Que el brillo de tus hojas nunca se apague

Existe una famosa frase que afirma que “el hogar es donde está el corazón”. En este caso, creo que todos los que dejamos un trocito de nuestro corazón en World of Warcraft (WoW) llevábamos años queriendo volver a nuestro hogar. La primera vez que entré en el maravilloso mundo de Azeroth fue de la mano de mi hermano, con casi 10 años. Ya por aquel entonces adoraba la literatura fantástica, los dragones, los unicornios, en definitiva, cualquier criatura sobrenatural. Para mí, un lugar poblado de dichas criaturas y que además me permitía vivir aventuras de ese corte, era poco más que un sueño hecho realidad. Y ahora, tras casi 15 años, World of Warcraft Classic nos da la posibilidad de volver a revivir tantos recuerdos y hazañas. No sólo eso, también las personas que no estuvieron durante esta época también pueden disfrutar de una experiencia que se acerca todo lo que puede a la original.

Aunque la nostalgia es una fuerza poderosa, que nos mueve como el viento a una veleta, no hay que dejarse engañar por ella. Y digo esto, porque a pesar de ser la primera que deseaba con todas sus fuerzas volver a caminar por un mundo que no ha sido devastado por el Cataclismo, sé que Classic no es una máquina del tiempo. No me hará volver a vivir todo lo que está en mis recuerdos, pues de ello dependen factores que están fuera de nuestro alcance. Ya no están las mismas personas, ni se van a dar las mismas situaciones.

Sin embargo, es una oportunidad de vivir una experiencia que se acerca peligrosamente a la original, y de crear nuevos recuerdos. Es la misma sensación que cuando enciendes alguna consola antigua, o insertas el CD de algún viejo juego en tu ordenador, de esos que solían tenerte horas pegado a la pantalla. Por desgracia, esto es algo que no podíamos hacer con WoW. Ahora, Blizzard nos brinda esta oportunidad, tanto a novatos como a veteranos. Y me veo en la obligación de confesar que este juego ha vuelto a absorber mi vida.

Lok’tar ogar, camarada

El día 27 del pasado agosto a las 00:00h ya me encontraba delante de la pantalla, esperando mi turno para entrar al mundo (bueno, un poco antes, porque una ya está curtida en esto de los lanzamientos). Como todos los lanzamientos de este corte, fue una locura. Cientos de personas se agolpaban en las zonas iniciales, inundando el chat de mensajes como “Welcome home!” (“Bienvenidos a casa”), bromas varias y derivados. Aún así, tras un par de horas tuve que desconectarme, pues con tanto lag y jugadores peleando por los enemigos era muy difícil avanzar.

He querido revivir esta experiencia acercándome todo lo posible a lo que fue en su día, pero desde el lado contrario. Si en su día mi primer personaje fue una bruja humana que lucha por la Alianza, ahora soy un no-muerto brujo que siembra el caos por la Horda. Y en este caso mi personaje es hombre es porque la risa de los no-muertos es, sencillamente, maquiavélica. También decidí cambiar el idioma del juego al inglés, aunque está disponible en español (en una de las primeras traducciones). Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido ver una comunidad amable y dispuesta a cooperar. Durante los primeros días, no sólo la gente se organizaba en grupos, sino que respetaban el turno para matar a los objetivos de las misiones. Como todo, siempre te vas a encontrar a alguien maleducado que no se comporte de una forma adecuada, pero han sido una minoría.

Ya en su día la barrera de la edad y del idioma hizo que mi experiencia social en el WoW fuese nula. No hablé nunca con nadie, como mucho, agradecía con un escueto “Thanks!” si alguien me ayudaba de alguna forma. Esto ha hecho que me vuelva la persona más parlanchina del mundo, y a pesar de que mi inglés no es perfecto, en Classic me he comunicado sin ningún problema con todo el mundo. He podido hacer cosas que en su día no pude, como montar un equipo para aventurarnos alguna mazmorra, buscar un sastre que pudiese prestarme sus servicios desde el canal de comercio de Entrañas… Por supuesto, también hay españoles rondando por distintos servidores, por lo que no es ningún problema si no se domina bien el inglés.

La diferencia entre difícil y tedioso

Todos los que jugamos en su día siempre hemos defendido a capa y espada lo difícil y retante que era el juego con nosotros. Comparándolo con su versión actual, la cual ha simplificado muchos aspectos del juego, puede dar esa impresión. Pero ha llovido mucho desde que el juego salió, y creo que todo es una cuestión de perspectiva. Y que es muy fácil acostumbrarse a lo bueno. Un ejemplo típico, las misiones.

Mientras que en la actualidad, al coger una misión, nos aparece el seguimiento a la derecha en la pantalla automáticamente y se nos indica en el mapa dónde hay que ir, no siempre fue así. Antes, tenías que activar el seguimiento de la misión, y por supuesto, leer todo el texto para saber donde había que ir o que objetivos teníamos que eliminar. Y eso sólo si te lo indicaban claramente. Cuantas veces habré visto frases nada concretas como “ve al suroeste”, cuando eso abarca una gran parte del mapa. Aquí la “dificultad” era la falta de información precisa, haciendo que diésemos vueltas por el mapa hasta encontrar al dichoso objetivo de la misión. Además, la única indicación de que hay una misión disponible son los típicos símbolos de exclamación, que si superamos por mucho nivel, ni siquiera aparecerán encima de los personajes no jugables. Todo esto es parte de la magia del Classic.

