Echo de menos mi bocata con chocolate...

Mi DS ha muerto; bueno, no exactamente, pero como si lo estuviera. Una tarde empezó a darme problemas el pestillo de encendido, y tuve a bien abrir la consola para volverlo a poner en su posición, con tan mala suerte que acabé aplastando una clavija y ahora es prácticamente imposible encenderla. Sigue funcionando a las mil maravillas, pero me he quedado sin una pieza clave para su funcionamiento, y aunque podría comprarla por separado me sale más rentable buscar otra de segunda mano que volver a liarla parda. También perdí otra (la de mi hermana) en un hotel de Grecia en mi viaje de fin de curso. He visto otras tantas con la bisagra completamente destrozada por el uso, otras muchas con píxeles muertos en la pantalla y otra a la que le falta el trozo donde se encuentran los LED de encendido y carga.

La DS y la Wii han sido consolas que han marcado un antes y un después, no solo en la industria sino para la gente externa a ella: los llamados “jugadores casuales”, nombre despectivo creado por los true gamers para deslegitimar a aquellos que no suelen jugar a videojuegos; pero ese no es el objetivo de este artículo. Creo que es buen momento para hablar de los defectos y maravillas de estas consolas y por qué llamaron la atención tanto de propios como de extraños. Ambas marcaron un antes y un después en la forma de jugar, ya que supieron traernos una nueva forma de jugar muy intuitiva tengas la edad de tengas: la primera con una pantalla táctil y el stylus y la segunda con un mando parecido al de la televisión, que seguía el movimiento de la mano.

Nintedo DS Lite

La DS llegó en el momento exacto y triunfó en el momento oportuno. Aunque al principio no llegaba a convencer del todo, supo asentarse como una máquina potente al incluir una demo de Metroid Prime: First Hunt y tener el apoyo de Super Mario 64 DS, los cuales demostraban que podía manejar entornos 3D sin despeinarse (más o menos). Pronto llegaron más juegos que reventaron por completo, como New Super Mario Bros., que suponía el regreso a los juegos 2D clásicos de la saga del fontanero. A su vez, el apoyo de compañías Third Party fue clave, ya que desde el principio contó con juegos como Castlevania: Dawn of Sorrow, Advance Wars Dual Strike o Sonic Rush. Así mismo, también llegaron ideas como Scribblenauts, Ghost Trick y Profesor Layton, los cuales supieron aprovechar a las mil maravillas las capacidades táctiles de la consola; incluso se abrieron paso juegos como Dementium, un juego de terror más que entretenido. Todo cabía aquí.

La Wii, por su parte, fue algo tan novedoso que era fácil divertirse con ella. Cualquiera puede coger un mando y la fiesta está servida. Recuerdo a mi padre alguna que otra vez jugar a los bolos, y me sé de más de uno cuyo abuelo ha reventado cabezas en Wii Sports. Jugar es muy intuitivo, ya que te olvidas de la ingente cantidad de botones y haces algo más orgánico, que es moverte. Por ello, funcionaron tan bien Wii Play y Wii Fit, ya que no solo eran sencillos sino que cualquiera podía entrar sin problema. Sin embargo, aunque tuvo muchísimo apoyo Third Party (la saga Just Dance deUbisoft fue un completo acierto), la consola era notablemente menos potente (esto no quita que tuviera juegazos). Sin embargo, muchos vieron que la experiencia no daba para más, así que acabaron vendiendo sus consolas a tiendas de segunda mano.

Nintendo Wii

Sin embargo, ambas consolas tienen varias cosas en común. Para empezar, al ser tan accesibles, contaron con mucho shovelware, mucho contenido de baja calidad que inundaron las baldas de las tiendas de juegos, así como la tienda online de Wii y de DSi, la segunda revisión de DS. Ambas contaban con retrocompatibilidad: en el caso de DS de Game Boy Advance y en el de Wii de GameCube. El caso de DS es algo más especial, ya que a través de la ranura de Game Boy Advance algunos juegos de DS podían acceder a otras funciones extra: con los juegos de Pokémon se podían transferir de una generación a otra, con los de Phoenix Wright desbloqueabas todos los capítulos, y con Guitar Hero podías colocar un accesorio que sirviera de guitarra. Incluso algunos juegos admitían compatibilidad con un Rumble Pak, el cual permitía la vibración en algunos juegos como Diddy Kong Racing DS. Con todo, DS y Wii podían conectarse entre sí, permitiendo la descarga de demos para la portátil.

Este pequeño logo nos acompañó a muchos.

La serie de juegos “Touch! Generations” también fue un impulso para ambas consolas, ya que dieron paso a juegos como Brain Training, Hotel Dusk Phoenix Wright, Profesor Layton, Rhythm Paradise y otros muchos, juegos accesibles que todo el mundo podía probar. Mi abuelo no ha tocado una consola en su vida y estos juegos pudieron acercarle a este mundo, puede que no de forma permanente, pero sí que pudimos pasar buenos momentos juntos alrededor de la pantalla. Con todo, llegamos a la última parte: la piratería. Ya desde el primer momento, la piratería azotó con fuerza ambas consolas: DS fue inundada con tarjetas pirata que no solo permitían la reproducción de copias de los juegos, sino que también convertían la consola en un bloc de notas o en un MP3. Desde la M3 a la R4, es casi imposible encontrar a alguien que no haya usado una. Con Wii el inicio fue algo más complicado, ya que era difícil hacer funcionar cualquier script dentro de la consola. Los primeros métodos se basaron en la modificación de sistemas de guardado, aunque poco a poco la escena fue creciendo y se fueron incorporando nuevas formas cada vez más elaboradas, como una carta en el tablón que al acceder ejecuta todo el código necesario.

Algo que hay que dejar claro es que fueron muchos los factores que influyeron a la hora del éxito de ambas consolas. Fueron lanzadas en el momento justo, y supieron abarcar un público muy general, quizá dejando a un lado a los más experimentados, pero sinceramente creo que tomaron la decisión correcta. DS y Wii fueron la entrada de mucha gente al medio, y por mucho que se diga, todos pertenecemos a una comunidad global, y es bonito que todos compartamos algo en común: la diversión a través de los videojuegos. Por eso mismo veo una estupidez hacer “clases” que separen a los jugadores, porque cuantos más seamos más podremos jugar a Just Dance.