Cada cosa a su debido tiempo

En los últimos días, los titulares de prensa de videojuegos y anuncios de compañías han quedado en un segundo plano, dejándole el foco a mensajes de apoyo y solidaridad con el movimiento #BlackLivesMatter. Como comentaba mi compañero Eric hace unos días en su artículo de actualidad, empresas como Naughty Dog o Riot Games han utilizado su espacio en redes sociales para dedicar unas palabras alentadoras a la comunidad negra, mientras que otras como EA o Sony han ido más allá y han optado por directamente cancelar los eventos que tenían en su horizonte más inmediato.

logo black lives matterEstas acciones, aunque bien recibidas en su mayoría, también han sido puestas en entredicho por determinados sectores de la comunidad, que las han tachado de decisiones oportunistas y han calificado a las empresas como unas bienqueda. Sin embargo, más que una oportunidad que aprovechar, e independientemente del nivel real de altruismo y las verdaderas intenciones detrás de las empresas, las cuales nos son desconocidas, lo cierto es que posicionarse a favor de esta causa se postula, o, al menos, debería postularse, como la única opción. Con la magnitud de los acontecimientos que se están sucediendo, ¿es este el momento de anunciar nuevos juegos o consolas? ¿O acaso no deberían ambos medios de comunicación y empresas utilizar su rango de difusión para dar voz a la comunidad negra y que sus protestas suenen más fuerte que nunca?

Hay gente luchando por su vida en las calles estadounidenses, así como en las de otros muchos países. Parece una oportuna exageración, pero desafortunadamente no lo es. Decir que esta situación es novedad sería mentir con descaro, pero lo que sí es cierto es que este es posiblemente el momento en el que movimiento antirracista suena con más fuerza. Si bien durante la reciente crisis del COVID-19 (que, aunque poco a poco se achica, aún azota) la proliferación de casi cualquier tipo de contenido de carácter lúdico o cultural era bien recibida por su capacidad de entretener, reconfortar y divertir a una población en confinamiento, esto tiene unas implicaciones distintas en el contexto actual. La sociedad tiende a echar la vista a un lado cuando un problema no le afecta de forma directa, por lo que cualquier noticia que invitase a evadirse de la realidad y prestar atención a productos de ficción y entretenimiento sería rápidamente asimilada como una excusa para poco a poco olvidar una causa de vital importancia que debería ser asunto de todos.

Pese a todo, es lógico y natural que las desarrolladoras sigan adelante con sus proyectos, así como también lo es que los medios de comunicación sigan publicando con relativa normalidad: al fin y al cabo, desarrollar y hablar sobre videojuegos y lo que los rodea constituye su único sustento. Sin embargo, si se habla de videojuegos durante estos días, debería ser porque se involucran en la pertinente labor social. Iniciativas como la de la plataforma itch.io, que instaba a su comunidad de creadores a ceder algunos de sus proyectos para crear un descomunal bundle con el fin de recaudar fondos para la causa, son el tipo de noticias que deberían acaparar los titulares de todas las webs de prensa especializada estos días.

Por su parte y desde siempre, el arte ha tenido una tendencia reivindicativa. El reconocimiento del videojuego como obra artística es una lucha que aún se está batallando, pero lo cierto es que para ganarse ese mérito, no basta con la suma de las innumerables virtudes que posee el medio. Las obras y la propia industria también deberían estar comprometidas con la lucha social, y ser conscientes de su lugar en la misma; saber cuando es su momento de brillar, y cuando es momento de hacerse a un lado para dar voz a protestas que trascienden todo – y a todos. Y, cuando su momento vuelva, que el activismo no se pierda entre buenas palabras, tweets y posts de instagram, y que la lección aprendida sirva de algo. El camino para erradicar el racismo todavía es largo, pero hay mucho más que la industria puede hacer para favorecer y visibilizar a la comunidad. El apoyo al movimiento y la difusión son labores muy necesarias en la situación actual pero, una vez termine este momento en el que el movimiento ha alcanzado el que posiblemente es su mayor auge mediático, que el motor no se detenga, y la lucha siga. Hacen falta más personajes negros protagonizando.

Hacen falta más músicos negros componiendo bandas sonoras. Hacen falta más mujeres negras desarrollando videojuegos. Hacen falta más jugadoras y jugadores negros en los esports. Solo así, tal vez, consigamos que llegue el día en el que ya no queden motivos por los que luchar.

Hasta entonces.