Amanecerá y veremos

Ya desde hace tiempo viene sonando cada vez más el tema de si realmente hace falta poner una nota en los análisis o críticas de videojuegos. Es un sistema problemático en muchos aspectos que da pie a comparaciones odiosas y sin sentido, además de favorecer a cierto tipo de juegos por encima de otros. A muchos analistas les resulta incómodo y complicado tener que encajar su opinión subjetiva de un título dentro de unas medidas predefinidas que dejan poco sitio a las opiniones y experiencias de cada quien, con lo cual ya muchos hablaban de un futuro donde las notas numéricas representasen una minoría respecto a otros sistemas. Se dice que si el río suena es porque agua lleva, y ahora, tras un periodo de planificación previa, 3DJuegos ha anunciado que dejará atrás las puntuaciones en pro de un sistema de recomendaciones. Quizá ese futuro no está tan lejos como muchos apuntaban.

De cara al usuario el sistema de notas es agradable: nos permite hacernos una idea del interés o de la diversión que nos puede ofrecer un título en poco tiempo, algo que en la sociedad actual saturada de información resulta casi imperativo. Sin embargo, cuántas veces nos habremos sentido decepcionados por un juego de 9 o, llevándolo a un campo más cotidiano, ¿quién no ha amado un videojuego, serie o película, que sus amigos consideraban aburrido o “malo”? También pasa al contrario, por supuesto, un título que a todos les parece sobresaliente, pero que no conecta contigo.

En un texto el analista es capaz de hablar de los temas que trata una obra o las interpretaciones que puede tener un hecho o detalle concreto. Y si bien éste puede considerar que dichos temas dan valor a la obra o acaban teniendo más peso que otros apartados – y por ende reflejarlo en su nota final -, otra persona puede no darle la misma importancia. Pero aun si se acaba provocando un conflicto de opiniones, eso no cambia el hecho de que los temas y mensajes están ahí. Creo que vale la pena destacar que las críticas o análisis son más que guías de compra: su papel también es estudiar una obra y divulgar el conocimiento respecto a esta, que tú que lees el texto puedas entender ese “no sé qué” y no te quedes en el “es que es bueno, no te puedo decir qué tiene, pero debes probarlo”; que al igual que el analista sepamos reconocer los elementos de la obra que quizá no vemos a simple vista. Cuántas veces no habré leído artículos o visto vídeos donde se me descubren detalles nuevos que no supe ver por mí mismo en una película o un juego.

Probablemente al mayor daño que hacen las notas está en las mentadas comparaciones. ¿Por qué este juego tiene un 8 si “claramente” es peor que este otro de un género distinto y cuyos temas no tienen relación alguna? Hace nada veíamos en foros a grupos que aseguraban que un 9 para Cyberpunk 2077 era una mala nota y una decepción automática sin pararse a leer el texto al que acompañaba esa nota o tan siquiera los puntos destacados que se colocan al final de este.

También está el hecho de que las notas, en cierta forma, acaban desmereciendo el trabajo que tienen detrás. En ocasiones una persona tiene que acabar un juego con prisa para llegar a tiempo a la fecha de entrega del análisis dedicándole jornadas maratónicas a un título, sacrificando otros aspectos de su vida personal por tener listo el texto y tu simplemente entras, miras la nota, cierras la pestaña y a otra cosa, mariposa. Por supuesto, no todo el público se basa únicamente el número: a inicios de año en Vandal preguntaban a sus usuarios si pensaban que las notas eran necesarias y la mayoría de opiniones que recogieron apuntaban a que no lo eran, dejando ver que, si bien son útiles, lo importante no está ahí.

Mis análisis preferidos son aquellos que buscan aportan algo nuevo, sumar algo a la conversación y no simplemente hacer eco entre los demás. Dudo que la crítica comercial vaya a desaparecer del medio por completo, pero medidas como la de 3DJuegos aunadas a sitios como Eurogamer –web pionera entre los grandes en este respecto–, pueden ayudar a que el público cambie un poco su perspectiva respecto a cómo calificamos aquello que nos apasiona. Desde luego aún hay que esperar, el tiempo dirá si este fue un paso en la decisión correcta, pero de momento yo le doy un 10 a este cambio.