"Sé escurridizo. Sé intenso. Sé constante."

Siempre he pensado que, en una industria tan competitiva como la nuestra, cualidades como la honestidad y el mimo conforman una lista de valores necesaria para diferenciarse del resto y, por tanto, para triunfar. Si la semana pasada os hablaba de cómo Super Speed intentaba competir en la liga de los niños grandes con trágico resultado, hoy vengo hablar de todo lo contrario. De una propuesta humilde, conocedora de sí misma, que deja sus intenciones claras desde el minuto uno y que no se esfuerza en esconder sus orígenes. Hablo, claro está, de Debris Infinity.

El programador y grafista Sergio del Valle y la ilustradora Alejandra Castanedo han trabajado durante los últimos años, bajo el apelativo de SVC Games, en un twin stick shooter que bebe de propuestas arcade, de corte retro, y que presenta claras reminiscencias a propuestas divertidísimas como Geometry Wars. Si bien el estudio cántabro ya cuenta con más de diez años de experiencia a sus espaldas, nos encontramos ante un estreno realmente importante en su carrera, tratándose de su primer lanzamiento en consola. Un proyecto auto-financiado que, he de decir, ya pudimos disfrutar en PC vía Steam hace prácticamente un año, pero que ahora aterriza de manera impecable en la plataforma híbrida de Nintendo, adaptándose a la misma a las mil maravillas.

La premisa de la que parte Debris Infinity es clara y transparente como el agua. Su concepto orbita alrededor de una serie de ideas y mecánicas preestablecidas, ya asentadas entre la comunidad de jugadores dedicados, y eso produce que nos encontremos ante una entrega accesible y ampliamente disfrutable desde minuto uno. Independientemente de la modalidad que escojamos, nos encontraremos ante un juego de acción cenital basado en un entorno 2D que busca constantemente poner a prueba nuestros reflejos, bombardeándonos con nuevos enemigos y peligros sin tregua alguna. Pudiendo llevar a cabo habilidades especiales tales como ralentizar el tiempo o limpiar la pantalla de enemigos, el objetivo final no deja de ser una constante más dentro del conjunto jugable, y es que el quid de la cuestión siempre residirá en esquivar o detener todo ese amasijo de láseres y disparos que aparecerá por pantalla mientras incrementamos de manera progresiva nuestro contador de puntuación.

Centrándome en este último recurso, he de decir que se trata de un sistema que parece pedir nuestra atención desesperadamente, pero que nos incentiva de manera reiterada a salir de nuestra zona de confort y a no utilizar siempre las mismas estrategias (pues ciertas variables que lo componen están directamente relacionadas con nuestro posicionamiento). Además, dicha implementación, que tiene en cuenta nuestros combos, rachas y cadenas, está aderezada por unos rankings online – con clasificaciones semanales y globales – que potencian esta sensación aún más, sin restarle peso a todas esas buenas ideas (como los mapas de calor que se nos muestran en el informe post-partida) que, sentimos, avanzan en la misma dirección.

Por otra parte, siento que las modalidades introducidas, lejos de resultar abrumadoras, son suficientes, existiendo una importante diferenciación entre ellas, y antojándose divertidas por igual. Los modos introducidos son:

  • Normal Mode: Un modo clásico en el que se busca conseguir la máxima puntuación mientras repelemos los ataques enemigos, cuya dificultad va in crescendo. Las estrategias de los rivales parecen adaptarse a nuestro modus operandi, por lo que, de nuevo, no suele ser una buena idea repetir una y otra vez la misma jugada.
  • Time Attack: Esta modalidad propone partidas de tres minutos de duración, durante los que deberemos de intentar conseguir la máxima puntuación posible. Aquí los escudos son infinitos, por lo que las vidas no serán un problema, pero cada vez que tengamos un impacto nuestro marcador de puntuación lo notará notablemente… hasta el punto de poder acabar la partida con una puntuación negativa.
  • Power Wave: Se trata de un modo supervivencia puro y duro en el que los enemigos atacan en oleadas. Con un tiempo límite por ronda, deberemos de encarar los peligros que desfilen por pantalla tratando de minimizar nuestro gasto de tiempo, a la par que nos preocupamos por la propia gestión de los escudos.

De igual forma, resulta vital destacar la existencia de una vertiente multijugador cooperativa en la que dos jugadores pueden repartirse las tareas de piloto y artillero, así como de un emocionante modo Versus que acaba de poner la guinda a un pastel que ya de por sí valía su precio en oro.

Debris Infinity

El caos es un factor común en todas las partidas de Debris Infinity, por poco que estas duren.

Más allá de los esfuerzos realizados en el campo jugable, cabe destacar que gran culpa de la fluidez y de la satisfacción que destila la propuesta recae sobre su sólido apartado técnico, que deja un gran sabor de boca dada la rocosa tasa de 60 imágenes por segundo a la que se mueve, sin importar si estamos jugando en modo portátil o TV. Bien es cierto que la aventura no cuenta con una carga gráfica excesivamente alta – lo que podría restar mérito a lo comentado -, pero, una vez estás a los mandos, es francamente sencillo quedarse completamente embobado con la hermosa pero caótica postal poligonal que conforman las explosiones, los disparos y el fondo estrellado. El sonido que acompaña la acción, tanto en lo que respecta a la música como en lo relativo a las voces, también contribuye positivamente a la creación de esta inmersiva atmósfera, aunque no deja de rayar a un nivel muy amateur – eso sí, fácilmente perdonable -.

El ataque de los clones

Tan humilde como directo, el primer paso de SVC Games en el mundo de las videoconsolas ha sido, en resumidas cuentas, una grata sorpresa, a la que muy pocas cosas se le pueden echar en cara. Desde luego, no se trata de una aventura revolucionaria, pero sí de una que consigue lo que se propone, antojándose como una opción inmejorable para esos ratos muertos que a todos nos surgen en el día a día, y ofreciendo una gran oferta de contenido en relación a su precio (de unos 4,99€). Toda una reivindicación de la diversión arcade que, esperamos, sea el inicio de algo mucho más grande.


Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para Switch cedido por la propia desarrolladora.