¿Son coherentes y fieles las ciudades de los videojuegos de Nagoshi?

La obra de Toshihiro Nagoshi destaca por muchas cosas, pero lo que más suele encandilar a los jugadores son los entornos que se abren a nuestros pies. Kamurocho es el escenario base donde transcurre la trama de Yakuza. Una ciudad basada en Kabukicho, el distrito de ocio bañado por el neón que podemos visitar en la Tokio actual.

El equipo de Nagoshi ha recorrido las calles de Kabukicho, haciéndole fotos a todo establecimiento y lugar icónico, para después trasladarlo a sus videojuegos. Por ende, si comparásemos fotos de la realidad con capturas extraídas directamente de cualquiera de los juegos, veríamos que son prácticamente réplicas idénticas. Kabukicho es uno de los distritos rojos de Japón más importantes, ¿y qué es un distrito rojo? Pues se conoce a aquellas zonas donde impera los negocios de carácter sexual. Prostíbulos, locales para ver y alquilar pornografía, bares de striptease… No es algo que atañe solamente a Asia, más bien tuvo su origen en el siglo XIX en Estados Unidos. Los trabajadores del ferrocarril que frecuentaban las casas de prostitución llevaban un faro que emitía una luz de dos colores: blanco para indicar a los trenes que podían continuar su camino y roja, para indicarles que deberían parar.

Cuando visitaban un prostíbulo, dejaban colgado los faros en la entrada, enfocando la luz blanca hacia dentro del negocio (de aquella no había luz eléctrica) y el rojo hacia fuera. De esta manera, la aglomeración de faros iluminados en color rojo provocaba una auténtica atmósfera escarlata. Claro está, esto se convirtió en un elemento tradicional inherente a este tipo de localizaciones, trasladándose la idea hasta Kabukicho en forma de neones y carteles inmensos que emiten esta famosa luz.

Sin embargo, Japón es un país especial en cuanto al entretenimiento sexual. Para empezar, la prostitución persé está prohibida y la única forma de acceder a este mercado es mediante un filtro bastante duro por parte de la Yakuza. Esto nos lleva, por dos vías, a que haya sido el lugar idóneo para que Nagoshi cimentase aquí su saga. Por una, si la Yakuza misma es la que gestiona la prostitución, está claro que el negocio base de la zona tiene a esta organización criminal como el pilar más importante. Por otra, la industria sexual legal en este país ha cobrado formas muy dispares y que se hacen de oro en este territorio. Los clubs de cabaret (“hostess club”) toman la forma de bares donde la clientela escoge a una o varias mujeres con las que conversar mientras consumen bebidas y comida. No hay tocamientos, solo comunicación verbal, pero dentro de una atmósfera de seducción potenciada por los arreglos de las trabajadoras, la gesticulación y el cariño con la que prestan atención a los temas de conversación.

También tienen una importancia fuera de lo común el negocio audiovisual erótico. En los 80, Kabukicho poseía el mayor número de establecimientos que ofertaban teléfonos para llamadas eróticas. Los clientes entraban en cabinas privadas y discretas donde solo podían echar mano de un teléfono (con una serie de números indicados) y un rollo de papel higiénico. El resto ya es solo echarle imaginación. La cosa evolucionó en los años 90, sustituyéndose paulatinamente los teléfonos por televisiones pequeñas en las cabinas. El consumidor pasaba de escuchar la voz melosa de una chica que le decía cosas subidas de tono a ver directamente a esa chica desnudarse con poses muy sugerentes. Ambos tipos de negocio siguen vigentes al día de hoy, especializándose por edades y gustos del público.

La zona roja también se identifica en Kabukicho por Golden Gai. Como ya lo indica la palabra, se trata de un barrio donde predominan los locales de explotación sexual para homosexuales. Es cierto que en el juego se tocan muy por encima, pero están presentes y es donde se desarrollan los momentos cómicos entre Goro y Kiryu, aludiendo a su famosa “OTP”. Un recurso cómico-narrativo extendido por la presión de su fans, las cuales en Japón son mayoritariamente mujeres comprendidas entre los 18 y 30 años de edad. Pero claro, Kabukicho no nació siendo ya famosa por su barrio rojo. El origen de la ciudad nos lleva a los años 40, levantada para dar cabida a los que serían los teatros más importantes de la zona. No obstante, la posguerra afectó a los planes de construcción, quedándose un teatro Kabuki como único local para ofertar este tipo de entretenimiento. La importancia del mismo fue tal, que Kabukicho tomo su nombre del mismo, significando, literalmente “el pueblo del Kabuki”. Además, en él hay tiendas de todo tipo que ya rozan el estatus de emblemáticas. Es el caso de Don Quijote, un “todo a 100” ubicado en Shinjuku haciendo esquina. Lo estrambótico de su cartelería, con el nombre en grande iluminado, hace que llame la atención desde mucha distancia, algo que se potencia con su música particular, un tema que mezcla español con japonés, resonando a mucho volumen.

