Preservación como estrategia de mercado

Microsoft salió claramente desfavorecido frente a Sony en la generación pasada. Esto motivó a la empresa a buscar medidas para aumentar su atractivo y así ampliar su nicho de mercado. En vez de concentrarse en los exclusivos, crearon el Game Pass, apoyaron el Cross-Play y se enfocaron en que cada consola que sacaran de aquí en adelante fuesen altamente retrocompatibles con los títulos lanzados para hardware más antiguo. E incluso más allá de la posibilidad de jugar a juegos de pasadas generaciones en la actual generación, han dedicado un gran esfuerzo en mejorar la experiencia ya sea aumentando la resolución de los títulos, desbloqueando los FPS y un sinfín de mejoras que, más allá del objetivo financiero que tenga Microsoft de fondo, han significado un gran paso hacia adelante para la preservación del juego.

Es bien sabido que la preservación del medio ha sido descuidada de manera histórica tanto por las grandes compañías como por el público mainstream. No han sido sino los fans más acérrimos que se han dedicado a crear emuladores y diferentes softwares para poder jugar (e incluso de mejor manera en muchas ocasiones) a obras clásicas. Así tenemos ejemplos como el Resident Evil HD Project y el Silent Hill 2 Enhanced Edition, por nombrar algunos. Mientras las compañías, no solo contentas con dejar completamente abandonadas sus IP más longevas, han clausurado sistémicamente uno por uno los diferentes proyectos de fans que, por amor a sus obras, dedican su tiempo a preservarlos.

Por eso es especialmente importante el anuncio de Peggy Lo, la líder de compatibilidad de Xbox, en el que confirmaron la llegada de la retrocompatibilidad de títulos lanzados en sus plataformas para xCloud, llegando con un nada desestimable catálogo de 16 juegos en su fase beta, en los cuales se encuentran clásicos como Gears of War, Fable II y Fallout: New Vegas.

De nuevo, no quiero sonar como alguien que cree que Microsoft ame al videojuego y haga esto con la preservación como fin, pues el fin es lucrativo y eso no es inherentemente malo. Los medios no justifican todos los fines, pero en este caso es el medio – la preservación – lo que nos importa. Mientras por un lado tenemos a Sony cerrando tiendas digitales a diestra y siniestra, perdiendo un estimado de 2.200 títulos solo para PlayStation Vita que eran exclusivos digitales en el camino, Microsoft -la ya mencionada “perdedora” de la pelea de generaciones, se encuentra rescatando progresivamente más juegos de la obsolescencia tecnológica.

¿Afectará esto a largo plazo?

Esta es la gran pregunta. Los enemigos de la preservación del videojuego son varios y están divididos a través de todos los sectores. Está tanto el desinterés de las compañías que hacen y distribuyen sus videojuegos en mantenerlos conservados en una forma que no les signifique dinero (es decir, ni remakes o ports), las compañías como Sony y Nintendo, las cuales desechan sus consolas antiguas como si fuese ropa vieja -siendo peor en el caso de Nintendo dada su insistencia en cerrar sitios web desde donde bajar roms de sus juegos por muy abandonware que puedan ser y, por último y quizás el más insidioso de todos, la propia indiferencia de una gran parte de jugadores a las acciones de estas compañías. Nosotros como consumidores tenemos el voto mayoritario y podemos presionar a las empresas a tomarse sus juegos antiguos en serio, pero los mismos jugadores han demostrado en varias ocasiones indiferencia frente a la preservación del medio. Se ha asentado la percepción de que un juego, pasados unos años desde su lanzamiento, se vuelve algo obsoleto e inferior a lo actual y en el mejor de los casos la única excepción serían los juegos que apelan directamente a su nostalgia. A la preservación le falta un largo camino por delante y entre más pase el tiempo más juegos se perderán en el camino. Pero todavía estamos a tiempo de detenerlo y frenar la pérdida. Solo debemos unirnos y juntos cambiar la percepción que se tiene sobre los juegos viejos y comenzar a verlos como clásicos.