La belleza de la hostilidad

Hace frío, mucho frío. El viento aúlla con fuerza y la luz se va desvaneciendo progresivamente, marcando la angustiosa cuenta atrás para que todo empeore aún más, para que el entorno se vuelva más hostil. Corres hacia la cueva cercana, donde habías dejado una fogata junto a una cama improvisada, quieres llegar antes de que la oscuridad sea total a tu alrededor, pero las heridas que te hiciste tratando de atravesar la montaña ralentizan tu avance. Cuando finalmente llegas a tu destino te refugias al calor del fuego, y deseas tumbarte para recuperar fuerzas, pero sin agua y comida no sobrevivirás a la larga oscuridad. ¿Sales de nuevo a por suministros? ¿Te arriesgas a enfrentarte a la fría noche? ¿O tratas de aguantar como sea hasta la primera luz del día?

Unas horas antes tu avión se ha estrellado en mitad de una cordillera inhóspita y peligrosa, estás herido, tu ropa hecha trizas, y el frío es tu primer enemigo. La helada ventisca te azota sin piedad, y tu cuerpo cada vez responde a tus órdenes con más dificultad. Tu aliento se ralentiza, tu visión se vuelve borrosa y te tambaleas. Tu compañera de viaje ha desaparecido, debes buscarla, pero primero tienes que recomponerte. Tu primera misión es buscar refugio y calor, es la primera de las muchas adversidades y variables con las que tendrás que lidiar en The Long Dark, aquí todo cuenta. Te tambaleas hasta la cueva cercana, por el camino recoges cualquier objeto de utilidad que encuentras, trozos de madera, prendas de ropa y ramas rotas. A tu alrededor arden algunos fuegos junto a los restos destrozados del avión, las llamas iluminan tenuemente tu camino. Finalmente llegas a la cueva, haces un fuego y te relajas un momento, recuperas tu temperatura y decides descansar unas horas. De cualquier manera, sería imposible buscar nada en la oscuridad.Este es nuestro primer contacto con The Long Dark, una experiencia que desde el principio nos grita a voces que será hostil y exigente, con muchas variables que controlar y tareas que atender. Una experiencia de supervivencia genuina, que nos hará pensarnos todos nuestros pasos antes de darlos, y nos obligará a considerar muchos riesgos antes de emprender una acción. Te despierta la luz del sol y el rugido de tu estómago, además, notas la garganta seca e irritada. Tienes que salir, abandonar el refugio para encontrar agua y comida. La tormenta ha amainado, y el peligro de morir congelado no es tan amenazador, sin embargo, si no te mueves rápido podrán ser el hambre y la sed los que acaben contigo. Tras algunas dificultades para encontrar comida vuelves a la cueva, y encuentras otro obstáculo, ahora toca lidiar con las herramientas y posibilidades que ofrece The Long Dark.

El título de supervivencia en primera persona de Hinterland busca ofrecer la experiencia más completa, detallista y exigente posible

Por un lado, esto es un gran punto a su favor, ya que enriquece el gameplay y potencia la sensación de inmersión. Nos hace sentir que de verdad tenemos que valorar cada recurso que encontramos. Nos obliga a pensarnos bien que llevar con nosotros y que no, porque movernos con demasiado peso sería contraproducente, agotaría mucho más rápido nuestras fuerzas, y consumiría nuestras calorías más deprisa. Esto, a su vez, nos pondría en la obligación de buscar más comida y volver a descansar, y, en consecuencia, necesitaríamos aún más leña y utensilios para hacer otro fuego, y no morir congelados mientras dormimos. Es decir, las distintas necesidades se podrían convertir en un efecto dominó que nos conviene evitar.

