La espada de la justicia

El final de este difícil año se acerca, poco a poco, la última recta se presenta más pequeña con el paso de cada uno de los días, sin duda un momento disfrutable, pues no son pocas las ganas de hacer borrón y cuenta nueva tras las diferentes problemáticas que han sacudido a este 2020. Hay quien afronta estos meses con mayor positividad, más relajados y preparando el descanso que todos nos merecemos. Sin embargo, esto implica más cosas, pues diferentes festividades se preparan por el camino, y la industria del videojuego esconde sus regalos. Los lanzamientos triples A que en otros meses del año podíamos llegar a echar en falta, sea por las razones que sean, ahora se acumulan como una amalgama de títulos que buscan tu atención completa, y buscan absorberte en sus mundos para echarles horas infinitas, o con 172 pueden valer. Lo nuevo de Spiderman, el viaje al Valhalla de Assassin’s Creed, y presumiblemente, si la salud de sus trabajadores y las horas extra lo permiten, el mundo futurístico de Cyberpunk 2077. Sin embargo, en este texto no voy a hablar de ninguno de ellos, y como habrás comprendido consultando el título y la imagen de la portada, es Ghostrunner sobre quien gira este trabajo, pues considero que es mi deber rescatar este juego antes de que las fauces de las más grandes empresas empiecen a acechar por el mercado, si no lo están haciendo ya.

Ghostrunner nos sitúa en un mundo futurista, presumiblemente con un corte similar a lo que conocemos por cyberpunk, donde la oscuridad en la que se ve envuelta la humanidad solo se contrarresta con las coloridas luces de neón que inundan las paredes. En él, controlaremos al último Ghostrunner, una fuerza “pacificadora” a las órdenes del gobierno de Dharma, el último bastión de la humanidad en una Tierra desolada. Nuestra misión será obedecer a la voz en nuestra cabeza, quien es la copia de seguridad que dejó Adam, y quien ahora se hace llamar El Arquitecto, último gobernante antes del golpe de estado perpetrado por Mara, quien fuera su compañera. Con todo en orden, nos adentraremos por las entrañas de una decrépita ciudad para restaurar el gobierno y acabar así con la tiranía que impera en las calles, todo mediante los devastadores golpes de nuestra katana y los poderes que nos irán acompañando para hacer nuestra travesía algo más sencilla.

Esta última parte es muy importante y algo que tener en cuenta, pues no es un juego de acción al uso, pues debido a esa vista en primera persona y el frenesí del combate habrá más de uno que lo asemeje con Doom gracias a eso, pero nada más lejos de la realidad, pues a pesar de la fuerza que poseen nuestros brazos, nuestro cuerpo no será capaz de resistir más de un golpe, muriendo en el acto. Debido a esto, la mejor comparación sería con la saga Hotline Miami, donde no se permiten errores y el ensayo y error manda con puño de hierro. En Ghostrunner es exactamente igual, dejando el combate frenético y sin cabeza a un lado para obligarnos a pensar cada uno de nuestros golpes y movimientos, pues no habrá una segunda oportunidad para remediarlos. Si por algún casual no logramos nuestro objetivo, los diferentes puntos de guardado nos salvarán el cuello, una faena que no se hace pesada, pues el tiempo de carga es mínimo entre muerte y muerte, incitando así a dar unos espadazos más antes de desistir en nuestro intento, permitiendo de esta manera que el juego fluya de la manera en la que está pensada, un flaco favor a la obra.

El trabajo realizado en el título es, sin duda alguna, encomiable. Gráficamente se ve un juego espectacular, que logra captar los matices que otorgan la oscuridad y el neón para ceñirse así a una estética futurista bastante deprimente, pues, de acuerdo a la historia que se irá desarrollando, la humanidad no está viviendo su mejor momento, explicando así el caos y desorden que impera. Esta misma historia sirve de hilo conductor en Ghostrunner para transportarnos desde lo más profundo hasta la cima de la ciudad, donde nos aguarda nuestro destino, definiendo así diferentes barrios cada uno con sus peculiaridades y habitantes, pero también la dificultad de los enemigos que nos harán frente. De cara a la recta final comienzan a aparecer más y más enemigos nuevos, aunque ahora, visto desde afuera, siento que más de uno se siente desaprovechado, pues salen delante nuestra solo un par de veces debido a lo tardía de su aparición.

