Tsunagari

Con Yakuza: Like a Dragon me di cuenta de qué es lo que más me gusta sobre la ya famosa saga que ha hecho de buque insignia del estudio Ryu Ga Gotoku por más de dieciocho años. Y es que en realidad era difícil determinar cuál era ese factor X que convierte una saga particularmente buena en una de mis favoritas de todos los tiempos. Por un lado tenemos las historias secundarias, que a primera vista no son más que misiones opcionales como las que podemos encontrar en cualquier juego triple A de mundo abierto, pero con la cualidad de que son tan interesantes, emocionantes, divertidas y derechamente graciosas que valen la pena por sí mismas, teniendo un valor intrínseco que va mucho más allá de sólo hacerlas por una sensación de complecionismo; también están las historias principales de cada entrega, que suelen ser tan absorbentes como enrevesadas y, aunque recurren a recursos bastante cuestionables en ciertos momentos clave -al punto de ser una frase conocida por los fans que cuando hay un arma en escena el IQ de todos los involucrados baja drásticamente-, siguen siendo un punto fuerte de la saga; los personajes, tanto protagonistas como secundarios suelen ser icónicos y memorables, quién no se ha encariñado con Kiryu, Majima, Kasuga, Akiyama, Haruka y un sinfín de más personajes después de todo. Pero, al final del día, cual simio cuyas neuronas se activan al ver un estímulo en particular, lo que más me atrae, lo que más me hace sonreír frente a la pantalla mientras juego, es la masculinidad extrema que brota de cada personaje -llegando a ser ridícula- en los enfrentamientos más importantes de la historia y el cómo estos están tan dispuestos a llegar hasta el límite y más allá para cumplir sus objetivos a través de sus puños.

Y si bien esto está presente en Yakuza 7: Like a Dragon, es el sistema de combate por turnos el que evita que esta sensación de peleas propias de hasta el shonen más campy se transmita a través de la pantalla hasta el mando. Seguramente es algo que a muy pocos de nosotros los fans les importe, esto queda en evidencia al ver las ventas y el sobrecogedor buen recibimiento que tuvo la última entrega numerada de la saga, posicionándola aún más alto en el mainstream que Yakuza 0, el otrora título más exitoso de la saga.

Por suerte para mí y para otras docenas de nosotros, Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name trae de vuelta esta sensación de choque de masculinidad absurda que tanto adoro de la saga y qué mejor manera de resucitarla que con quien inició todo esto, Kiryu Kazuma; el Dragón de Dojima.

like a dragon gaiden

El hombre que borró su nombre

El juego se sitúa cronológicamente en paralelo a Yakuza 7: Like a Dragon. Mostrando qué ocurrió con Kiryu tras el trágico desenlace de The Song of Life, explicando qué hizo durante su fingida muerte y justificando en cierta medida el porqué no se volvió a contactar con su familia en el orfanato Sunflower.

Kiryu -o quizás mejor dicho el Agente Joryu- trabaja para una organización secreta llamada Daidoji, la cual tira de los hilos de nuestro protagonista, forzándolo a cumplir cualquier misión que se le encomiende. En esta ocasión le tocará ayudar a que la Alianza Omi y el Clan Tojo se disuelvan pacíficamente para evitar repercusiones dentro del mundo criminal cuando se vean forzados a hacerlo igualmente por la presión política y policial dentro de un mundo que simplemente ya no admite a la yakuza dentro de la sociedad. Esto se ve también reflejado en Yakuza 7, conectando ambas historias, aunque sea momentáneamente.

A la saga no se le da el suficiente crédito por el cómo conectan sus sistemas de combate con cada personaje o temática de cada juego. Y no me refiero sólo a Like a Dragon donde la mentalidad infantil y obsesionada con Dragon Quest de Ichiban hacen que veamos el combate como un sistema por turnos digno de los clásicos RPG, sino que además esto ocurre en las entregas beat ‘em up de la saga. En Yakuza 0 Kiryu posee tres estilos, uno que muestra parcialmente el que terminaría siendo su estilo definitivo cuando ya fuese adulto, pero mucho menos refinado, otro que refleja su naturaleza salvaje, siendo capaz de tomar todo tipo de objetos para pelear e incluso ser invencible al encajar golpes estando concentrado y otro que es mucho más rápido y técnico pero al cual le falta potencia de golpe, dejando en claro que un perfeccionamiento de estos tres estilos es lo que terminaría siendo su famoso estilo de pelea del Dragón de Dojima.