Sin embargo, esta amplitud y complejidad de mecánicas y opciones también puede jugar en contra de The Long Dark, al menos durante los primeros compases del juego. Puede actuar como una barrera o un efecto rechazo en los jugadores, ya que su interfaz no resulta especialmente intuitiva en un primer acercamiento, así como los menús y las explicaciones de ciertas acciones. La complejidad de los procesos necesarios para sobrevivir puede espantar a los jugadores que no muestren la suficiente paciencia. Comer es fácil, pero conseguir agua en ciertos entornos puede ser algo más complicado, tenemos que hacer un fuego, colocar un recipiente junto a él, llenarlo de nieve, y luego esperar a que se derrita y se purifique. Todo esto mientras cuidamos que el fuego no se apague, que no nos de demasiada hambre o que el cansancio no nos debilite demasiado.

 

Al hacer una hoguera tendremos que alimentarla con distintos tipos de combustible, desde ramas y trozos de madera hasta libros o billetes. Dependiendo de que tipo de combustible utilicemos la fogata producirá más o menos calor, y durará más o menos tiempo. Cada una de las variables, es decir, el hambre, el cansancio, la sed y la temperatura corporal, condicionan a todas las demás. Si buscamos más combustible para la fogata, rompiendo una caja de madera, por ejemplo, dicha acción se producirá en un time lapse en el que el tiempo del juego se acelerará, y por lo tanto, mientras rompemos la caja aumentará nuestra hambre y sed, y la fogata perderá fuerza. Así que debemos calcular si vale la pena emplear ese tiempo en obtener esos recursos.

Aunque puedan resultar hostiles en un primer momento, las interfaces y mecánicas de The Long Dark acaban recompensando al jugador que aguanta lo suficiente como para superar los escollos iniciales, y consigue comprenderlas. Tras la primera hora, o quizás las dos primeras horas de juego, habremos aprendido como funcionan la mayoría de las acciones y mecánicas, y empezaremos a sentir que tomamos el control de forma muy satisfactoria. Hinterland, el estudio responsable de este título, ha sabido integrar de manera eficiente muchas variables a tener en cuenta para las mecánicas de juego, de manera que sean funcionales y accesibles para el jugador. Es cierto que son engorrosas en un primer momento, pero no tardamos en comprender que para ofrecer una complejidad de juego tan detallada son necesarias todas esas herramientas, por abrumadoras que puedan parecer. Si le dedicamos un poco de paciencia aprenderemos a utilizar todos sus menús, que nos ofrecen información sobre nuestro estado, sobre las lesiones o enfermedades que padecemos, sobre lo que llevamos en el inventario y sobre lo que podemos fabricar. Además, contamos con un menú radial de acceso rápido, que nos permitirá acceder a las acciones más habituales sin abrir el menú, como montar una hoguera, descansar o utilizar una fuente de luz, como una antorcha.

The Long Dark es una aventura de supervivencia en la que cada aspecto cuenta, y en la que nuestras capacidades son muy realistas, por lo que debemos tener muy en cuenta el peso con el que cargamos o como saltamos un escalón, porque podríamos hacernos mucho daño en una caída, ralentizar nuestra marcha, y no ser capaces de llegar a tiempo a un refugio, lo que supondría una muerte casi segura por congelación, hambre o sed. Esta complejidad genera la necesidad de depender de tantos menús y herramientas. Una vez superadas las dificultades iniciales, aprendes que la supervivencia en la gélida isla de Gran Oso será complicada. Te alejas del lugar del accidente, sales del escarpado barranco, tratando de seguir la pista de tu compañera pérdida, y recogiendo todo lo que pueda serte útil. Tras un rato de caminata llegas a un claro bien iluminado, una estampa apacible, pero que no tarda en ser enturbiada por los aullidos de los lobos y la amenaza que anuncian. Evitas a los depredadores manteniendo las distancias y no llamando la atención, ves como uno de ellos destroza el cuerpo de un ciervo a dentelladas, pero lo evitas escurriéndote entre los árboles y continuas tu camino. Estás ansioso, a lo lejos puedes ver un pequeño pueblo. ¿Estará ahí tu amiga?