También quiero señalar de que, a pesar de que puede ser debido a mi habilidad o carencia de la misma, más de un enemigo o banda se me ha atragantado cuando me he adentrado en su zona, pues debido a sus habilidades especiales y al cooldown de las mías, tenía que quedarme esperando a que terminara para poder afrontarlos con algo más de facilidad. No obstante, eso no es lo que más me ha hecho sudar, pues tras una y otra vez, acabas sacando las pantallas, y si decides volver a jugarlas notas que tu mejoría ha sido la que te ha permitido avanzar, pues la segunda vuelta es infinitamente más rápida. No, no ha sido ese mi principal problema, pues algo a lo que no le había prestado mayor atención durante todo mi viaje, y que al final de la experiencia en este Ghostrunner ha aparecido como un muro insalvable, han sido las pantallas de plataformas.

No tenemos un amplio abanico de posibilidades cuando de movilidad hablamos. Conforme más progresas, nuevas habilidades irán apareciendo, teniendo que encajarlas como un Tetris para que funcionen, permitiendo al último Ghostrunner tener más sprints, mejorar otras habilidades o poseer mejores desvíos. Junto a las capacidades de correr, saltar por las paredes y un gancho con el que impulsarnos, estas conformarían nuestras posibilidades de afrontar los niveles y en especial los que he mencionado antes, donde no existen enemigos visibles, y somos nosotros contra las estructuras. Este “combate” no está bien trabajado, falta un pulido general casi insalvable y que no echamos en falta hasta que nos acercamos al final, donde estas zonas alcanzan su cumbre y nos echan fuera una y otra, y otra vez, así hasta más de doscientas veces, pues estas fueron mis muertes en el último nivel, excesivamente lejos de las 40/50 que tuve durante todo el trayecto. Esto es debido principalmente a algunas partes donde el salto y sprints debían de hacerse pixel perfect, en el momento justo y no en ningún otro, sin capacidad de corregirlo más allá de morir una vez más e intentarlo de nuevo. Sabía que me quedaba poco juego, y que debía de acabarlo para hacerle un análisis lo más justo posible, pero esa sensación de ir cuesta arriba en una ladera infinita y cada vez más inclinada dificultó mi tarea hasta puntos desquiciados.

Conoce sus luces y (algunas de) sus sombras, y las explota hasta puntos muy interesantes

Que no empañen mis palabras tu curiosidad por el juego, pues sabiendo lo difícil que será también esta recta final por delante, teniendo a Cyberpunk 2077 como el “centro de la experiencia cyberpunk”, quiero resaltar la valía del estudio y el buen trabajo realizado, pues como amante del género, me alegra saber que hay juegos independientes que logran realizar un trabajo mejor de lo que apunta a ser el producto definitorio de una de las más grandes empresas. La trama no es uno de sus puntos principales, pero es que tampoco lo busca, conoce sus luces y sombras (o bueno, algunas de ellas) y las explota hasta puntos muy interesantes, dejando, por ejemplo, un combate que te hace sentir poderoso como pocos, todo eso sin dejar una trama palomitera pero que se ciñe a lo que es el género, y no intenta evadir la realidad del mismo, mostrándonos dos mentalidades distintas pero las dos igual de dominantes y cercanas al totalitarismo, y que poco a poco iremos descubriendo en nuestra lucha contra ellas y la búsqueda de justicia y libertad para los más necesitados de ella. Hace ya algo de tiempo desde que hablé de la representación del género cyberpunk dentro del mundo de los videojuegos, y cómo mis temores ante la obra de CD Projekt RED no hacía más que aumentar. Hoy, 17 de noviembre, quiero decir que Ghostrunner cumple su papel, tanto como juego como con el género, y logra traernos un título entretenido con una jugabilidad adictiva y que responde efectivamente a nuestros movimientos y decisiones, tanto para bien como para mal. Me alegro de que exista, y espero seguir encontrándome trabajos suyos, confiando que tengan en cuenta sus errores y sigan explotando sus dones.


Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PlayStation 4 por 505 Games.