El límite de la reflexión sintética

Hay veces que los videojuegos frenéticos, muy útiles para concentrarnos y focalizar nuestra atención en una partida, no son lo que necesitamos, sino que preferimos optar por algo más “suave”, más pausado. En un intento por encontrar algún título narrativo y relajado encontré The Fall, que juraría haber oteado hace años sin que dicho vistazo sirviera para embelesarme. Algo extraño, todo sea dicho, pues el estilo sci-fi siempre me llama la atención y este caso no debería haber sido distinto.

The Fall comienza con una premisa algo conocida: la diatriba de una Inteligencia artificial en sus diferentes razonamientos de cara a proteger al humano que acompaña. En este caso, la IA puede tomar control del traje de combate, y así lo hará para guiar el cuerpo inconsciente a lo largo de las instalaciones en las que hemos “aterrizado” — estrellado más bien — buscando ayuda médica para el piloto.

Lo primero a destacar es lo interesante que es la interfaz, completamente implementada en el propio juego, pues emergen comandos como “run menu.exe” y demás, de cara a reconocer que somos en sí la propia IA y que accedemos a todo a base de rutinas programadas, aunque lo hagamos de forma inconsciente. De hecho, en el propio menú tendremos acceso a un conjunto de parámetros restringidos que, a modo de mecánica jugable, iremos desbloqueando.

El título tiene una estructura muy parecida a las aventuras narrativas más clásicas. Con algo de suerte y observación debemos recoger los elementos necesarios que están desperdigados por el entorno y, aprovechando nuestro ingenio, debemos decidir dónde emplearlos para poder avanzar. La resolución de estos puzles acostumbran a ser de lo más macabra posible y, a menudo, nos sorprenderemos por la crudeza de su violencia, poco esperada en un inicio. Pero no por ello será fácil resolverlos. 

Quizás este sea uno de los principales problemas y el motivo por el que todo apunta a que muchos jugadores dejarían la obra a medias. La dificultad no radica en un puzle puramente sutil y lleno de detalles en el que el jugador pueda desenvolverse con cabeza. En estos términos, Call of the Sea jugaba un papel mucho más relevante, presentando acertijos simples en forma, pero lógicos y complejos en fondo, que cualquiera puede descifrar pero no sin antes comerse la cabeza. Los puzles en The Fall producen esa gratificación de haber resuelto algo, pero puede que lleguemos a esta solución por puro tira y afloja con el escenario, rapiñando todo en busca de algún objeto sin razonar de forma estructurada. Ya en el tutorial, la primera zona, se ejemplifica todo esto. Si conseguimos superarlo es cuando la propia narración hará de gancho para mantenernos interesados lo suficiente como para esforzarnos más en completar los acertijos y, por suerte, el tono ligeramente humorístico y macabro aliviarán a su vez la ambientación tétrica y casi horror que se produce en algunos instantes.

Las instalaciones a las que accedemos son poco seguras. Nos vemos obligados a someternos, como IA, a unas pruebas que determinen nuestras capacidades, todo para poder alcanzar la sección médica que nos permitirá sanar a nuestro piloto, al que nunca vemos la cara por encontrarse inconsciente dentro del traje, como decíamos al inicio. IAs defectuosas, instalaciones prácticamente abandonadas de toda vida y un conjunto de puzles se interponen entre nosotros y el final del juego, teniendo que observar y encontrar con nuestra linterna los elementos del entorno en medio de una oscuridad casi perpetua. Y es ahí donde entra el combate. Sí, además de averiguar cómo emplear cada elemento que recojamos, en algunas secciones tendremos que defendernos de androides dispuestos a dispararnos. Es el apartado, sin duda, más ambiguo del título. Por una parte, aporta frescura y algo de tensión al resto del recorrido. Por otra, no hablamos del sistema shooter más eficiente y agradecido del mercado, por lo que será un añadido sobrante para muchos.

Y es que esta es la sensación constante con The Fall: agridulce. En determinados momentos el juego sorprende y parece parte de algo más grande, más trabajado y más disfrutable de lo que realmente es. Pero hay algunos instantes que no terminan de encajar con lo esperado, como si de un concepto a medias se tratase, bien planteado pero pobremente ejecutado. Los conceptos son algo manidos, pero se hacen lo suficientemente interesantes y se separan de otras obras lo justo como para aportar su toque especial. 

Su narración, en líneas generales, es la que tira del carro frente a un conjunto de mecánicas algo anodinas. Juega de forma inteligente con las reglas de la IA para proteger a su piloto, con cómo y cuándo priorizar una ruptura de las normas es beneficioso para su supervivencia, aunque esto haga que se considere como defectuosa, etcétera. Además, integrar estas herramientas como parte del gameplay hace que el jugador interprete el papel de IA de forma activa, algo que también se siente fresco. Pero sumado a una pobre traducción automática  — esta vez, una IA de las poco inteligentes — tenemos algunas opciones que no terminan de casar del todo, como esa obligatoriedad de combatir en un sistema algo torpe de “dispara y agáchate”, o algunos puzles que más que acertijos parecen una búsqueda de objetos a ciegas, pues apenas sabemos cómo resolverlos.

“Debo proteger al piloto activo. Debo ser obediente. No debo tergiversar la realidad”

The Fall es un título de 2014 en el que, al final, encontraremos un “continuará”. Aunque puede jugarse por sí solo, para culminar la experiencia necesitaremos pasar por su segunda parte que llegó cuatro años después y que, dado el interés suscitado por el cierre de la narración, traeré aquí. Pese a los altibajos, acaba siendo un título muy disfrutable y, aunque los puzles nos hagan desesperar un poco en determinadas ocasiones, conseguir resolverlos supondrá la satisfacción de superar el bache, aderezada con el toque macabro que mencionábamos antes. No es un juego excelente, ni pretende serlo y, a consecuencia de ello, es algo fugaz en el tiempo, frente a obras de impacto que sí suelen perdurar más en la mente del jugador. Pero se trata de un título notable, decente y más que suficiente. Y solo por eso, merece nuestro tiempo, siempre y cuando estemos dispuestos a cavilar durante un buen rato en búsqueda de la supervivencia.