Espadas, lanzas, muerte, acción y acción

Calcular cada paso, medir cada movimiento que hacemos, cada brazo que estiramos, pierna que recogemos, mano que abrimos, todo medido al milímetro pues no es otra que nuestra vida la que está en juego. Siento el peso del acero que se recoloca entre mis manos sudorosas, llenas de mugre y sangre, tanto mía como ajena. Mi rival, aspirando sus últimas bocanas de aire, me mira desafiante, nos queda un movimiento a cada uno antes de que este combate acabe, y los nervios arden bajo mi piel como el más vivo de los incendios. Intento pensar en todas las decisiones que tomé, todo aquello donde erré y se me castigó, no hay posibilidad de fallo en esta vida que escogí, prueba de ello son las cicatrices que porto. Sin embargo, y la razón por la que tiemblan mis piernas, son aquellas situaciones en las que desconozco donde fallé, donde el golpe que recibí fue la mayor de las injusticias, y donde no pude dar más de mí. Pero no hay marcha atrás, sin control alguno mis pies han comenzado a moverse, veloces, en la dirección de mi enemigo, él también se dirige hacia mí, y en las centelleantes miradas que ahora se encuentran, reluce un cruce de acero y sangre que me alza como venc……………..

[Cae un cuerpo inerte] [Comienza la crítica de Wo Long: Fallen Dynasty]

Toca desenvainar la espada y desempolvar nuestro traje de baile más elegante, pues lo necesitaremos. Entrar a Wo Long: Fallen Dynasty es esto, combate y baile, como os hablé en este artículo, es encadenar el mejor de nuestros golpes con los pasos más brillantes que podamos hacer para esquivar todas y cada una de las arremetidas. Obviamente, cuando entramos en este título no podemos esperar un ARPG al uso, donde los golpes recibidos no son meros daños secundarios que podemos sanar fácilmente, aquí cada golpe puede ser mortal, y si no lo es, lo será el siguiente, sin excepción, donde nuestros fallos pesarán sobre nosotros como la más titánica de las losas. No es fácil, ni de lejos, y sobre todo en los primeros compases podemos notar la innata dificultad que presenta Wo Long: Fallen Dynasty, el Dark Sou…, no, no voy a caer en esa trampa. Sin embargo, este juego se ha comparado desde el inicio tanto con los anteriores productos de la empresa como con Sekiro: Shadows Die Twice, cosa que como en otras muchas ocasiones, es un formato que ni de lejos defiendo, y la verdad es que menos mal que no he podido jugar al título en cuestión, haciendo que de esta manera no pueda surgir el más mínimo atisbo de comparación odiosa.

Wo Long: Fallen Dynasty

No estoy acostumbrado a la máxima exigencia, eso es así, y aunque la saga Souls o Bloodborne te pueden preparar medianamente, no termina de acercarse a ese nivel, a excepción de la obra que he comentado, mi espina clavada. Pero sí que es verdad que en algunos momentos he disfrutado de ese baile tontorrón entre una gran bestia y un espadachín que no sabe dónde se ha metido, pero que a base de muertes repetidas ha conocido sus errores, y con gráciles pasos de baile ha puesto solución a su problema. Aquí ya no vale recibir los golpes como si no pasara nada, cada error penaliza, y nos obligamos a dar lo mejor de nosotros, y es en estos momentos donde más frustración siento cuando pienso que, aquel golpe que recibí, el cual acabó siendo letal, no debería de haberme acertado, una sensación que, aunque excepcional, se siente de una manera u otra. Otro de los puntos donde más he chocado frontalmente con la estructura del título viene siendo la división que hay entre las zonas entre jefes y los jefes en sí. Mientras que en las primeras, a base de organizarse bien y un par de espadazos acabamos saliendo de los embrollos que nos encontremos, en las segundas cambia completamente, pues nos encontraremos ante un jefe con una barra de vida infinita, y aunque se premia el golpear, no acaba de sentirse todo lo bien que debería, pues el verdadero premio reside en la esquiva. Todo sea dicho, no tenemos que estar moviéndonos todo el rato, evitando cada uno de los golpes, pero en aquellos momentos en que el jefe quiera darnos uno de sus golpes imbloqueables, deberemos de esquivar sí o sí para ir aumentando la barra que nos permitirá asestarle golpes de campeonato, porque de no ser así, será un suplicio infernal bajarle la vida. Este planteamiento hasta cierto punto lo veo típico, pero sí que considero que sería de agradecer el encontrarte enemigos normales que exploten esta mecánica, pues al final los acabo derrotando a espadazo limpio, y me toca ir cambiando entre un chip y otro dependiendo de la zona en la que me encuentre, pudiendo hacer la experiencia mucho más amena y natural, aunque con la ingente cantidad de estrategias, mecánicas y acciones me cuesta imaginarme un resultado así.