No lo recuerdo bien, pasaron días hasta que llegaste al pueblo de Milton, ¿o tal vez solo unas horas? No lo sé, todo depende en como decidieras enfrentarte a la isla, de manera directa y rápida, u optando por la vía precavida. De cualquier manera, Milton te mostró la otra cara de esta isla, de tu aventura, un aspecto más a tener en cuenta además de tu propia supervivencia. Algo extraño ocurre en la isla, algo que afecta a todos sus habitantes, hombres y bestias. Desde la noche anterior, en la que tu avión se estrelló después de verse envuelto en una repentina aurora boreal, algo ha cambiado en la isla. Algo parece atormentar y enloquecer a sus habitantes, a los pocos que quedan, y los animales se han vuelto más agresivos. En el pueblo conocerás a la que será tu primera guía en esta aventura, quien te cuenta los secretos de la isla, al menos algunos de ellos. Así descubrirás que algo oscuro ocurre aquí, un misterio antiguo, anterior a tu llegada, y al que tendrás que enfrentarte.

Al tener contacto con este tipo de zonas más “civilizadas” nos enfrentaremos a otro dilema que nos plantea The Long Dark, una vez más relacionado con la gestión del tiempo y la priorización de objetivos. Registrar las casas del pueblo puede ser tremendamente útil, muchas contienen valiosos objetos, y ofrecen refugio contra el frío. Sin embargo, aquí aprenderemos que la luz puede ser incluso más vital que en plena naturaleza. Muchas de las casas y edificios del juego estarán completamente a oscuras, y registrar cada uno de los muchos contenedores y rincones requiere que consumamos fuentes de luz, como antorchas o bengalas. Teniendo esto en cuenta tendremos que saber gestionar nuestras existencias y tener claro lo que realmente necesitamos y lo que no.

A pesar de ser un juego de supervivencia, The Long Dark deja un gran peso sobre su narrativa y su historia, y ofrece un modo campaña totalmente enfocado a la carga argumental. Wintermute es el nombre de esta campaña, que se estructura de forma episódica, al estilo de juegos como el The Walking Dead, de Telltale, y que se divide en cinco partes, de las que han sido lanzadas tres hasta la fecha. Este modo de juego nos permite elegir entre tres dificultades, y cuánto más elevada sea esta más obstáculos nos encontraremos. La más sencilla nos ofrece la posibilidad de disfrutar con más tranquilidad de la historia y la narración, las necesidades de supervivencia serán más lentas y permisivas, y tendremos más tiempo y tranquilidad para explorar a nuestro antojo, así como más recursos disponibles.

En cambio, en las dificultades más elevadas, las variables como el hambre, el frío o la sed, se consumirán con más rapidez, será más difícil gestionarlas y tendremos menos recursos y más amenazas rodeándonos. Por ejemplo, si no gestionamos bien el tiempo, nos encontraremos hambrientos y cansados al mismo tiempo, y al intentar cazar para paliar el hambre será más difícil tener éxito, porque el agotamiento nublará nuestra vista, lo que hará mucho más difícil acertar a ese conejo que queremos comernos.

Esta diferenciación entre dificultades resulta esencial y de agradecer en The Long Dark, para que cualquier jugador pueda disfrutar la experiencia sin importar su nivel de habilidad, y es que la carga narrativa de este juego es más que notable. Las conversaciones están realizadas de manera brillante, con frases y ambientes muy acertados, con ideas que son contundentes y sobrecogedoras sin caer en la pedantería o la sobre actuación. El juego posee un ambiente muy difícil de lograr en los diálogos que tenemos con otros personajes. Consiguió transmitirme una mezcla muy equilibrada entre oscuridad y sobriedad, una sensación que pocos juegos me han transmitido en este aspecto, y que se acerca al estilo conversacional de juegos como Dark Souls o Silent Hill. Este juego puede conquistarte por sus mecánicas o por su narrativa, dependiendo de que tipo de jugador seas, e incluso por ambas a la vez, gracias a su equilibrio y los diferenciados niveles de dificultad.

