Un viaje lleno de recuerdos

La industria del juego independiente siempre nos deja buenas sensaciones. Arise: A Simple Story no se aleja de esta premisa y, con pocas palabras, es capaz de decir mucho en sus pocas horas de juego, que nos dejarán maravillados por varios motivos. Siempre argumento que los juegos indie tiene algo especial. Una capacidad que difícilmente encontramos en las mayores producciones y es la de saber que el espíritu de los desarrolladores se encuentra impregnado hasta la médula en el título y, sin lugar a dudas, rezuma por todos sus poros. La pérdida y el transcurso del tiempo son los principales temas que la gente de Piccolo Studio ha querido traernos en una alegoría de sentimientos entrecruzados, acompañados de una banda sonora emotiva que no nos deja más opción que sucumbir a su potencia narrativa como acompañamiento.

Tenemos por delante un título de plataformas, pero no debemos pensar en la exigencia en cuanto a precisión característica de este tipo de juegos, sino que más bien es una aventura pausada, tranquila, sin requerimientos de habilidades jugables. En ese sentido recuerda muchísimo a Journey y lo inmenso de su experiencia. Incluso el apartado visual tiende a generar estampas similares, de esas que pondríamos de fondo de pantalla sin dudarlo. Y sí, nos tropezaremos alguna vez al hacer un salto sin calcular, pero regresar al viaje será cuestión de segundos y no supondrá un problema en absoluto. Quizás, la mecánica más tosca sea la escalada, dado que nuestro personaje es un anciano de movimientos limitados y, por ende, se nota lenta, pero está bastante bien medida y no la encontramos muy a menudo.

Arise: A Simple Story plantea una mecánica principal (más allá de desplazar a nuestro personaje) y es el control del tiempo. Como si fuera un péndulo, con un tope inicial y otro final, podemos desplazarlo a nuestro antojo en esa horquilla para alterar el escenario. En cada etapa tendrá funciones extra, eso sí. Por ejemplo, en la primera fase veremos que modificar el tiempo, además de la posición solar, implicará un cambio de mareas que abre y cierra caminos. En general, la situación de los objetos variará y con ellos nuestras plataformas para avanzar, por lo que tenemos que elegir el mejor momento para cada obstáculo. Para alargar un poco la aventura, que durará unas cinco horas en líneas generales, siempre podemos buscar los coleccionables que hay repartidos en lugares secretos y que, aun sin presentar una función jugable, acompañan la experiencia con bonitas imágenes de recuerdo.

Y es que Arise: A Simple Story se basa en eso, en el recuerdo de nuestras experiencias vividas. La inspiración en UP, la película de Pixar, es evidente, como los mismos integrantes de Piccolo Studio afirmaron recientemente por Twitter:

Las estatuas que hay por el mapa nos dan las trazas de información sobre la vida de nuestro personaje y lo que la obra quiere contarnos. Igual que Journey nos proponía un peregrinaje social, recurrente y en el que varios como nosotros se veían involucrados, Arise nos propone un viaje personal, hacia el interior de la memoria y las vivencias de nuestro anciano protagonista, pasando poco a poco por cada etapa de su vida y por los momentos que la han hecho especial. Algunos ciertamente duros, en los que veremos y experimentaremos la pérdida mientras el mundo se destruye a nuestro alrededor en una especie de metáfora de nuestra psique. Mientras tanto, otros serán alegres y la música acompañará nuestra odisea con tono épico y emocionante. Esto provoca que algunas zonas sean más alocadas y divertidas, mientras que otras tengan un aspecto más siniestro y nos sometan a cierta tensión por no saber lo que acontece.

La obra establece una relación con la luz y el juego se torna metafórico en esta línea, con una meta al horizonte que es lo que nos hace avanzar, como la salida de una caverna de la que no podemos huir por nuestra propia cuenta y que podemos acercar a conceptos como la depresión que, aunque puede que no estén representados de forma explícita, van ligados al transcurso de la vida. Tenemos además un modo cooperativo que puede potenciar en un mayor grado nuestro viaje, con un compañero, amigo, pareja o familiar que puede ponerse a los mandos del control temporal para realizar la sencilla tarea de allanar nuestro camino. Así, varias personas pueden disfrutar del título y aprovechamos para pasar tiempo con nuestros seres queridos en estos tiempos difíciles para muchos que, al final, es uno de los principales mensajes de la obra.

La gente de Piccolo Studio ha conseguido plasmar en pocas horas muchos de los sentimientos que nos atormentan a día de hoy, lo hicieron en el pasado o lo harán en el futuro. La pérdida es algo intrínseco de la vida humana dada la condición irreversible del tiempo y este juego quiere que formemos parte de la experiencia, no como algo negativo, sino como reflexión comprensiva, que sepamos que estas cuestiones, aunque duras, son solventables. Me dejo otras reflexiones que podréis encontrar jugándolo, pero quizás sea mejor así pues debéis, sin duda, descubrir la experiencia por vosotros mismos, en un intento de visibilizar las posibilidades de la introspección.

To our beloved ones

Sin duda, Arise: A Simple Story se presenta como uno más dentro de esta industria independiente que tantos momentos complejos nos ha hecho vivir, así como lo hizo Sea of Solitude, o el ya famosísimo Celeste. Cada uno con sus particularidades, pero todos construidos con el fin de llegar a lo más hondo, de contar algo diferente y de mostrar que el videojuego siempre puede ir más allá.


Este análisis ha sido realizado con una copia para PC adquirida por la propia redacción.