Calidad y personalidad

Aunque la página conmemorativa del sesenta aniversario de SEGA plantea el inicio de su historia a mediados de los cincuenta, las andaduras de la compañía japonesa ya habían comenzado una década antes en Estados Unidos. Martin Bromley disponía de una distribuidora de “máquinas de entretenimiento electrónico en bases militares americanas”, de acuerdo con El Funs y Game Over. Pero SEGA no solo se gestaría con base a la firma de Bromley, sino que nacería de la fusión entre esta y Rosen Enterprises, quién tenía en sus manos un negocio de fotomatones. No obstante, las actividades de ambas entidades fueron virando hacia el sector de las jukebox y de las recreativas, dando lugar a su fusión en 1965; había nacido SEGA Enterprises, Ltd. En los años venideros Nintendo se convertiría en el rival a batir de la empresa. Disputarle el mercado a los de Kioto era muy complicado, más apareció en 1991 el juego que haría posible esa batalla; se lanzaba Sonic the Hedgehog.

El lanzamiento de Sonic 1, 2 y 3 instauró al erizo como icono de la industria de los videojuegos, convirtiéndolo en sinónimo de excelencia. La trilogía de Mega Drive es una obra maestra, es la conjunción entre una jugabilidad perfecta basada en la velocidad, un robusto apartado técnico autor del frenetismo de los títulos, un diseño artístico que llena de color las aventuras y la inclusión de una banda sonora inolvidable. No solo por su calidad musical, sino por su adecuación a la naturaleza de Sonic. Pocas más BSO ha escuchado un servidor que reflejen tan bien la esencia de un juego, en este caso potenciando la adrenalina de las mecánicas jugables. De esta manera SEGA se convirtió en una desarrolladora líder en el género de los plataformas. Y esto es algo que, obviando a Nintendo, se echa de menos entre unas grandes editoras actuales que apuestan más por mundos abiertos y shooters. La caída permanente de la compañía de Sonic tras Mega Drive hasta Dreamcast ha contribuido a la depreciación del plataformas AAA.

Si bien las máquinas recreativas siguen gozando de popularidad en Japón, su relevancia en el ocio doméstico ha decaído en los últimos años. De hecho, las conversiones de arcades son aún menos habituales que los plataformas con un gran presupuesto a sus espaldas. Las grandes empresas han dejado de lado un sector que en su día contaba con transatlánticos como SEGA. Y esto es una pena porque estamos ante un tipo de juego con mucho potencial que aúna experiencias sencillas y rápidas al mismo tiempo que atesora duraciones ilimitadas. En concreto, SEGA posee varias sagas míticas como Hang-On y OutRun (las dos de Yu Suzuki) o Crazy Taxi y Sega Rally que se merecen una vuelta a la vida y que encajarían bien en el mercado actual. Las propiedades intelectuales mencionadas, todas pertenecientes al género de carreras, serían unas grandes competidoras frente a la conducción más arcade de Forza Horizon o Need for Speed.

La SEGA que cumple sesenta años no es la misma que la que triunfaba en los 90. Con su desaparición como fabricante de consolas perdimos el peso capital de una firma capaz de lanzar juegos y sistemas excelentes. Pero sobre todo perdimos la preeminencia de una compañía con una personalidad tremenda llena de originalidad. Por eso es tan triste cuando determinados sectores sueñan con la salida del mercado del hardware de Microsoft, Sony o Nintendo. Cualquiera de esos hechos sería un traspiés lamentable que en una menor singularidad en la industria. También se desvanecería esa competencia que nos permite disfrutar de experiencias cada vez más ambiciosas. Como le decía Neil Druckmann a Eurogamer acerca de TLOU: Part II, contra más diversidad mejor. Ni pizca de razón le falta.

¿Un futuro prometedor?

Pese a que SEGA ya no tiene el peso que acaparaba en el pasado, sí que es una empresa con un catálogo de productos muy atractivos. Yakuza es uno de ellos. Un título que plantea un pequeño mundo abierto plagado de vida y de actividades por hacer, consiguiendo así un gran carisma frente a los sandbox. Por supuesto cuenta con Sonic, el cual ha recibido aventuras a la altura de su historia, véase Sonic Mania o su reciente película. Además, tiene en su propiedad a Atlus y Persona, una saga con un éxito rotundo en Japón que ha sabido trasladar a Occidente. La compañía del erizo azul no puede alegar una falta de recursos para competir. A las sagas tradicionales plataformeras y arcades se le suman nuevos géneros como las aventuras o el RPG. El futuro es potencialmente prometedor, depende de SEGA enfocar de forma correcta esos nuevos proyectos.