias a un programa moderno, al menos de los juegos de los que sí somos poseedores.

Después vienen las cuestiones legales de si se puede o no, crear una imagen de un CD o un DVD protegido aunque lo hayamos comprado y dicha copia sea para nosotros. Cuestiones en las que no voy a entrar, debido a cierta complejidad en dichos asuntos. Lo único que sé es que espero con todas las ganas del mundo el día en el que llegue un emulador, plataforma o como queramos llamarlo donde pueda jugar a mis ‘viejitos’ sin problemas.