Ser selectivo siempre fue una virtud

Hace menos de una semana desde The Bullet: Time of Revenge, llegó a Nintendo Switch, para aportar un toque de acción gamberra y desenfrenada al catálogo de la híbrida japonesa. Se trata de un shooter en tercera persona, que parece el resultado de combinar un Grand Theft Auto clásico y un Saints Row pero con el tamaño y el aspecto de un indie. Concretamente con un apartado gráfico al estilo lowpoly y un mundo de dimensiones más modestas. Sin embargo, la llegada de este título desarrollado por Art Games Studio, ha causado descontento entre la comunidad, y a la luz de las quejas expresadas por la misma, se trata de un descontento más que justificado y razonable.

The Bullet nos ofrece la posibilidad de crear nuestras propias experiencias de juego, es decir, pone a nuestro alcance un kit de herramientas para personalizar el mundo y las posibilidades con las que podemos interactuar. A grandes rasgos, permite a los usuarios construir “su propio” juego sin tener demasiada experiencia en lo que a diseño de videojuegos se refiere. El problema viene cuando se descubre que The Bullet: Time of Revenge esconde un caso de “Asset Flip”, lo que significa que el desarrollador, en este caso Art Games Studio, puede comprar de manera legal los materiales editados y creados por otros jugadores, tomarlos como propios, y comercializarlos con beneficios económicos, con la única condición de darle un nuevo título a dicho pack. En este caso concreto, el pack de creaciones afectados se títula Hammer 2: Reloaded, y el creador lo había comercializado por nada menos que 50 dólares. Se trata de una práctica basada en los tecnicismos de los acuerdos legales, y que luce como lo que es, como un auténtico robo. Al parecer, según señala un artículo del portal Nintenderos, no es la primera vez que los desarrolladores se hacen con el trabajo de distintos miembros de la comunidad, y lo lanzan bajo un nuevo nombre.

Tanto por parte de los desarrolladores, como por parte de Nintendo, por alojar y permitir una práctica así, estamos ante un trato nefasto al cliente, y una falta de respeto a los jugadores. Ya hemos visto este tipo de prácticas en otros títulos y otras plataformas, como Steam, y este caso en la eShop presenta un problema que, de no solucionarse de manera favorable para los jugadores y la comunidad, sentaría un precedente muy difícil de ignorar, una mancha en la joven historia de la tienda online de Nintendo. Tanto ha sido el revuelo que los propios jugadores han comenzado a comparar la eShop con la propia Steam, lo que supone un golpe indudable, al menos en cuanto a opinión general, sobre la imagen del modelo digital de Nintendo. Algunos usuarios han expresado sus quejas en internet, con comentarios como “la eShop está muy cerca de convertirse en un clon de Steam”. Por otro lado, los jugadores han aprovechado para señalar la creciente costumbre en la plataforma de alojar ports de títulos para móviles, entre otros formatos no demasiado apreciados. Ahora, la comunidad se pregunta que podrá y tendrá que hacer para proteger o gestionar sus assets.

“La eShop está muy cerca de convertirse en un clon de Steam”

La compañía nipona debe valorar si está gestionando con habilidad su plataforma digital, y tratar de cuidar su popularidad, manteniendo las ventajas que posee y evitando que este tipo de prácticas nocivas y desleales cobren más peso entre la comunidad que sus virtudes. Nintendo siempre ha sido una compañía con un público fiel y entregado, y gracias a sus grandes exclusivos tiene a ese público prácticamente asegurado, sin embargo, si quiere seguir creciendo con el rumbo planteado con Switch, abriéndose a third parties de todo tipo, debe saber cautivar y fidelizar al nuevo público. Sin embargo, tampoco podemos dejar de mirar al estudio desarrollador, el primer culpable de la situación y de esta situación que muestra cero agradecimiento por los jugadores que adquieren su producto.