El futuro nos espera

Año a año, parece que una de las pocas tendencias que se mantiene en la industria del videojuego es la cada vez menor importancia del E3 para todas las compañías del sector. Desde aquella decisión de Nintendo de no acudir a la feria angelina para recortar costes allá por los años de Wii U, imponiendo el formato Nintendo Direct que más tarde han adoptado sus competidoras para transmitir muchas de sus noticias, Sony no acudió el año pasado, y ha anunciado oficialmente que para la edición de este año tampoco estará presente. Por más que Nintendo esté presente en cierta manera con su Treehouse, que propone sesiones de juego de los títulos anunciados retransmitidas en directo, a la hora de las conferencias, el único fabricante de consolas que estará presente este año será Microsoft, tal y como ha confirmado hoy mismo Phil Spencer a través de Twitter.

Si bien pareció que iba a haber un pequeño repunte en la relevancia de las conferencias como motivo para asistir al E3 como compañía, con Bethesda y Square Enix sumándose a las habituales, pero una vez más la realidad golpea a las ilusiones, y parece que tendremos un E3 algo descafeinado, una vez más. Y ya no es que el problema para que el E3 recupere su brillo de antaño sean las filtraciones, el acceso automático (si no anticipado) a todas las novedades a través de Youtube y las diferentes redes sociales, que también afectan al espectáculo que al fin y al cabo son las conferencias, sino más bien el enfoque que se les da a las mismas desde las propias compañías.

Evidentemente, nunca va a haber unanimidad respecto a qué conferencia es mejor que otra en cada edición, pero sí que normalmente, al margen de gustos personales respecto a los anuncios, se llega al consenso de que ha habido unas mejores que otras, no solo en lo que a juegos anunciados y su importancia se refiere, sino también en cuestiones de ritmo y sorpresas para la audiencia. Y si bien Microsoft lleva unos años con buenas conferencias, gracias largas baterías de juegos que se suceden sin apenas descanso entre ellos, Sony no puede decir lo mismo, y eso en un año en el que tiene que presentar una nueva consola, quedar a la sombra puede pasar factura.

Y no es que acudir o no al E3 suponga un acto de vida o muerte, Sony puede perfectamente organizar un evento previo para presentar todos los detalles que aún no conocemos de PlayStation 5, y adelantarse así a los de Redmond a la hora de la verdad, pues Microsoft ya ha asestado el primer golpe, con el anuncio de la que será su nueva línea de consolas en los pasados VGA, junto a algunas pinceladas, pero aún no hay ningún aspecto diferencial entre ambas. Y si es cierto aquello de que quién golpea primero, golpea 2 veces, estos meses previos al E3 pueden ser muy interesantes en términos de filtraciones y todo tipo de rumores. La parte negativa pueden ser las expectativas que se creen al respecto, pero tanto Sony como Microsoft están en la necesidad de cumplirlas si quieren empezar la nueva generación con buen pie. Y si no, que se lo digan a Kinect.