Not leaving... Moving on


Había pensado en una entradilla grandilocuente, con palabras complejas y frases llenas de significados entre líneas. Sin embargo, a estas alturas, con gran parte del camino ya recorrido, pienso que ya dejé esa etapa atrás. Seré franco, breve y conciso: me voy de HyperHype. Desde hace casi dos años, esta ha sido mi casa y, como tal, ha acogido tantos textos que me cuesta enumerarlos todos. Antes de Bad Gyal y Chelo García-Cortés, mucho antes incluso de subirme a la ola del engagement y el uso agresivo del SEO con una crítica a las criptomonedas disfrazada de consejos de inversión, existió un texto dedicado a ensalzar el egoísmo en Shadow of the Colossus. Y con él, con aquella reflexión publicada el 26 de octubre de 2020, comenzó un camino que hoy llega a su fin. Pf, bendita hemeroteca.

El viaje de escribir por placer

Si hay algo que HyperHype me ha enseñado cada día desde que entré en la redacción es lo bonito que es escribir por amor al arte. No nos engañemos, no es una práctica que te llevará un plato de comida a la mesa o te pagará ese título que tanto tiempo has estado esperando. Por desgracia, es la etapa más primigenia en el periodismo de videojuegos, los primeros pasos en un sector en el que aprenderás a base de hostias, decepciones y trabajo sucio sin remunerar. Mas, cuando compartes ese texto que nació de ti y, por increíble que parezca, consigues que conecte con otra persona que comparte tu visión, vives el momento más puro de esta clase de escritura. Y eso, tras más de un lustro detrás de un teclado frente a una pantalla, es algo que echo de menos.

No os mentiré, es muy probable que yo sea el ser humano vivo que más ame el dinero. Por ello, muchas de las conversaciones internas en el Discord o el grupo de WhatsApp de HyperHype derivaban en lo «asquerosamente capitalista» que soy. En un nido de comunistas, de «perro-flautas» con una visión idílica del mundo, siempre desentonó alguien con tanta pasión por un billete. Y, pese a ello, fue imposible no reír día tras día con las ocurrencias de personas que, por desgracia, están a miles de kilómetros. Menos Javi, que lo más probable es que esté a un par de minutos en coche, aunque con lo mal que nos llevamos solo podríamos vernos para zanjar viejas rencillas (huelga decir que es broma, como todas las «pasadas de frenada» que veréis de aquí en adelante).

De HyperHype, como Nacho es un explotador más preocupado por exprimirte textos que por pagarte, lo único que vas a sacar son recuerdos con un grupo de personas increíbles. Desde Charlie, la otra cabeza visible al frente del proyecto, más preocupado por lo nuevo que pueda firmar Bad Bunny que por lo que podamos comer, hasta mis queridos Reinosa, JotaPé, CorellJaime, por nombrar algunos de todos los que forman parte de este equipo. Y sí, miembro de HyperHype que me lees y no te he nombrado, a ti también te valoro, pero tienes que entender que no te encontré en los 2 minutos que dediqué a buscar gente y, por ende, no sale tu nombre en azul enlazando a tus textos. Lo entiendo, en tu lugar yo también estaría dolido.

A lo que voy, antes de que esto se convierta en una conversación de borrachos a las 3 de la mañana, es a que HyperHype es un sitio perfecto para empezar a conocer las virtudes del medio. Bajo esa capa de «rebeldes sin causa de teclado» se esconde un núcleo de personas que son, y no existe otro termino para definirlo, una «familia». Y si lo son, y si han aguantado durante dos años la cantidad de cosas absurdas que digo a diario, es por el cariño tan grande que tienen a los videojuegos. Y con estos como excusa, hemos forjado los lazos de relaciones que nunca podrán olvidarse.

Joder, cómo me está costando despedirme.

Rojos de mierda

Lo siento, tenéis que permitirme esta última faltada. En HyperHype, además de toparme con gente maravillosa (pese a que aún no sepan la realidad de la vida), he tenido la oportunidad de evolucionar como autor. Aquí llegué creyendo que «lo pomposo» y «lo rimbombante» era el camino para alcanzar el éxito. Sin embargo, con el paso del tiempo, comprendí que no hay nada mejor que encontrar un estilo propio. Y el mío, y creo que esto no sorprenderá a nadie a estas alturas, lo forjé cogiendo referencias de la cultura popular para mezclarlas con los videojuegos y, en un batiburrillo sin sentido, buscar un giro de tuerca imposible para justificar todo. O, dicho con otras palabras: lo mío es el surrealismo.

¿Qué quiero decir con esto? Que medios como HyperHype son una forma de encontrarte a ti mismo. Cuando escribí el primer mail para formar parte del proyecto, que podréis ver sobre estas líneas, mi objetivo era encontrar un nuevo reto. Como dije, por aquel entonces creía que lo ideal era sobar las palabras, coger el estilo de Dayo y hacerlo mío. Mas, como comprendí más tarde, Dayo hay uno y, por mucho que lo intente Ricardo, siempre habrá solo uno. Ey, esto no es una faltada, no lo leáis de esa forma. A lo que iba, es que este es el lugar perfecto para descubrir tu estilo. Aquí, sin las ataduras de medios profesionales ni la exigencia de estos (salvo cuando aparece el «Calenacho»), puedes disfrutar de un periodismo pausado. Y la reflexión y el desarrollo, en un sector que vive del estrés diario, no hay dinero que lo pague.

Suéltame la mano

Y hasta aquí. Fue bonito, fue precioso, pero ya no queda nada en el tintero. Atrás quedan todos los textos lanzados hasta ahora. Y, con ellos, la gloriosa etiqueta «Movidas de Abe», creada única y exclusivamente para no hacerse responsables de mis palabras. A estas alturas, de verdad que no sé qué más decir. Supongo que estaría bien cerrar con una referencia al título. Como hacen en algunas películas, lo voy a colar en el momento clímax para generar el asombro del público. No obstante, ¿qué sentido tiene si ya revelé lo que voy a hacer? ¿Por qué sigo llenando espacios sin decir nada? ¿Es porque no me quiero ir? ¿Es porque esto es una llamada de atención y, en el fondo, sé que volveré a escribir aquí? ¿De verdad importa algo todo lo que he escrito?

Llegados a este punto, solo puedo deciros una cosa: por si no nos vemos luego, buenos días, buenas tardes y buenas noches.