Wo Long: Fallen Dynasty

Llegados a este punto, me queda por preguntar una cosa, ¿no tenemos ya suficientes juegos de acción? Wo Long: Fallen Dynasty no es lo más genérico que nos podemos echar en cara, aunque lo roza, pero sí que me ha hecho cuestionarme esta duda que me ronda la cabeza, pues desde hace mucho tiempo hemos visto una tendencia al alza de mayores producciones que optan más y más por la acción, cuanto más desenfrenada mejor. No seré yo quien se queje, pues nací un poco en esta tesitura, y adentrarme en el mundo de los puzles que antiguamente poblaban estas tierras sería un auténtico rompecabezas. Dicho esto, y viendo que apenas nada ha cambiado en la industria con más capacidad económica, queda esperar que poco a poco se sigan viendo títulos enterrados por oleadas de “más de lo mismo”, solamente pudiendo escapar si logran diferenciarse de manera mínima. ¿Dónde quedó la ambición más allá de los gráficos potentes, los 60 fps y los mundos abiertos descomunales donde solo hay lugar para la acción? ¿Dónde está el contemplar el paisaje, el conocerlo, aprender de él y desentrañar los misterios que lo pueblan a través de puzles u otro tipo de acciones? ¿O simplemente contemplar? No estoy diciendo que la acción tenga que desaparecer, pero la empleada en Shadow of the Colossus es radicalmente contraria a la que vemos en Wo Long: Fallen Dynasty, aunque parece que a día de hoy solo una de ellas tiene hueco en este mundillo. Este es el camino que ha decidido tomar casi una industria completa, y de hecho, cuando algo se sale mínimamente del camino, como Death Stranding, no tardan en saltar las críticas sobre ese apartado o cambios realizados, de vuelta al redil.

Un juego para el grueso de los clientes que disfrutarán

Wo Long: Fallen Dynasty es lo que es, y no es más, por mucho que esto suene a una frase de nuestro ilustre Mariano Rajoy. Podemos esperar lo que se espera de una gran producción, un sistema de combate currado, aunque tal vez no todo lo pulido que debería, una historia sin más a la que, sinceramente, no tienes que hacer un gran esfuerzo por comprender, y una acción a la altura, combates interesantes en los que deberemos de prepararnos concienzudamente, al más puro estilo Monster Hunter, pues otra cosa no, pero lucharemos constantemente contra bestias. Y hasta aquí puedo contar, pues más allá de eso no logro encontrar más, la portada perfecta de lo que se espera de las grandes producciones, un juego para el grueso de los clientes que disfrutarán si gozan de este tipo de contenido, pero que no busca aportar algo más al debate, que intente resaltar su producto frente a la marabunta que son los lanzamientos de juego cada año. Pero no debemos de olvidarnos de algo bastante importante, y es que está bien querer ser y soltar lo que quieras decir, y si existe un mínimo de curiosidad por este juego, me lanzaría a por él, aunque sea para disfrutarlo sin más como el blockbuster de turno.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por PLAION.