¡Que le corten la cabeza!

La primera noticia que tuve de We. The Revolution, proyecto de Polyslash, fue a través de su tráiler, y lo cierto que fueron muchos aspectos los que me llamaron la atención. Lo primero de todo, siendo sinceros, fue su estética, y a la par, la temática. La historia a partir del siglo XVIII siempre ha sido una pequeña debilidad para mí, tanto a la hora de estudiarla en su día en el instituto, como ahora a la hora de buscar películas y videojuegos relacionados, dado que me parece una época muy interesante desde muchos puntos de vista, y obviamente, la Revolución Francesa, como punto de partida, supone un aliciente para adentrarme en un título independiente, al menos como reclamo.

Otro de los aspectos, que no se ve en el tráiler, pero que pude ver en distintos avances del proyecto, la propuesta era similar a lo que en su día proponía Papers, Please!, cambiando nuestro puesto en la aduana por un juzgado en la Francia revolucionaria, en la que tendremos que ir analizando una serie de casos, intentando ser justos y rodeados de una atmósfera de miedo, terror y muerte bastante lograda. En el plano jugable, con una serie de pruebas escritas en nuestra mesa, podemos hacer click en determinadas palabras claves para desbloquear la posibilidad de enlazarlas, y así obtener preguntas que hacerle al acusado de turno, a la par que si fallamos a la hora de intentarlo podemos perderla, por lo que tampoco podemos actuar de forma completamente aleatoria si queremos poder llevar a cabo nuestra función.

Una vez tenemos nuestra lista de cuestiones, el acusado las responde, modificando la opinión del jurado así como la del público asistente, que en casos de mucha emoción, la situación puede acabar totalmente descontrolada y sin capacidad para devolver las cosas a su cauce, tras lo cual rellenamos un pequeño formulario en el que ponen a prueba nuestra comprensión del mismo, además del posible carácter contrarrevolucionario de la causa por la cual se lleva a cabo el juicio, así como el apoyo de las pruebas a la defensa del acusado. Al finalizar, tomamos la decisión final, absolver al acusado, encarcelarlo, o, dada la época en la que se desarrolla el título, condenarlo a muerte bajo la guillotina. Es en los momentos previos al veredicto cuando todo toma sentido, con la reacción de los presentes modificándose en todo momento, y nosotros con la responsabilidad de equilibrar los deseos de todos los grupos y facciones presentes en el juego, viendo influida nuestra decisión (aquí no hace falta coacción directa como en la vida real) por el ambiente de presión que se siente constantemente.

Los casos como tal abarcan todo tipo de temáticas y circunstancias, influyendo la posición en el conflicto político a la hora de presentar a los acusados (incluyendo concepciones religiosas), además de las influencias (que pueden llegar incluso a nuestra familia, que nos pueden indicar que preferirían un final concreto, etc…), pero en cualquier caso, resulta muy complicado mantener el papel de intentar ser imparcial, y al final se acaba cayendo con demasiada frecuencia en las posiciones propuestas por la atmósfera, ya que las consecuencias las podremos experimentar tanto en el propio juicio, como en nuestra casa, como en las calles, y un día puede contener muchas interacciones con sus posibles consecuencias y, al igual que en Papers, Please!, no tenemos garantizada nuestra supervivencia a lo largo de la aventura, todo ello adornado con la estética que habéis podido ver ya en el tráiler y en las diferentes capturas a lo largo de este texto.

Realmente, el problema de We. The Revolution, en caso de que queramos verlo bajo un prisma exigente, es que no llega a innovar en ningún aspecto, puesto que su jugabilidad recicla conceptos del ya mencionado Papers, Please!, o de This Is The Police, con un contexto histórico y una estética que, hay que reconocer, ayudan mucho al conjunto final, de lo cual hablaré algo más en la conclusión. Por otro lado, la banda sonora contribuye en todo momento a crear y mantener la sensación constante de presión y terror que probablemente se hubieran vivido en aquella época en la que la incertidumbre reinaba en las calles.

Y es que si algo tiene We. The Revolution que me gusta, es que no se corta a la hora de ser políticamente explícito en todo momento. No importa si hay que hablar de violaciones, de héroes de la revolución, de crímenes de la iglesia, de mártires, presiones políticas, etc… Va de cara en todo momento, sin miedo de ofender a nadie (y si sucede, toca aguantarse) y se dan momentos en los que la sensación de no ser una buena persona por nuestras decisiones nos invadirá por dentro. Espero que el proyecto resulte exitoso para el estudio y, puliendo algunos detalles menores y gracias a contar con un presupuesto potencialmente mayor, se atrevan con un formato similar trasladado a otras épocas con características similares para llevar juicios a cabo, como los primeros compases de la Unión Soviética, o la Alemania tras la segunda Guerra Mundial.

Una propuesta que no innova, pero sorprende

Si hay algo que criticar a We. The Revolution, es claramente su falta de innovación en el aspecto jugable, así como la repetitividad que puede llegar a sentirse tras unas horas de juego (especialmente si volvemos a iniciar una nueva partida), pero no por ello hay que restar méritos a una fórmula muy lograda, una estética muy atractiva y sobretodo, la inclusión a la perfección de un contexto histórico que no se queda en un simple marco o que únicamente afecta en parte a la trama, logrando un producto muy redondo y recomendable en cualquiera de sus plataformas.