El apocalipsis, mejor en cooperativo

Repetir fórmulas jugables suele ir en detrimento de la calidad en pos de asegurar lo que ya ha funcionado. Hemos comentado en multitud de ocasiones las dificultades a las que se someten los videojuegos fuertemente inspirados, así como hemos destacado las particularidades que estos ofrecen cuando esa réplica de formato se hace de la forma correcta o, al menos, la más acertada posible. God’s Trigger es una obra que tuvo un gran reto por delante: distanciarse del aclamado Hotline Miami y no pasar desapercibido.

No falla. Miremos donde miremos información sobre este título de One More Level encontramos alguna referencia al ovacionado juego de Dennaton Games que tanto revuelo alcanzó por sus espectaculares propuestas y por su narración a varios niveles. Pese a su simpleza en forma, todo lo que alcanzaba en fondo lo ha colocado como “uno de esos títulos” que se recordarán siempre dentro de la estela independiente. Y, por ello, es lógico que surjan las inspiraciones. Los toques estéticos, así como trazas de la jugabilidad y la forma de narrar hicieron surgir a Katana Zero con una fórmula algo diferente que le aportaba gran originalidad, sobre todo basándose en la acción 2D. Con God’s Trigger, la situación es algo diferente.

La música y estética ochenteras que encontrábamos en Hotline Miami se sustituyen por cañeras mezclas de rock que acompañan un apartado visual contemporáneo, aderezado con elementos asociados al cristianismo. El apocalipsis ha sido desatado. Un ángel sin alas y una demonio que huye del mismo infierno se encuentran en la tierra para frenar la completa destrucción. Harry y Judy son carismáticos a su manera y, en cierta medida, consiguen sostener una narración con escasas aspiraciones. Donde la obra de Dennaton Games presentaba un galimatías de situaciones interconectadas que se resolvían de cara al final del título, God’s Trigger apunta más bien hacia una trama sencilla con algunos giros de guion, suficientes para mantener el tipo y justificar la jugabilidad, apartado en el que One More Level parece estar especializándose si colocamos la mirada en Ghostrunner, su próximo título.

Tener a dos personajes posibilita una opción jugable que da una vuelta de tuerca a los planteamientos de vista cenital y destrucción sin fin: el cooperativo. Es, sin duda, la forma en la que God’s Trigger ha sido diseñado para jugarse, si bien podremos completarlo en solitario alternando personajes con un botón. Pero jugar individualmente tiene una pega: existe menos necesidad de cambiar entre personajes de lo que pareciera en un inicio. El planteamiento es interesante: Harry puede hacer un dash y golpear cuerpo a cuerpo, mientras que Judy tiene un gancho para atacar con algo más de alcance y, en lugar de dash, su esquiva es un teletransporte rápido. Así, con la demonio podemos atravesar rejillas mientras que con el ángel podemos destrozar algunas paredes. Ambos personajes pueden, a su vez, recoger armas a distancia que usarán como ataque secundario, así como tener habilidades especiales que seleccionaremos en cada nivel, pudiendo personalizarlo a nuestro gusto para elegir las mejores combinaciones.

En busca de los cuatro jinetes del apocalipsis, recorreremos cuatro capítulos con diversos niveles cada uno, así como un capítulo final que aclara los sucesos y contextualiza la trama. Resulta bastante corto en conjunto y, salvo que nos atasquemos, difícilmente nos costará más de tres o cuatro horas, siendo gran parte del título un desafío de ensayo y error. Las escenas en bares, por ejemplo, son las que más recuerdan a Hotline Miami. Nos apostaremos a las puertas de cada sala, donde habremos alcanzado un punto de control para entrar a romper con todo, escopeta en mano y con la espada preparada. Porque aquí la cosa va de ser rápidos, de tener reflejos y de calcular los retos. Algunos enemigos necesitan un par de golpes para caer, otros se lanzan hacia nosotros con cuchillos y otros nos dispararán desde lejos. En cualquier caso, morimos de un solo golpe, por lo que tenemos que prepararnos bien para cada incursión en una habitación. 

Nuestra barra de energía nos muestra lo que nos falta para desatar nuestra habilidad especial (que habremos escogido en el menú antes de cada partida) y combinarlas con cabeza es lo que facilitará el completar el título en tiempo récord, pues puede terminarse sin necesidad de recurrir demasiado a ellas. De hecho, aun desbloqueando nuevas habilidades, en mi partida acabé empleando casi siempre las primeras dos, con las que me sentía más capaz: volverse invisible y convertir a un enemigo en hostil. Estas habilidades son personalizables y tienen diversas categorías como alcance, tiempo y rango de acción para potenciarlas a nuestro gusto, combinadas con algún extra que iremos desbloqueando si exploramos bien los escenarios.

Todos recordamos la primera vez que en Hotline Miami nos hacen volver sobre nuestros pasos para observar la matanza que acabamos de realizar. Aquí no se aspira a un potencial discursivo asociado a la culpabilidad del jugador, ni mucho menos, siendo estas escenas inexistentes: lo más cercano serán algunas situaciones a cámara lenta que, tras acabar, dejan una curiosa estampa de cadáveres. Si bien no aspiro a comparar títulos de forma gratuita, creo firmemente que la relación de ideas que aquí construimos en base a lo que entendemos de Hotline Miami es algo necesario para comprender las premisas que tiene que ofrecer God’s Trigger.

Posiblemente, su principal tropiezo venga de la mano de los jefes finales de cada capítulo: curiosos, pero recurren demasiado a un pequeño juego de lógica y reintentos aprovechando una o dos mecánicas. Algunos pueden durarnos menos de un minuto y cualquiera esperaría, dado el interesante potencial de herramientas a nuestra disposición a la hora de enfrentarnos a las hordas de enemigos, que los jefes supusieran algún tipo de reto a nuestro aprendizaje. Además, mientras el título insta a jugar con ambos personajes, es cierto que, por ejemplo, Judy, posee un ataque básico con rango que, potenciado, facilita mucho las cosas cuando no disponemos de arma a distancia, algo que desequilibra en cierta medida el jugar con uno u otro.

Con todo, God’s Trigger es una obra redonda en cuanto a contenido y aspiraciones: sus premisas son claras y el objetivo es pasárselo lo mejor posible en las horas de desafío que ofrece, a ser posible, en cooperativo, donde debemos coordinarnos con nuestro compañero para actuar a la vez, lo que desata momentos de risa asegurada. One More Level merece con ello toda nuestra atención de cara a futuros proyectos que prometen ser tan frenéticos como sus tiroteos.