Uno de los cambios que más se notan si nunca has jugado es la dificultad de subir de nivel. Y no porque sea complicado, sino porque requiere de una considerable inversión de horas (salvo que decidas acumularla a base de hacer mazmorras). No sólo eso, sino que además no obtendremos nuestra primera montura hasta el nivel 40 (y eso si conseguimos llegar con el suficiente dinero para pagárnosla). Esto se traduce en que pasaremos gran parte del tiempo corriendo de un lado para otro, esquivando a los enemigos que puedan entorpecer nuestro camino. Una buena estrategia es intentar conseguir cuanto antes todos los puntos de vuelo de cada zona, así nos facilitaremos la tarea de movernos por el mapa. A pesar de todo, esto también tiene su parte buena, ya que visitaremos cada rincón del mapa y descubriremos sus secretos.

Además, aquí los enemigos serán bastante más duros, por lo que acabar con dos o tres a la vez puede ser un gran reto (dependiendo de neustra clase). No será raro que, cuando por fin vayas a darle el golpe de gracia al último de tus enemigos, este decida huir directo hacia el resto de sus compañeros, atrayéndolos hacia ti y causando que mueras en cuestión de segundos. Por eso, es importante planear cada enfrentamiento cuidadosamente.

Una vuelta atrás en el tiempo

Otra de las cosas que sorprenderá a los nuevos jugadores son las antiguas ramas de talentos. Mientras que en Battle for Azeroth escoger una especialización limita los hechizos (uno de los cambios que nunca me han gustado), en Classic tienes todos los hechizos disponibles, y los tres tipos de especializaciones desarrollados en un árbol de talentos. Desde que llegamos a nivel 10 y hasta el 60, cada vez que subimos un nivel ganaremos un punto. Puedes elegir libremente donde ir gastanto los puntos de talento, lo que le da mucha variedad al juego.

Sin embargo, ya sabéis lo que dicen, una de cal y otra de arena. Mientras que actualmente podemos cambiar la especialización de nuestros talentos cuando queramos y sin ningún coste, en Classic estaremos limitados a la rama que escojamos. Podemos borrar nuestro progreso, pero costará dinero (y no será precisamente barato). Al final, todo es una cuestión de gustos. Aunque Classic ha salido (más o menos) con el contenido que incluía el parche 1.2, y está previsto que en una serie de fases vayan liberando el contenido restante, para mí falta la parte que más disfrutaba, los campos de batalla. Claramente, decidí crear mi personaje en un reino del tipo Jugador contra Jugador (JcJ, o por sus siglas en inglés, PvP) para poder pelearme contra personas del otro bando durante mis aventuras.

Vega de Tuercespina siempre será famosa por ser una zona altamente conflictiva para ambos bandos

El sistema de honor todavía no está implementado, por lo que no se recibe ningún punto de honor por matar enemigos de la otra facción, pero siempre es algo divertido y satisfactorio. A menudo, todo esto desemboca en batallas campales de varias personas, o en su más temida versión, el campeo. A pesar de que esto es una práctica horrible (en mi opinión), lo cierto es que estar en un mundo donde no tienes acceso a una montura voladora te hace una presa más fácil para la gente que se dedica a esto. Al final, sientes de verdad cierto peligro mientras haces misiones, pues nunca sabes cuando va a aparecer un pícaro por tu espalda. Sin embargo, nunca es mal momento para pedir refuerzos por el chat, algo que nos ayudará en más de una ocasión. En definitiva, Classic ha sido un viaje a través de mis recuerdos, una oportunidad de vivir con más edad y con dominio del idioma el mismo juego del que disfruté siendo una enana. Una oportunidad de forjar nuevas amistades, de probar otras clases… De vivir aventuras por el mágico mundo de Azeroth.

Lo importante es el camino

Galardón-Oro-HyperHype

En definitiva, World of Warcraft Classic es una vuelta al juego que me cautivó en su día. Es una oportunidad, tanto para novatos como para veteranos, de poder disfrutar de la experiencia que más se acerca a lo que fue en su día. Puede que no esté tal y como lo recordamos, pues es cierto que se han corregido muchos errores, y ha habido muchas modificaciones. Sin embargo, Classic replica esa esencia que caracterizaba al juego a la perfección. Uno de los componentes que hace que el juego sea disfrutable en su vertiente social son los propios jugadores, y que la comunidad sea en su mayoría amable no hace sino mejorar la experiencia global. Dejando de lado decisiones como que no haya servidores españoles (que pueden agradar más o menos), el juego es fiel a sus orígenes, y nos permitirá desde vivir las famosas batallas campales de Laderas de Trabalomas (si estás en un reino JcJ) hasta derrotar al poderoso Ragnaros. Hagamos lo que hagamos, lo importante es estar dispuesto a saborear las incontables horas de contenido que nos ofrece el título.


Este análisis ha sido realizado con un press kit cedido por Blizzard.