Money, get away...

El mercado móvil ha estallado en los últimos años. Es un hecho innegable. La capacidad de tener juegos de una calidad apabullante donde queramos sin depender de una consola ha permitido que la industria se amplíe exponencialmente, pero esto tiene sus consecuencias. Los juegos de móvil empezaron siendo muy pequeños y simples (que no olvidables), y conforme nuestros móviles mejoraron así lo hicieron los mismos. Sin embargo, por la naturaleza misma de estos juegos, la mayoría son gratuitos, y recordemos que el objetivo de una empresa es ganar dinero. Por ello, es difícil vender un producto cuando tienes como competencia un mercado gratuito hasta cierto punto, por lo que los micropagos en el medio se propagaron de forma abusiva. Son una forma muy sencilla de ganar dinero, porque una persona prefiere gastarse 1 euro 30 veces que 30 euros una vez, y si tienes suerte puedes sacarle incluso más. Todo esto hace que salgan juegos con 0 profundidad cuyo único objetivo es arrancarte la cartera e ir a por los billetes, y si puede ser de una forma sutil mejor, como jugar con tus ánimos para avanzar mucho más o, cuando estás enganchado, ponerte una barrera que puedes levantar si palmas pasta. Y sí, lo sé, todo esto parece un artículo de opinión más que otra cosa, pero si seguís leyendo entenderéis por qué digo todo esto.

Grave Keeper es un port de un juego de móviles, y se nota demasiado. Por mucho que sus creadores hayan intentado adaptarlo para ordenadores, tanto su estructura, su jugabilidad, la estética y su funcionamiento claman a gritos “Google Play”. Empecé a jugar sin tener ni idea del juego, ni de su origen ni en qué consistía, y firmemente puedo decir tras jugarlo durante varios días que es la perfecta demostración de que, por mucho que camufles tus intenciones, si la base es la que es, se va a acabar viendo tarde o temprano. Dado su origen veo necesario comparar ambos juegos, porque se entiende mucho más de esta forma el porqué de este título; con ello, también tendré que hablar de como ha sido el proceso de conversión (o al menos lo que yo he notado al jugar ambos) y lo que han hecho para transformar un juego free-to-play en un producto consolidado.

Empecemos con lo bueno y con el gameplay, que acabamos antes: Grave Keeper se ve bien, con un estilo low-poly que me enamora. Las animaciones son muy fluidas en su mayoría, quitando algunas cinemáticas con movimientos algo toscos, pero nada grave. El juego consiste en sobrevivir a oleadas de enemigos, los cuales vendrán de 15 en 15. Tras cuatro oleadas tendremos la posibilidad de enfrentarnos a un boss, aunque si nos vemos mal de vida y no tenemos pociones (ya llegaré a esto) podemos seguir matando esqueletos y goblins para recolectar monedas. Estas monedas nos permitirán mejorar nuestro personaje: ballesta, arma física, armadura y ataque especial (el cual será devastador, pero tiene cooldown). Al matar a dicho boss, nuestra recompensa será un cofre con nuevas armas, que serán de uno o dos niveles inferiores a las nuestras. Esto nos permitirá personalizar nuestro estilo de juego un poco. O debería de poder permitírnoslo, al menos.

Grave Keeper presenta graves problemas de superfluosidad, pues su variedad, aunque existente, apenas puede palparse.

También tendremos misiones, tanto diarias como principales, que nos recompensarán con pociones, gemas, runas o dinero (sí, hay 3 tipos de moneda de cambio). Cuando lleguemos a rondas muy altas y empecemos a palmar sin parar podemos elegir enfrentarnos con el Rey Esqueleto, y tras vencerle nos darán una recompensa acorde con la ronda a la que habremos llegado, pero nos devolverá a la ronda 1; sin embargo, encontraremos portales que tras pagar gemas nos subirán de rondas y mejorarán el armamento automáticamente, y el portal de la ronda 1 te devolverá a la mitad del progreso que hiciste en la “partida” anterior (si llegaste a la ronda 400 te lleva a la 200).

Y ahora es cuando todo se viene abajo a una velocidad vertiginosa.

