Más Moonwalk que Rickroll

Todo lo que Marvel’s Avengers tuvo que ser. Una gran adaptación videolúdica tanto de los cómics como de su contraparte cinematográfica; un firme candidato a Juego del Año. La mayor obra audiovisual de la que he disfrutado jamás. Llevo días —concretamente catorce, en el momento de publicación de este artículo— leyendo las críticas de jugadores, periodistas y compañeros (como la que publicamos ayer mismo en esta web; os la dejo anclada a la derecha de estas líneas) de Marvel’s Guardians of the Galaxy. Y lo cierto es que prácticamente la plenitud de ellas estarían de acuerdo con las dos primeras takes que abrían este artículo; admito que la tercera fue un completo invent. Lo nuevo de Eidos Montréal está arrasando, y oye, yo que me alegro, pues me considero fiel defensor del trabajo que realizaron con Thief y con la franquicia Deus Ex. Aunque me alegraría un poquito más si el título, que desde ya adelanto que estoy lejos de terminar, me estuviese resultando mínimamente ameno, valioso o divertido.

 

 

Contrapunto por Jaime Llanos

Marvel’s Guardians of the Galaxy

 

 

Sé que esperar una gran historia rebosante de giros de guion inesperados y con un desarrollo de personajes desgarrador no tiene demasiada cabida en una propuesta de estas características. ¿O sí debería de tenerla? Sea como fuere, no era algo que personalmente esperase ni demandase de este Guardians of the Galaxy. Lejos de ser un fan acérrimo de Marvel, conozco más que de sobra la saga coprotagonizada por Star-Lord, Gamora, Drax, Rocket y Groot, y sabía lo que podía esperar de ellos en una adaptación como esta. No puedo decir que ellos, como pivotes argumentales y absolutos motores narrativos, me hayan decepcionado: definitivamente están ahí, siguen siendo los mismos guerreros que recordamos y amamos, y aunque creo que la épica de su misión no es capaz de estar a la altura de su leyenda —ni su ritmo, ni su antagonista—, su carisma y sinergia consiguen sacar a flote una aventura que de otra manera no podría evitar calificar narrativamente como muy pobre.

El mayor de mis problemas reside, sin embargo, en todos aquellos fallos, carencias visuales y pérdidas de game feel que brotan de las intersecciones producidas por su ausencia de pulido. Aun sin bugs importantes, Marvel’s Guardians of the Galaxy denota una importante falta de tiempo en el horno (o bien una dirección que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos), lo que se traduce en esquemas de progresión repetitivos, transiciones poco fluidas entre animaciones, reciclaje de enemigos y mecánicas interesantes pero muy, muy, muy poco explotadas. Incluso técnicamente, donde cabía esperar un despliegue audiovisual a la altura, pueden hallarse considerables peros (tanto en número como en escala) respecto al resto de grandes producciones lanzadas en estos últimos doce meses, algo que empaña el brillante trabajo realizado por el equipo de animación y su muy potente factura artística. En pocas palabras, parece un juego con un presupuesto mucho menor que el de las anteriores obras del estudio, y si bien eso no me parece algo inherentemente negativo —nada más lejos de la realidad—, no puedo evitar pensar acerca de que la ambición tendría que haberse reducido proporcionalmente, otorgando una experiencia mucho más concreta pero más variada, pulida y divertida.

Cuando en mayo de 2018 escribía acerca de mi afán por los videojuegos basados en películas, desde luego, no podía imaginarme las entregas que pasarían por mis manos durante los años venideros. No obstante, si bien en tal artículo profesé mi amor incondicional por los títulos de superhéroes de PlayStation 2, nunca esperé que esos mismos juegos fuesen a volver a la vida; no, al menos, sin una buena puesta al día como la de Marvel’s Spider-Man. No puedo hacer más, llegados a este punto, que alegrarme por todos aquellos que lo estáis disfrutando, y continuar mi viaje espacial a la espera de encontrar nuevos motivos para daros la razón, y para ver en Marvel’s Guardians of the Galaxy “un firme candidato a Juego del Año”.