Un viaje por la devastación y la naturaleza humana a través de los sentidos

When the walls are caving in my head

Faintly feel a pulse in my neck

Time, it creeps and crawls and reels me in

Sinks its rusty hooks in my skinBreath In (Low Roar, ‘0’) / 2014, Tonequake Records

Los páramos grises de un territorio desolado abrazan el horizonte en todas direcciones mientras las nubes vagan por un cielo muerto ocultando las estrellas a las que nunca podremos viajar. La humanidad sufre necesidad y muere por ello víctima de una realidad apocalíptica en la que la unión de los seres humanos en pos de un objetivo común es la única manera de salir con vida de un presente terrible. Que estas líneas describan con una sorprendente precisión el sentir generalizado de quienes en nuestro propio mundo apuntan al cambio climático como el peligro más inminente para la superviviencia humana a largo plazo es quizá uno de los motivos por los que Death Stranding ha calado tan hondo en el alma de millones de jugadores de todo el mundo.

Pero, ¿qué papel juega la música en todo esto? Sonorizar un título como Death Stranding no es a priori una labor sencilla. La responsabilidad principal de la composición de la banda sonora del juego recayó en manos de Ludvig Forssell, compositor y actor sueco de 32 años y director del departamento sonoro de Kojima Productions, quien el pasado día 13 recogía el galardón a Mejor Banda Sonora en la ceremonia de los Game Awards. Tras haber trabajado con Kojima en la banda sonora original de Metal Gear Solid V y P.T., a Forssell se le encomendó ponerle música al fin del mundo. Como segundo al mando, Joel Corelitz, cuyos trabajos musicales en el mundo del videojuego incluyen The Unfinished Swan, Gorogoa y Tumbleseed. ¿Cómo lo consiguieron?

Nos recorrimos una tienda de bricolaje como si aquello fuese una tienda de guitarras”, sentenciaba Corelitz en una entrevista con The Verge publicada el mismo día que el título llegaba a las tiendas de todo el planeta. “Probablemente parecíamos un par de locos. Cogíamos rejillas de ventilación, nos las acercábamos a la oreja y las golpeábamos”. El tono general de la banda sonora debía ser transgresor y alejado de cualquier convencionalismo, una idea básica de la que partían Kojima y Forssell desde el inicio del proyecto y que el creativo japonés acabaría aplicando al juego en su conjunto. “Kojima me mostró la banda sonora de la película It Follows(2014)”, comentaba Forssell. “Quería que fuese oscura y cruda. A partir de eso comencé a darle forma a mi manera. Kojima tiene una visión que sabe transmitir con detalle, así que siguió guiándome durante el proceso”.

Pero la desgarradora y melancólica composición de Forssell para Death Stranding no fue el único pilar sobre el que Hideo Kojima desarrolló la historia de Sam Porter Bridges. Tampoco el magnífico y minimalista uso del sonido ambiente en cada páramo, valle o montaña de esta reimaginación de los Estados Unidos del futuro. La trinidad de artistas compuesta por las bandas CHVRCHES, Low Roar y Silent Poets (especialmente las dos últimas) definen el tono de los momentos más espectaculares e íntimos del juego.

Un uso absolutamente magistral de las composiciones de estos músicos implementadas en momentos y escenarios concretos que evocan en el jugador sentimientos arraigados en el universo de Death Stranding. Soledad, melancolía, esperanza, tristeza y la delicada majestuosidad de la naturaleza son solo algunos de los conceptos que un servidor vivió y sintió a los mandos de Sam mientras caminaba por territorios inexplorados por primera vez y temas como Don’t be so serious, Bones o Asylum for the feeling comenzaban a sonar.

“La manera en que selecciono la música y los artistas está basada en la confianza que establezco con ellos. La conexión natural con estas personas hace posible que trabajemos juntos”, explicaba Kojima en una reciente entrevista en Eurogamer. A veces la vida es caprichosa y te conecta con otras personas de manera inesperada. Fue así como el japonés se topó con un álbum de la banda de rock independiente Low Roar en uno de sus viajes por Islandia. Comenzó a escuchar uno de sus temas en la radio e inmediatamente decidió comprar el disco completo. Según Ryan Karazija, líder de Low Roar (anteriormente conocidos como Audrey Sessions), Kojima no paró de escuchar el disco en su camino de vuelta a Japón. El resto es historia. Esta predisposición a descubrir e implementar lo inesperado como parte de un todo en pos de una idea creativa concreta es probablemente uno de los elementos más definitorios de la manera de trabajar de Hideo Kojima como creador independiente.

Un método peculiar que sirvió para sembrar el germen de los que son probablemente los mejores momentos a los mandos de un personaje digital que he vivido en años. El intimismo con el que están concebidos algunos de los pasajes de Death Stranding es una rara avis en el mundo del videojuego de gran presupuesto. Solo existes tú, el camino y la melodía. Y es precisamente ella la catalizadora de todo lo que te acaba removiendo las entrañas mientras das un paso tras otro. Es ahí donde reside la clave para entender por qué existe tal disparidad de notas entre los profesionales de la industria del videojuego. Hay que aceptar e interiorizar premisas y sentimientos muy concretos para disfrutar y sentir como propio el viaje junto a Sam Porter Bridges.

Death Stranding no saciará a quienes busquen alimentarse de los convencionalismos del género de acción y mundo abierto.

De igual modo que no se pueden clavar estacas con amapolas. La historia de Sam es la tuya propia. Un vagar por el fin del mundo con el objetivo de conectar con los demás y, sin darte cuenta, contigo mismo. Un intento por huir de un pasado que te atormenta el alma y que es una alegoría de nuestros propios miedos como seres humanos. Un ejercicio audiovisual delicado que al mismo tiempo hace gala de los valores de producción de las historias que están destinadas a ser recordadas. Un trabajo humano sublime arropado por un plantel de actores y actrices que marca un nuevo hito en la industria del ocio electrónico y que sigue ayudando a proyectar al videojuego como un medio tan legítimo y rico a nivel narrativo como la más prestigiosa de las superproducciones de Hollywood.

Si Death Stranding te ha parecido un videojuego interesante y has disfrutado de su peculiar experiencia, te recomiendo encarecidamente que explores la discografía de Low Roar, Silent Poets y CHVRCHES.

Asimismo, la obra cuenta con un álbum de canciones licenciadas bajo el título de Timefall y que incluye temas de artistas como Major Lazer, Au/Ra, CHVRCHES, The Neighbourhood, The S.L.P., Bring Me The Horizon, Flora Cash y Missio, entre otros. Por último, la banda sonora oficial con los temas compuestos por Ludvig Forssell se encuentra disponible en Spotify y en formato digital en tiendas.