¿Y los despidos de CEOs cuando son?
Desde hace ya varios años, informar de nuevos despidos en la industria del videojuego es como informar de que el agua moja. Prácticamente todos los meses (e incluso todas las semanas, dependiendo de la época) nos llegan noticias sobre despidos en algún estudio de videojuegos o directamente sobre el cierre del mismo. Este ha sido el caso de Don’t Nod esta semana, el estudio detrás de obras como Life Is Strange y su secuela, Vampyr o Tell Me Why, entre otros; que ha realizado varios despidos en su estudio en Montreal (Canadá). Aunque, en este caso, no nos ha llegado la noticia por un comunicado de parte de la empresa, sino que han sido los propios empleados afectados por esta oleada los que han hablado al respecto a través de LinkedIn.
Lo llamativo de este caso es que la desarrolladora ya se vio afectada a finales del año pasado por una ola de despidos porque, según el CEO Oskar Guilbert, Jusant y Banishers: Ghosts of New Eden no habían vendido tanto como se esperaba. El sindicato francés Le Syndicat des Travailleurs et Travailleuses du Jeu Vidéo (STJV) ya había acusado a la empresa de mala gestión, por lo que su respuesta a estos despidos fue otro comunicado en el que condenaban esta decisión. Según el sindicato, en Don’t Nod se habían ignorado durante meses a las personas que pedían una comunicación más clara, lo cual acabó generando un ambiente de trabajo insostenible al que se le sumaba la falta de personal y plazos cambiantes.
Tras los despidos de hace unos días, el sindicato francés ha informado sobre todas las negociaciones y exigencias que le han impuesto a Don’t Nod para tratar de minimizar los daños. Aunque es algo que me parece loable, la realidad sigue siendo que varias personas han perdido su trabajo en la misma empresa en dos ocasiones en menos de un año, y eso lamentablemente no se ha podido evitar de ninguna manera. Cabe esperar que, si el estudio de Montreal se atreve a sacar un comunicado oficial, achaque estos despidos a que las ventas de Lost Records: Bloom and Rage no han cumplido las expectativas, aunque a mí cuando leo noticias sobre nuevos despidos en la industria se me viene a la cabeza una causa bastante obvia de la que podríamos deshacernos muy rápido.
He hablado con anterioridad sobre los despidos; de hecho, ha sido un tema al que le he dedicado unas palabras en dos ocasiones. Sin embargo, en ambas se trataba de uno de los temas que tocaba el artículo, no del único ni el principal. Como consecuencia, nunca he dado mi opinión más allá de un simple “esta situación es horrible y ojalá las cosas no fueran de esta manera”, pero veo el caso de Don’t Nod como una perfecta oportunidad para hacerlo. En absolutamente todos los casos de despidos hay dos factores en común: siempre se deben a que uno o más juegos han vendido menos de lo esperado y siempre pagan por ello todas las personas que no sean accionistas, CEOs o puestos de alto rango similares dentro de la empresa.
Oskar Guilbert no solamente es el CEO de Don’t Nod, también es uno de los fundadores, por lo que sabemos que lleva ocupando un cargo tan importante desde mucho antes del desarrollo de estos últimos tres proyectos que han “fracasado”. Pero, por supuesto, esta reorganización desde octubre del año pasado que ha dejado a unas cien personas sin trabajo no viene con una reducción de su sueldo ni con ninguna consecuencia negativa a quienes toman las decisiones importantes en el estudio. En su lugar, son las personas que simplemente han estado trabajando en distintas partes de lo que en conjunto supone una obra artística que los mandamases solo ven como un generador de billetes las que han perdido su puesto.
¿No se supone que son los pobres empresarios los que cargan con más estrés que nadie para que la empresa genere beneficios? ¿No se supone que, junto a nuestros queridísimos accionistas, son ellos los máximos responsables de que sus “productos” funcionen mientras quienes están por debajo solo deben preocuparse de hacer bien su trabajo? En ese caso, ¿Por qué han tenido que pagar las personas que solamente han hecho un juego con las consecuencias de su fracaso comercial? Obviamente, sé que la respuesta a todo esto es que el sistema bajo el que, a duras penas, funciona nuestra sociedad es injusto y dañino para todo aquél que vea algo más allá del dinero, pero eso no me quita la razón.
Don’t Nod necesitaba una nueva oleada de despidos, en eso estoy de acuerdo, pero debería haber afectado únicamente a Oskar Guilbert y a cualquiera que, al igual que él, haya demostrado lo exageradamente incompetente que es al no haber sido capaz de gestionar una empresa cuyos juegos siempre se quedan lejos de recibir malas críticas. Para ser un grupito de personas que se llenan la boca con declaraciones que rozan la autofelación sobre lo mucho que se merecen su puesto y lo duro que trabajan, es sorprendente la facilidad con la que los CEOs echan el muerto a otros cuando no han sabido hacer su único y, en comparación al de los demás, poco exigente trabajo.
Saber que, si tu jefe es un inútil que no sabe llevar a la empresa por buen camino, serás tu quien pague con tu puesto de trabajo genera un ambiente laboral tóxico e inseguro, en el que la incompetencia de unos pocos acaba condenando a todo el mundo menos a ellos mismos. Los trabajadores de Don’t Nod expresaron sus intenciones de hacer una huelga y, honestamente, me parece justo lo que necesitamos. Es hora de que estos desalmados entiendan que no existiría nada de lo que tienen sin las personas que les aguantan más de lo que deberían, personas a las que ni siquiera tienen en mente antes de echarlas a la calle. Tal vez así en el futuro, cuando a un estudio le vaya tan mal como para despedir a alguien, se acabe quedando en la calle quien realmente lo merece.