Fiesta en la Galaxia
Estar en la industria del videojuego y no conocer el nombre de Lucas Pope en 2024 implica haber obviado casi forzosamente a uno de los grandes genios que nos ha dejado la última década del panorama independiente. Tras su debut en 2013 con Papers, Please, con el que consiguió el reconocimiento internacional más absoluto, Pope se asentó como uno de los creadores más imaginativos y potentes tan solo cinco años después, con el estreno del detectivesco Return of the Obra Dinn. Y si hay algo que ambos juegos tienen en común, y que le han permitido ser tan laureados por público y prensa, es que entienden el medio como pocos videojuegos lo hacen, usando la interactividad para ser, para estar y, sobre todo, para hacernos sentir responsables de nuestras acciones. Para lo bueno y para lo malo.
Tras dos verdaderos fenómenos indies, su nuevo título se lanza ahora, sin embargo, alejado de los grandes focos, en un muy bajo perfil. A buen seguro, esta escasísima anticipación popular está incentivada por lo poco accesible del sistema en el que se lanza, pero nada sería la obra sin las bondades del mismo. Mars After Midnight es un juego que recoge, pule y subvierte las bases de Papers, Please, y que en un tono mucho más divertido, nos lleva al espacio exterior para gestionar el registro de una serie de alienígenas de lo más variopintos. No obstante, el mayor interés de la propuesta reside también en su mayor obstáculo mediático y social: es un exclusivo de Playdate.
Más allá del gimmick de su palanca, la portátil de Panic ofrece un paradigma excelso no solo para el desarrollo de títulos atrevidos que buscan exprimir nuevas formas de jugar, sino también para que estos títulos sean jugados tal y como quieren ser jugados: mayormente, por jugadores sin prejuicios, interesados en el nicho y en lo autoral, que buscan la diversión. Pienso que Mars After Midnight se beneficia mucho de esto, tal y como lo hace de su carente expectativa: está bien que el hype no haya empañado a la entrega, porque esta, más honesta que ambiciosa, no tiene el más mínimo interés en revolucionar o en trascender, poniendo todos sus empeños en divertir. Y es así como, sin embargo, trasciende.
La visión que Pope tiene sobre los videojuegos es muy especial. El videojuego puede ser todo lo serio y maduro que queramos, pero también puede ser tonto, encantador, infantil. Mars After Midnight lo es con frecuencia, y usa dichos adjetivos como herramientas para construir su ficción; una ficción superficial basada en preparar refrigerios nocturnos para marcianos, pero que no por ello deja de ser tan inmersiva y atrayente como aquellas que se encuentran en sus antípodas temáticas, haciéndonos sentir de una manera controlada y concreta y transmitiéndonos un mensaje sobre las cosas que nos construyen como humanos. O bueno, mejor dicho, os construyen como humanos.
Nos vemos en Airtight.