Preferiría un remaster a la altura
Persona 5. Qué mejor que entrar a un juego cuyo género siempre te ha producido decepciones y salir maravillado y, a pesar de su duración, que te deje queriendo más. De lo mejor que he jugado en un buen rato ya. pic.twitter.com/U5QutPZFeH
— Jaime 👨🏻🚀 ~arco de calor ctm ándate~ (@ParamoNauta) March 8, 2020
En 2020 vine a jugar por primera vez -y segunda- Persona 5, tanto en su versión vainilla como la Royal con un mes de diferencia, porque ese es el nivel de odio que tengo hacia mí mismo. Hasta ese momento no eran muchos los JRPGs que había jugado; si me apresuro, podría decir que Bravely Default, Bravely Second: End Layer y ¿se podría considerar Super Mario RPG: The Legend of the Seven Stars un JRPG? Es un juego japonés claramente, pero siempre he considerado al subgénero más un conjunto de mecánicas y aesthetics que su país de origen.
Como se puede ver en mi asqueroso tuit que ahora me produce algo de vergüenza por lo diferente que pensaba en aquella época, Persona 5 fue un game changer para mí; fue el primer RPG por turnos con el que conectaba desde la experimental obra de Super Mario y tras un paso decepcionante por los Bravely, que se jugaban muy a gusto, pero de los cuales tengo poco más positivo que decir. Y sí, es que Persona 5, sobre todo en su versión Royal, es una muy buena entrada al género; carece de todos los elementos que suelen repeler a la gente de este tipo de juegos, como los encuentros aleatorios y el exceso de grindeo. Y aunque ahora está lejos de gustarme tanto como sus precuelas; me alegro de haber empezado por éste, ya que no sé si hubiera podido entrar directo por Persona 4 Golden y ni mucho menos Persona 3 FES al ser alguien tan distante al género. De hecho, tras mi paso por Royal y al haber recibido un port a PC a través de Steam, seguí con Golden y tiempo después por FES, todo durante 2020 -vaya si no ayudaron las cuarentenas a sumirse en pozos de horas como estos juegos-.
Vayamos al grano
Y no fue hasta ahora, marzo de 2024, que me atreví por fin a jugar a Persona 2: Innocent Sin. La gran demora se debió en parte porque había intentado jugar a Persona 1 y a Shin Megami Tensei: Soul Hackers y ninguno de los dos me llamaron demasiado la atención; incluso ahora que tengo mucho más tolerancia por “mecánicas arcaicas”, como algunos les llaman, por una parte me sentía muy alienado de sus sistemas de combate por grilla y por otra estaba el meme -del cual entiendo su origen- de que tan sólo existen los Persona del 3 en adelante.
Cuento corto, Persona 2: Innocent Sin me gustó un montón. Si bien desearía que la historia haya tenido mucho más tiempo para ser desarrollada para poder ver a los personajes que tanto me gustaron interactuar más y así sentir que el juego se hubiera ganado el desenlace que tuvo, además de esos momentos en los que muestran tanta cercanía al punto de ser las únicas personas -je je- que están ahí los unos para los otros. Pero lo que más me convenció del juego, irónicamente, fue el sistema de combate. No es que haga algo demasiado único entre las diferentes entregas de la franquicia Megami Tensei, sino que sobre todo a diferencia de sus secuelas, es mucho más profundo de lo que esperaba. Ataques coordinados, ataques de doble tipo, enemigos débiles a no sólo ataques físicos o elementales, sino que además a estados alterados -como sueño, encanto, etc.-, el subir de rango a los Persona según cuánto se usen, que cada personaje pueda usar diferentes Persona y que tengan un rango de armonía, que puedan mutar en demonios más avanzados con mejores estadísticas base, más tipos elementales que en sus secuelas y el sistema de cartas que se obtienen tras negociar exitosamente contra otros demonios.
Y si el juego tiene todos estos aspectos positivos, ¿por qué no querer un remake que tenga el potencial de profundizar en los elementos que siento que hacen falta y traer de vuelta lo bueno? Bueno, para empezar no confío en que Atlus recupere este sistema de combate más complejo por miedo a alienar a los jugadores más casuales y que tantas ventas han significado para las últimas entregas; es cosa de ver el como le aplicaron la fórmula de la quinta entrega numerada a Persona 3 Reload, quitándole todo el filo narrativo y sobre todo, temático.
He escuchado que además es mucho más fácil, con el objetivo de parecerse aún más a Persona 5 y, aunque sí parece que profundizaron los links sociales -algo que eché bastante de menos en su versión original cuando la jugué en 2020 en comparación a sus secuelas-, me temo que no es suficiente para hacer un intercambio favorable entre pros y contras. Tampoco trajeron ventajas de Persona 5 como el uso de demonios verdaderos en los encuentros para poder negociar con ellos y unirlos a tu equipo, sino que volvieron a las sombras con formas básicas y repetitivas del original, cosa que, me temo, hicieron para tratar de no tocar demasiado la fórmula original y así evitarse el gastar demasiado tiempo de desarrollo en balancear el juego -lo cual no acabó saliendo bien de todas maneras, ya que se termina notando en lo fácil que es romper el juego con las diferentes mecánicas que sí trajeron de Persona 5 que simplifican un poco demasiado la experiencia-.
Rumores
Al final, el escenario más probable y el que más me temo, es que a un hipotético remake de Persona 2 -de cuyo desarrollo existen rumores en base a haber sido el remake más solicitado de la franquicia en una votación que hizo Atlus- le incluirían links sociales, los cuales no vienen mucho a cuento con la estructura del juego original -aunque hasta cierto punto agradecería para tener más oportunidades de pasar tiempo con el cast de protagonistas-, sacarían un montón de substancia del sistema de combate para simplificarlo y pasaría por la misma aplicación de la fórmula de Persona 5 que sufrió Reload.
La premisa de Persona 2: Innocent Sin es bastante llamativa; un mundo en el que los rumores comienzan a hacerse realidad, al punto que se crean cultos y, por lo ridículo que suene desde fuera, vuelva Hitler a la vida junto a un ejército nazi ya que, en sus propias palabras, el mundo pidió su regreso al haberse sumido en la incertidumbre provocada por el sistema actual (ahora que leo lo que acabo de escribir, me convence bastante que esto sí podría pasar en la realidad). Y quizás aunque no fuese para mí, un remake podría acercar el juego a audiencias con menos tolerancia por juegos antiguos, pero por mi parte al menos, no quiero un remake de Persona 2.