En Yakuza Kiwami Kiryu debe ir recuperando su fuerza perdida tras estar tantos años en la càrcel adquiriendo experiencia en sus enfrentamientos con Majima y otros protagonistas como Saejima en Yakuza 4 y 5 muestran su brutalidad y Tanimura su inclinación a lo técnico y a preferir arrestar a sus contrincantes en vez de golpearlos brutalmente al ser un policía.

Y Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name no es la excepción. Aquí Kiryu presenta dos estilos de pelea: el agente y el yakuza. El primero es especialmente bueno contra grupos de contrincantes, siendo rápido y ágil para cambiar de objetivo. Además que contaremos con diversos gadgets que nos apoyaràn durante la pelea: la luciérnaga -un cigarrillo explosivo que cual granada podremos lanzar a los enemigos y que explotará tras unos segundos-, la serpiente -un dispositivo en los zapatos de Kiryu que le permitirán deslizarse a gran velocidad, arrasando con enemigos o bien para huir de las peleas-, la avispa -unos drones que dañarán levemente y molestarán a los enemigos- y la araña -una cuerda que podremos usar para amarrar enemigos, tirarlos lejos e incluso robarles sus armas, siento ésta lejos la más ùtil del juego-. Este estilo demuestra el cómo han entrenado a Kiryu a ser un agente y pelear de forma más táctica, mientras que el estilo yakuza es más parecido a su clásico estilo de siempre. Ambos estilos tienen un modo de calor extremo, el del agente servirá para cambiar de objetivo rápidamente aunque estos estén más lejos, golpeando fuerte y certeramente; mientras que el de yakuza hace que Kiryu sea temporalmente invencible y que si conectamos un combo mínimo de ataques, activaremos una especie de torbellino de golpes que causarán un daño inmenso a un objetivo en particular.

Como siempre y a pesar de ser una experiencia que dura cuanto mucho un tercio de la de otras entregas de la saga, la historia está a la altura de las mejores de sus competidores dentro de la franquicia e incluso me atrevería a decir que su conclusión es la más sólida y emocional, recompensando a todos los que no quedamos del todo convencidos con el cierre que nos dejó The Song of Life. Y es que si un problema se ha presentado desde hace ya mucho tiempo, es que Ryu Ga Gotoku no ha sido capaz de dejar a Kiryu y a otros personajes ir a pesar de que ha mostrado una y otra vez que serían más felices dejando el submundo criminal y retirándose para siempre.

Después de todo se ha estado buscando ua forma de encontrar un sucesor a la altura a Kiryu desde Yakuza 4, no habiendo mejor evidencia que el subtítulo del juego en Japón es El Heredero a la Leyenda, haciendo una màs que clara referencia al Dragón de Dojima. Y, aunque tengo esperanzas de que Like a Dragon 8: Infinite Wealth por fin cierre el capítulo de Kiryu, tampoco estoy del todo seguro que esto vaya a ocurrir.

La leyenda interminable

Al final del día, Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name es una entrega solídísima, posicionándose fácilmente en mi top 5 de la saga, algo no menor considerando lo mucho que amo Yakuza 0, 3 y 6 -como siempre con las opiniones impopulares, por cierto-. El combate es el más satisfactorio que he visto hasta el momento, la cantidad de contenido secundario es vasta sin llegar a ser abrumadora como en otras entregas -te estoy mirando a ti, Yakuza 5-, la historia es sólida y no -tan- enrevesada como en otras ocasiones y, aparte de la trágica representación femenina en el minijuego de las hostess, no tengo mayores críticas hacia la obra como un conjunto.

Ahora la pregunta que queda es: ¿Es una buena puerta de entrada para recién llegados? Y con mucha lástima debo decir que no. Si acaso aquellos que hayan jugado Yakuza 7 podrán disfrutar en cierta medida las referencias que hacen a éste y las conexiones que hay con Kasuga Ichiban y compañía, no tiene mucho más que entregar. Like a Dragon Gaiden es una obra excelente para aquellos que hemos acompañado a Kiryu durante toda su trayectoria y un -espero- penúltimo capítulo perfecto para cerrar su historia, pero para los demás este juego tiene poco que ofrecer, si acaso una amenísima experiencia, pero una historia que dejará perdidos a más de uno y cuyos puntos clave no resonarán emocionalmente con ellos. The Man Who Erased His Name se habrá posicionado dentro de mi top personal de juegos del año, pero no culparía a ningún recién llegado de no disfrutar ni de cerca todo lo que yo he disfrutado de esta obra.

kofi

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Esta crìtica ha sido realizada con una copia digital para PS5 cedida por PLAION España.