La música marca el camino a la superación

Se suele decir que pasamos por diversas etapas durante nuestra vida. Desde que nacemos hasta que morimos sufrimos constantemente una serie de cambios tanto alrededor como en nuestro propio interior. Épocas de felicidad, de tristeza, de sencillez, de agonía, de sensaciones. En las que el amor suele ser el verdadero protagonista. Al principio de estas mismas etapas, durante la niñez, no le das esa importancia. Simplemente es algo que has oído de pasada, pero lo ves una tontería. Hasta que creces, te enamoras por primera vez, te parten el corazón. Y ya tu vida no vuelve a ser la misma. ¿A quién no le ha pasado?

Un amor que va cambiando al mismo ritmo que lo haces tú. Que nace, se desarrolla, pasa por malos momentos y suele acabar muriendo. Etapas que al fin y al cabo no pueden estar más implícitas en la propia existencia humana. Quizás por eso le demos todos esa importancia. Quizás por eso nos dé tanto miedo quedarnos solos en algún momento y pasar por ese sufrimiento. Pero al final es un momento que, queramos o no, debemos pasar. Siempre a la espera de que llegue esa tan prometida felicidad. Se podría decir que todas estas mismas etapas son como las diferentes canciones de un álbum de música. Uno que, bueno, empezamos a escuchar tranquilamente pero no nos acaba de gustar. Sin embargo, sigue sonando. Sin darnos cuenta hemos llegado a ese clímax final.  Y ahora no queremos que se acabe.

Eso es Sayonara Wild Hearts

Porque hay veces que la vida nos hace tambalearnos. Que nos deja echos polvo y no sabemos qué es lo siguiente que debemos hacer. Se suele decir que hay amores que matan, y cuánta razón tiene esa frase. Hay afortunados o afortunadas que encuentran eso que llaman el amor verdadero muy rápido, con el que consiguen vivir felizmente durante el resto de sus días. Pero hay otras personas, la inmensa mayoría, que cuando creen que por fin lo han encontrado se dan de bruces contra la realidad, y toda esa ilusión se esfuma, dejando tras de sí un hilo de tristeza que en ocasiones puede con nosotros, dejándonos en un estado lamentable durante un tiempo

Sin embargo, y como decía al principio del texto, nuestra vida no son más que etapas. Periodos que empiezan y que terminan. Algo que podemos trasladar también al mismo desamor. Durante su inicio es duro, sí, pero si queremos podemos hacerle frente. Luchar contra él y convertir todo esto en una experiencia que nos haga más fuerte en el futuro. Y esto es algo que plasma de forma magistral Sayonara Wild Hearts. La obra de Simogo es capaz de hablarnos de todo tipo de cosas, pero sin apenas concibir ninguna palabra. Su narrativa está escrita a través de lo visual, de su música. Una que, como si de un disco dividido en pistas se tratara, nos cuenta una historia de superación que podríamos haber protagonizado cualquiera de nosotros. Cada nivel es una canción, y cada canción es una etapa a la que tuvo que hacer frente nuestra protagonista enmascarada, en la que el amor -o mejor dicho, el desamor- protagoniza su dolor y su huida de la realidad

Además lo hace sutilmente, a través de movimientos, de imágenes que suceden una detrás de otra y de esa música que nos acompaña como narrador omnisciente. Una que nos hace partícipes de los sentimientos de esta joven, y nos hace pasar por las mismas etapas de aceptación y redescubrimiento que nosotros mismos podríamos haber vivido alguna vez. La compañera perfecta para hacer un poco más llevadero uno de los momentos sentimentales más duros a los que nos podemos enfrentar. En el que, por causas del destino, nos han arrebatado la que creíamos era una extensión más de nuestro cuerpo, y ahora no tenemos fuerzas ni de levantarnos de la cama para hacer frente a la realidad.

Canciones que individualmente tienen sus propias ideas y pequeñas historias, pero que en conjunto y jugándolas en orden forman un concepto mucho mayor, como cualquier álbum que se precie. Son temas rápidos, que no te dejan ni un momento de respiro, en el que el más mínimo error significa volver a empezar. Unas canciones que suenan a vida. A lo mejor y lo peor que nos podemos encontrar en ella. Porque si queremos recuperarnos de verdad, no podemos parar, debemos ser valientes con nuestros actos y nuestras decisiones, para poder así salir adelante y poder echar a volar de nuevo. Este álbum de música no va a esperar a que nos levantemos, seguirá sonando una y otra vez queramos o no. Por lo que debemos marcar nosotros su propio ritmo, con esa música a la que se mueven nuestros latidos. Y es que al final, los que consigan recuperar las piezas de su corazón roto -y consigan la máxima puntuación- podrán superarse a ellos mismos y salir adelante en busca de esa ansiada felicidad. Sólo aquellos que cojan ese mismo ritmo y lo hagan suyo propio, podrán superar las dificultades que nos enseña Sayonara Wild Hearts, para así conseguir las fuerzas necesarias para levantarse de esa cama y bailar cara a cara con la vida y sus complicaciones.

Wild Hearts Never Die.