Cosas nazis, Blazko, cosas nazis

The New Order fue, para muchos, todo un redescubrimiento de una de las sagas de shooters en primera persona más míticas de la historia de los videojuegos, y es que Bethesda y una por entonces novata MachineGames unieron fuerzas para ensamblar una producción de acción frenética y disparatada francamente memorable, que para muchos llegó a alzarse como uno de los mejores títulos de la generación. Ahora, tres años y una expansión después, Terror Billy está de vuelta en una propuesta única que eleva a la máxima potencia todo lo visto en su predecesor, acabando con los mayores fallos de este y añadiendo ciertas novedades que se agradecen hasta límites insospechados.

El argumento de The New Colossus nos sitúa cinco meses después de lo visto en el primer Wolfenstein de la generación. Se trata de una historia francamente continuista, de la cual, pese a la existencia de un pequeño vídeo recordatorio, recomendamos considerablemente estar bien informados, habiendo exprimido a poder ser la campaña de The New Order. De esta forma, volvemos a meternos en la piel de un fornido y valiente B.J. Blazkowicz, que en esta ocasión abandonará Europa para aterrizar en los Estados Unidos de América, donde una ya conocida Frau Engel, principal antagonista de la entrega, se encuentra expandiendo el Tercer Reich a nivel territorial, político y militar.

Pese a que en ningún momento se deja a un lado la acción sangrienta por la que se caracteriza la saga, lo cierto es que el argumento de este Wolfenstein hace gala de una mayor carga emocional que la gran mayoría de títulos actuales que llegan a nuestras manos, presentando una profundidad increíble a todos los niveles y contando con uno de los villanos más memorables de los últimos años. Asimismo, la madurez del guion nos permite conocer y empatizar con los personajes principales, que se muestran más humanos que nunca y de los que se nos permite conocer una buena parte de su pasado. Todo ello, aderezado con unas buenas dosis de crítica social, humor e ironía, que endulzan prácticamente todos los diálogos del juego de una forma fantástica, y que, junto a unos giros argumentales muy dramáticos y bien ajustados, hacen de la experiencia una auténtica gozada para los amantes de las buenas historias.

Precisamente, toda esta profundidad y buen hacer, sentimos, puede tener lugar gracias a que la aventura, pese a su más que obvia fluidez y frentismo a nivel jugable, no tiene prisa por desgranar su historia poco a poco, dejando lo mejor para una segunda mitad excesivamente adictiva. No obstante, pese al acelerón final, las secuencias cinemáticas serán un factor común durante todo el camino, pues cada pocos minutos nos toparemos con una de estas. Si bien en ciertos momentos pueden pausar la acción más de lo que nos gustaría, son escenas muy largas, extremadamente cuidadas a nivel técnico, y en ningún momento se acercan al tedio pese a que se tengan que visualizar a lo largo de las más de 15 horas que dura la campaña principal.

Esta gran vida útil, tal y como ya se anunció, no se complemente con ningún modo multijugador, ni a nivel cooperativo ni a nivel competitivo, pero se puede alargar durante un par de decenas de horas más gracias a su amplia rejugabilidad y a su increíble e inesperada tanda de misiones secundarias, que, llegado un punto concreto de la entrega, podremos cumplir a placer. Bien es cierto que no están demasiado inspiradas ni nos ofrecen objetivos muy variados, pues la gran mayoría de las veces consistirán en repetir una cierta fase cumpliendo unas condiciones determinadas, pero la gran cantidad de secretos y caminos alternativos que albergan cada uno de los niveles hacen de estos cometidos adicionales algo divertido que seguramente nos apetezca realizar tras llegar a la pantalla de créditos.

En el apartado jugable, The New Colossus tampoco escasea en cuanto a novedades, manteniendo el exquisito, satisfactorio, preciso y ágil gunplay de la aventura original e incorporando ciertos cambios muy atractivos. Como bien se podía esperar, en este capítulo podemos volver a llevar un arma en cada mano independientemente de la naturaleza de la misma, lo que hace que cada paseo por los escenarios de este shooter pasillero se vuelva una auténtica locura.

El arsenal, de tan solo diez armas, quizás podría haberse trabajado y expandido un poquito más, pero se nos hace más que suficiente teniendo en cuenta las grandes posibilidades que ofrece cada pieza de equipo. Además, estos pertrechos pueden ser mejorados con kits de desarrollo hasta en tres ocasiones, por lo que también cuentan con una cierta profundidad a nivel individual. Y más os vale tener todas vuestras armas bien pulidas y preparadas hacia el tramo final de la aventura, pues, a una curva de aprendizaje muy bien ajustada para las seis variantes de dificultad entre las que podremos escoger, se le suma, una vez más, el exigente sistema de salud de la franquicia, que vuelve a estar regido principalmente por los botiquines y packs de armadura.

En cuanto a novedades palpables, podemos plantar cara a unas mecánicas de sigilo opcionales pero muy mejoradas, que, si bien no serán capaces de restarle protagonismo a las secuencias de acción, sí que nos serán muy de utilidad en ciertos puntos de la historia, especialmente en los niveles más altos de dificultad. Por si fuese poco, la inteligencia artificial ahora es más competente que nunca, aunque en algunas ocasiones le den voluntos kamikazes, y los picos de dificultad, aunque los hay y pueden llegar a ser algo molestos (ya que mayormente intentan sumar enemigos en nuestra pantalla en lugar de mejorar las capacidades de los mismos), son más asequibles y menos frecuentes que en The New Order.

Gráficamente, la nueva historia de B.J. Blazkowicz es considerablemente continuista, pero no por ello peor.

El hecho de pasar de un juego intergeneracional a una aventura lanzada en la mayor plenitud de la vida útil de la actual generación ha permitido a los chicos de MachineGames introducir unas mejores animaciones y texturas, así como unos efectos de iluminación y de partículas que en más de una ocasión sorprenden, dejando con la boca abierta al receptor. Por tanto, el conjunto general puede que no sea lo más vistoso de este año, pero sin duda impacta y agrada a partes iguales, moviéndose a 1080p de resolución y a una más que sólida tasa de 60 imágenes por segundo, y contando con una paleta de colores y un apartado artístico a la altura.

El doblaje, por su parte, es francamente excepcional, de lo mejor que hemos escuchado en mucho tiempo, y gracias a la también fantástica banda sonora únicamente tenemos cosas positivas que destacar en este ámbito. Los efectos de sonido tampoco se quedan atrás, y los temas principales, sin llegar a ser memorables, sí que denotan un cierto cariño, respeto y comprensión hacia la marca, pues saben acompañar de forma magistral lo que tiene lugar en nuestra pantalla.

Más y mejor. Mucho más, y mucho mejor.

Wolfenstein II: The New Colossus es el culmen de una fórmula dramática y maravillosa que ya funcionó en 2014, y que ahora vuelve a PS4, Xbox One y PC con un protagonista mejor construido, una historia mucho mejor desarrollada y escrita y un gunplay exquisito del que no tenemos queja alguna. Y aunque escasas, las novedades introducidas, como las misiones secundarias o los retoques a nivel jugable, no hacen más que brindarle un valor añadido a una obra que ya de por sí es lo suficientemente redonda como para que cualquier amante de los shooters en primera persona se sienta obligado a darle una oportunidad. Heil MachineGames.


Esta review se ha realizado con una copia adquirida por la propia redacción.