Los escenarios están bien, pero ya. Son 6 o 7, por lo que variedad que se diga no sentirás al llegar a la ronda 70. Salen enemigos distintos dependiendo de la zona, pero tampoco hay mucha variedad y te encontrarás variantes de los mismo menos en el mundo de lava: los arqueros y magos lanzan proyectiles, hay unos que son bajitos y no les darán los tiros de ballesta y el resto enemigos normales. Hay algunos especiales que explotan cuando los matas o si entras en su rango de acción, pero ya está. Los diseños de los bosses son curiosos, pero de nuevo son siempre los mismos con dos ataques cada uno. El apartado sonoro es prácticamente inexistente: oirás tus golpes, las flechas de la ballesta salir una y otra vez y 3 canciones distintas, de la cual una de ellas es un remix de otra. No hay sonido de enemigos, ni música para bosses ni nada, y al ser tan insufrible escuchar todo el rato el ruido de la ballesta con la misma canción una y otra vez acabarás quitando el sonido. Y hablando de poca variedad tambien hay que nombrar a las misiones, que son siempre las mismas 10 si llegan y de recolección – ya hablaré de por qué esto es un problema. La optimización es regulera y vais a sufrir más de un tirón desagradable, y a esto hay que sumarle que traga batería como él solo para lo que es, así que si jugáis en portátil os toca pegaros al enchufe.

La mujer objeto no podía faltar en la ecuación.

Hay muchos tipos de armas, pero realmente son más nombres distintos que otra cosa. Lo de la personalización está bien en papel, pero muy pocas de ellas (por no decir casi ninguna) cambian realmente el gameplay, ya que lo óptimo es pillar la que tenga el número más grande. Se distribuyen en normal, épica, rara y demás, pero el único cambio es el color y ya está (un detalle que me gusta es que el personaje también cambia según las armas que lleves). En términos de jugabilidad, te mueves, tienes ataque a distancia con la ballesta, el físico y el especial, un mapa para ver dónde están los enemigos (con respecto a ti, no aparece un plano de la zona) y las pociones. El ataque especial que ya he mencionado es espectacular visualmente, pero hace muchísimo daño y conforme subas de nivel o mejores la habilidad el cooldown será menor, por lo que llegará un punto que puedes darle a la barra espaciadora (ni se os ocurra jugar con mando) todo el rato, pero será tan aburrido que se te olvidará que está. Cada cierto tiempo saldrá un cartelito que pondrá que has subido de nivel, aunque no he notado cambio alguno y supongo que se referirá a subir estadísticas, pero lo dicho.

Los tres tipos de monedas servirán para distintas cosas: el oro para mejorar equipamiento, las runas para las habilidades pasivas y permanentes y las gemas para la tienda y los portales. En ella encontraremos tres apartados: uno para cambiar gemas por más oro, para cambiarlas por runas o para comprar pociones o cofres con armas. Os puedo decir que si queréis un mínimo de diversión y reto ni toquéis la tienda, estáis rotos de base. Las runas sirven para las habilidades pasivas permanentes, que te subirán estadísticas como la defensa, el ataque, la cantidad de monedas que recibes cuando no estás jugando o más runas, y dos aliados especiales. Uno de ellos será un espectro que recogerá las monedas que suelten los enemigos, y el otro es un caballero fantasmal que te ayudará a derrotar a los enemigos. Las runas y las gemas se obtienen de completar misiones o enfrentarnos al Rey Esqueleto, y te dan una cantidad tan exagerada que es absurdo mejorar apenas nada. Llegué a la ronda 500 con solo subida la defensa, el ataque, la vida y activados ambos fantasmas, y el tope de rondas con el que consigues un premio es la 600, aunque el juego sigue hasta el infinito, o eso parece.

Cuando llegas a cierta ronda desbloqueas esa recompensa y se suman todas las anteriores, por lo que acabas con mucho dinero de golpe.

Podría dejar el análisis aquí y decir eso, que es aburrido y poco más y que si os lo pilláis que sea a un precio muy bajo, pero no sería sincero con vosotros. Tras enfrentarme al Rey esqueleto únicamente 2 veces, decidí llegar hasta el final del tirón. No es difícil per se porque estás increíblemente roto (he acabado matando bosses de dos golpes sin saber quiénes eran, es muy ridículo), es difícil porque requiere que estés pegado mucho tiempo a la pantalla, muchísimo; y esto es herencia de que sea un juego móvil (al igual que sus menús, pensados para una pantalla táctil), porque darás pequeños bocados de 15 minutos, lo dejarás y ya está, pero yo no puedo hacer eso si quiero tener una review completa. Para ello, me puse varios podcasts de fondo que no me hicieran pensar mucho y a grindear como un cerdo. Tras fácilmente 4 horas seguidas de juego llegué a la ronda 630 sin darme cuenta, y al extrañarme que no pasara nada llegué a la 650 y pico, y dije “se acabó”, y me enfrenté al Rey.

Tras terminar, me devolvió a la ronda 1, como era de “esperar”, pero el juego no me dejaba ni mover el ratón ni usar el teclado. Como no podía salir del juego tuve que cerrarlo con el Administrador de Tareas, y al volver a abrirlo el portal que me debería mandar a la ronda 300 y mucho no estaba. Traducción: me sentí como si me hubieran robado todo el tiempo invertido en el juego, tiempo que hubiera preferido aprovechar en cosas mucho más importantes.

