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Recientemente jugué a Needy Girl Overdose, una especie de simulador de computador donde interactuamos constantemente con nuestra pareja, Ame, y nos convertimos en una especie de representante en su recién nacida carrera como streamer. Me encantó el diseño visual del juego, su interfaz, el diseño del personaje de Ame, su transformación de una “chica normal” a su personaje como streamer al más puro estilo chica mágica. El gameplay loop de gestionar el tiempo dedicado a diario a investigar o a invertir puntos de conocimiento que se pueden usar para empezar distintos tipos de directo, pasar tiempo con ella a solas como estar en casa o visitar diversos lugares que ayudarán a reducir su estrés y mantener un estado mental saludable puede resultar bastante adictivo.

Sin duda, con el puro entretenimiento que provee el juego no podría sino recomendar encarecidamente a Needy Girl Overdose, pero la cosa es que no puedo, no al menos sin advertir de lo mal que representa un montón de temas sensibles de una manera derechamente problemática. Desde el mismo título del juego se puede tener un atisbo de qué está mal con el juego. Una sobredosis de una chica dependiente deja entrever la paupérrima representación de mujeres con ciertos rasgos de personalidad, tanto así que en algunas plataformas el nombre se cambió por el de Needy Streamer Overload, algo que no cambia tanto el significado del título, pero que sí hace hincapié en tratar de ignorar la palabra sobredosis por el potencial abuso de substancias en el que puede caer Ame, pero ya llegaremos a eso.

Una relación abusiva

Dentro del juego, hacemos las veces de representante de nuestra pareja streamer novata. Esto en el papel no suena mal, pero en la práctica más que ser su representante, controlamos cada aspecto de la vida de Ame, desde a qué debe dedicarse a hacer durante el día, de qué temas debe hacer directos, elegir cuándo pasar tiempo con ella o cuando no.

También tendremos injerencia en un foro al más puro estilo 4chan donde enfrentaremos a sus haters haciéndonos pasar por un fan de Ame. Y es en este punto, en la injerencia, en el poder que tenemos sobre nuestra pareja de decidir cómo se presenta ella al mundo, el controlar su estrés, decidiendo si pasamos tiempo con ella, si la medicamos e incluso usamos el sexo como herramienta para que se relaje y pueda producir contenido con regularidad. Porque el objetivo siempre será su carrera, lo que más le importa a Ame son dos cosas, nuestra relación con ella y sus objetivos como streamer, al punto que obtendremos finales negativos -en los cuales profundizaremos en un momento- si llegamos a un nivel muy bajo de afección porque arriesgaremos a que nos cambie por otra persona o inclusive a un nivel muy alto, porque se centrará demasiado en nosotros al punto de que no hará nada más. En este último punto puede ocurrir una de dos cosas, o bien nos mostrará su afecto a tal nivel que infectará nuestra pantalla con mensajes de “te quiero” hasta el punto que nuestro computador sea inutilizable o, aún más problemático, se obsesionará con el sexo y lo único que terminaremos haciendo es tener relaciones sexuales hasta que el juego inevitablemente termine.

De esto se puede llegar a dos grandes conclusiones. Primero, Ame no tiene ningún tipo de vida propia. Su vida gira en torno a nosotros. Nosotros como jugadores así como su pareja decidimos todo por ella. Sus únicas decisiones son mantener en todo momento nuestras cámaras web encendidas, al punto que, si intentamos cerrar la llamada, se volverá a abrir de inmediato. Su segunda decisión propia, y la última, es que ella maneja sus dos cuentas de un equivalente a Twitter dentro del juego. Después de cada stream publicará un mensaje a sus fans sobre el directo en cuestión, variando el mensaje según qué tipo de contenido produjimos, ya sea un directo sobre videojuegos, de charla, de temática sexual altamente sugestiva, etcétera. Y en su segunda cuenta publicará lo que verdaderamente piensa, generalmente mostrándose algo harta de la toxicidad inherente a la carrera de streamer o bien lo feliz -o no- que está con nosotros.

Todo otro aspecto de su vida lo manejamos nosotros. Uno de los puntos que más ruido me hizo fue poder medicarla para manejar su estrés con el puro fin de mantenerla en condiciones para hacer directos. Pero si nos pasamos con los remedios podremos provocarle adicción o derechamente una sobredosis, de ahí, imagino, el cambio de nombre de Overdose a Overload.

Ahora, sobre el tema de los finales, la verdad es que llega a ser preocupante cuántos finales son negativos y el cómo representan problemáticamente un montón de temas delicados. O bien se vuelve incapaz de seguir haciendo directos por obsesionarse demasiado con nosotros a través del afecto o del sexo, o nos abandona por otra persona, o se vuelve adicta a las drogas, o se convierte en una conspiranóica, o nos abandona por no tener suficientes suscriptores e incluso hace una fuerte alusión al suicidio. Los únicos finales positivos tienen como requerimiento primario llegar a la meta de un millón de suscriptores dentro del mes que se desarrolla el juego e, incluso así, cabe la posibilidad de que, habiendo cumplido su sueño, la felicidad que demuestra en redes sociales no sea más que una máscara ocultando la decepción por lo falsa que se sienten sus propias emociones.

El hecho que nos abandone por otra persona o por no cumplir sus objetivos de streamer no es negativo desde el punto de vista que manejamos a una persona manipulativa y abusiva, pero el juego mismo es el que presenta esta conclusión como algo negativo. Por ejemplo, si nos abandona, obtenemos un logro llamado cucked, que es una forma muy derogatoria de referirse a una persona que ha sido engañada.

De dependencia y de manipulación

Needy Girl Overdose termina retratando a una Ame que deja en nuestras manos cada aspecto de su vida y nosotros, como protagonistas, nos aprovechamos de esto para hacer y deshacer en su vida como queramos. Elegimos cada paso que dé, cada interés o hobby al que dedicarle tiempo. Elegimos el cómo y cuándo pasar tiempo con ella. Instrumentalizamos nuestro afecto para mantenerla a raya. Si se vuelve demasiado independiente perderemos, así como si se torna demasiado dependiente también. Si se interesa demasiado en algún tema en específico no podremos seguir controlándola, ergo, se acabará el juego. El sexo se muestra como una herramienta positiva cuando mantenemos el control, para desestresarla y mantenerla mentalmente saludable, pero negativamente cuando llega a obsesionarse con mantener relaciones con nosotros como si no tuviese ningún tipo de criterio propio o bien si se dedica a hacer demasiados directos sexualmente sugerentes perderemos también, porque dios prohíba que una mujer tenga agencia sobre su propio cuerpo. Gestionar de esta manera a una persona, y sobre todo a una que está tan pobremente retratada es inherentemente problemático y se debe tener mucho cuidado en cómo se enfoca el tema para poder hacerle justicia. Pero Needy Girl Overdose está lejos de hacer esto, nunca se nos muestra a nosotros como el problema, como la persona manipuladora o abusadora; siempre el tema es Ame y su personalidad. Mantenerla a raya y balanceada porque claramente ella es el problema, un problema que nosotros debemos controlar. Needy Girl Overdose puede ser un gran juego, es divertido y visualmente encantador. Yo lo disfruté de principio a fin, pero así como podemos disfrutar de obras problemáticas, también podemos -o debemos- ser críticos con éstas mismas.