Sin embargo, esta no es su única riqueza, ya que el apartado jugable está muy pulido, cargado de detalles y puntos a tener en cuenta. Podemos introducirnos en los vehículos para refugiarnos del frío y los depredadores, la humedad dañará nuestra ropa y nos hará más vulnerables al frío, e incluso podremos repararla con hilo y tela. Contamos con una gran variedad de medicinas específicas para cada problema, desde desinfectante y analgésicos hasta vendas e inyecciones de adrenalina. Además, la comida podrá obtenerse y prepararse de formas muy diversas, así como las fuentes de luz que llevamos con nosotros, ya sea una cerilla, un farol o una linterna.

El elemento que juega en contra de The Long Dark con mayor fuerza es su propia extensión. Dada la naturaleza realista del juego, al menos en parte, nuestras capacidades no son las del típico super hombre que protagoniza películas o videojuegos, sino que tendremos que enfrentarnos a las limitaciones de un ser humano. Una de ellas es su velocidad para caminar, así como su resistencia al hacer sprint. Si combinamos esto con algunos escenarios innecesariamente grandes, nos encontraremos muchas caminatas demasiado largas, sin ninguna acción por el camino, que acaban lastrando el ritmo del juego. En varias ocasiones tendremos que caminar enormes distancias sin que ocurra nada importante, y son tramos que pueden hacerse bastante tediosos para el jugador. Hay que tener en cuenta que el combate es escaso en The Long Dark, acorde con la cantidad de recursos disponible, y además, muchas veces lo mejor será evitarlo, así que el ritmo es una pieza clave para no aburrir al jugador. La mayoría del tiempo esto está bien medido, pero hay ocasiones en las que nuestro avance se hará lento y tedioso.

En su salto a Switch, la aventura de Hinterland presenta algunos problemas de rendimiento. De vez en cuándo se sufre alguna caída de frames, aunque no es especialmente molesto porque son episodios muy breves. Por otro lado, las pantallas de carga pueden hacerse eternas, y son abundantes. Cada vez que entramos o salimos de un edificio tendremos que esperar a que se complete una pantalla de carga, una que no es precisamente breve, lo que puede interrumpir la inmersión, y dañar el ritmo del juego.

La aventura de Hinterland es un viaje en primera persona, de carácter contemplativo, que nos llevará a conocer distintos problemas y rasgos de la mente humana, a través de otros personajes y de nuestro protagonista, que carga con serios traumas del pasado, y que se desarrolla a lo largo de cinco capítulos, de los cuáles solo hay tres disponibles hasta la fecha, y sin anuncios oficiales de cuándo llegará el cuarto episodio. Por otro lado, la supervivencia más pura es la otra gran razón de ser de The Long Dark, de hecho, para muchos jugadores, es el mayor atractivo del título. Para ello, Hinterland ofrece un modo supervivencia, que deja a un lado la historia para centrarse en que el jugador pueda ser capaz de sobrevivir el mayor tiempo posible en la isla. Este modo recibe actualizaciones y parches con cierta regularidad, para que los jugadores descubran nuevas posibilidades y desafíos.

Noche estrellada

The Long Dark es un juego bonito y bien trabajado, con ideas muy efectivas y divertidas, pero que se ve enturbiado por algunos problemas técnicos y por la falta de acierto al medir la extensión de ciertas facetas del juego, por esas largas caminatas sin pizca de acción que pueden volverse somnolientas. Sin embargo, el resultado global es una aventura que sabe encontrar muy bien el equilibrio entre la experiencia survival y una narrativa cuidada, con buenos personajes, diálogos, un acompañamiento musical exquisito y una historia cargada de misterio y ambigüedad, que juega con acierto entre lo lógico y lo paranormal.


Este análisis ha sido realizado con una copia para Switch cedida por Hinterland.