Si hubiera ido por mi cuenta a los 20 minutos lo hubiera desinstalado, pero como no es el caso seguí, y seguí, como hará un jugador en el futuro al que este juego enganche. Y cuando le pase lo mismo que a mí no solo sentirá que le han robado tiempo, sino también su dinero; y soy un fiel defensor de que de todo se puede sacar algo bueno, y de esta experiencia lo único bueno que saco es que la próxima vez que me pidan analizar un juego me informaré exhaustivamente del mismo, porque de este descubrí de potra que era un port. Siempre intento valorar el trabajo que hay detras de un título, pero en este solo veo errores y fallos por todos lados – si me dijeras que es un proyecto que has hecho para practicar con el motor me lo creería, porque no está pulido en ninguno de sus aspectos salvo el gráfico. No me parece un buen juego, y menos un buen port, y eso es lo que voy a explicar ahora.

Al ser un juego móvil (porque es lo que es) y ser gratis, obviamente tiene micropagos, y me instalé la versión de smartphone solo para saber cómo cambiaba y me sorprendió cómo un juego puede ser tan horriblemente descarado en pedirte dinero sin parar. A los 2 minutos ya me estaban bombardeando con ofertas y pagar cofres e invertir pasta en todo lo posible. Es insoportable que, tras terminar dos rondas (fácilmente 15 segundos), te salte un mensaje de “compra estos cofres de oferta”. Le enseñé el juego a mi padre (el de ordenador) y lo primero que me dijo al ver la tienda fue “bueno, pero en algún sitio tendré que gastar el dinero en las gemas, ¿no?”. Y efectivamente, en la versión de móvil te puedes gastar un montón de dinero real en gemas. Sin embargo, lo lógico es que al sacar un juego completo se elimine esta función, y eso hicieron, pero a su manera.

Si quitas el pilar fundamental, todo se viene abajo

Las opciones de compra de gemas no están, y todas las mejoras cuestan algo menos; sin embargo, cometieron dos errores, uno nimio y otro que parte en dos el juego. El primero es que algunos textos están sin cambiar (por cierto, la traducción es horrible) y te piden, por ejemplo, 10 gemas para saltar entre rondas, pero realmente te cuestan 4. El gordo: se dejaron una curva de entrada muy alta que no han sabido corregir. En móvil esa curva está hecha para que pienses que no llegas y te dejes el parné, pero ahora es algo insufrible que tienes que pasar hasta que te enfrentas por primera vez al Rey. Al derrotarlo, te dará runas y muchas gemas, y solo con mejorar la vida ya has roto el juego en dos. El problema severo no son las armas o tu nivel, sino las pociones que, aunque caigan de forma aleatoria de vez en cuando o te las dé el Rey, se vuelven inútiles al mejorar tu salud. Las pociones o las runas son en lo que te gastarías dinero, pero ya no las necesitas, y como tampoco necesitas comprar cofres para armas toda esa parte de la tienda carece de utilidad por completo, volviendo a las gemas con el único propósito de cambiarla por oro o runas que te van a romper aún más todo el sistema de progresión. Incluso hasta la pantalla de muerte es tan típica que parece que te va a saltar un anuncio de otro juego o que gastes aún más dinero para revivir.

“Cómpranos, cómpranos con dinero.”

Las misiones de recolección, por supuesto, son más de lo mismo: facilonas para que te enganches, pero siempre hacer el mismo trabajo repetitivo, una y otra y otra vez. Que te den monedas al volver al juego también es una herencia de esta filosofía de querer engancharte: vas a querer volver todo el rato para saber cuánto has recogido. Y uno de los problemas es que es tan insultante y va a buscar tanto la recompensa psicológica fácil que es imposible tomárselo en serio. Hay dos modos más de juego: en uno de ellos compites contra un bot en matar a la mayor cantidad de bichos posible y en el otro tienes que sobrevivir hasta el infinito con la ayuda de tres bots: los abrí para ver que funcionaban y en ningún momento he sentido la necesidad de volver. He visto muchísimos juegos de este palo, pero nunca de una forma tan retorcida – y ya no estoy hablando del juego de smartphone. Ya comenté esto por encima en mi artículo sobre juegos malos, y la tendencia de ir hacia el servicio de forma inmediata y descuidada, y el problema de todo esto es que deja juegos que son aburridos, insípidos y en los cuales lo único que puedes invertir es tu tiempo y cartera. Es un juego que, o se hace de cero de nuevo, o no va a sobrevivir y se va a convertir en uno de tantos.