Pero Yakuza tuvo a bien no quedarse estancada solamente en su réplica de Kabukicho. A partir de la segunda entrega visitaremos más localizaciones ficticias basadas en áreas reales de Japón. Otra de las más importantes (sobre todo en Yakuza Zero) es Sotenbori, una réplica maravillosa de Dotonbori, una de las principales avenidas de Osaka que se erige sobre un canal fluvial. Dotonbori es un distrito principalmente comercial, plagado de centros comerciales, restaurantes de todo tipo y discotecas. Su historia nos remonta a 1612, donde Yasui Doton, un comerciante importante de la época, tuvo la genial idea de levantar un mercado encima del río Umezo y Yokobori, aprovechándose de los mismos como ruta comercial para impulsar los negocios allí levantados. Ieasu Tokugawa vio aquí una oportunidad de levantar una gran ciudad, así que aprovechó la riqueza de los negocios levantados para extender una periferia a su alrededor a través de un plan urbanístico muy ambicioso. Esto dio lugar a la creación de numerosos teatros de renombre, restaurantes y las primeras cafeterías de estilo occidental construidas en Japón.

Existen ciertos puntos turísticos que gozan de una importancia tradicional curiosa, como es el caso de la estatua Kuidaore Ningyo. La misma consiste en una figura humana de gafas grandes, vestida como un payaso y que se muestra tocando un tambor. En Yakuza Zero no solo aparece esta figura en su sitio característico, sino que incluso tenemos alguna misión secundaria relacionada con ella. También destacar que las luchas clandestinas de mujeres con poca ropa, en las que podemos apostar grandes sumas de yenes, existen en Dotonbori, evolucionando de las técnicas famosas del luchador Rikishi hasta convertirse en esta especie de WWE barato con trazas de sumo. Y como he citado antes, los restaurantes gozan también de una importancia interesante en Dotonbori. El que más llama la atención es Kani Doraku, especializado en marisco y el cual podemos ver a muchos metros de distancia gracias a la enorme figura de un cangrejo que exhiben encima de la entrada. A modo de curiosidad, en Yakuza Kiwami 2 encontraremos aquí los platos que más experiencia y estadísticas nos subirán, a cambio de precios bastante prohibitivos. Obviamente, el tema de los precios es algo que también se ha trasladado de la misma realidad.

Aún así, lo más representativo e importante de Dotonbori ha sido su canal desde siempre. Así como ambos ríos supusieron la fuente de la riqueza para los locales construidos encima, en las dos orillas del canal se levantan una gran cantidad de mini negocios a los cuales se pueden acceder tanto a pie como en barco. Las calles de Dotonbori se conectan mediante varios puentes, Dotonboribashi y Nipponbashi son los principales, los cuales marcan el inicio y el final de las avenidas, siendo lo suficientemente grandes para que puedan transitar vehículos por ellos. Otros, como Ebisubashi, suelen ser punto de encuentro de turistas, al tener en su inicio los carteles de neon. En el juego, los puentes suelen ser puntos de misiones secundarias y combates contra bandas que buscan cobrar un peaje a todo incauto que pasee por ellos con tranquilidad. En las entregas de Yakuza donde aparece Sotenbori podemos apreciar que la recreación del canal y sus locales son exactamente idénticos, siendo quizás de las localizaciones que más nos cuesta diferenciar cuales son las fotos reales de las capturas in-game.

Como habéis podido apreciar a lo largo de este texto, la fidelidad es el santo y seña de la saga Yakuza. Prácticamente, Kamurocho y Sotenbori son calcos de las ciudades de las que toman inspiración, aunque la propia inspiración es algo que cala tan hondo que la podemos saborear hasta en los elementos más ínfimos de la franquicia. No quería meterme a analizar otros aspectos, como el porqué de que el hielo que se sirve en las bebidas de la Kamurocho de los años 80 tiene forma oval o porque ciertos locales tienen una entrada trasera o recibimiento exclusivo desde un ascensor. Son cositas de las que ya os hablaré en el futuro. Así que quedaos con la copla de que Nagoshi y sus compañeros son los mejores a la hora de transformar lo que nos rodea en puro videojuego. Y no cualquier tipo de videojuegos, sino en simuladores sociales del crimen organizado llevados por un camino equilibrado entre comedia y drama que ningún amante de las buenas historias debería perderse.