Abran paso al novato

Este análisis tiene spoilers ligeros relacionados con algunos detalles poco relevantes de Kena: Bridge of Spirits. Léelo bajo tu responsabilidad. Te quiero

Kena: Bridge of Spirits es un viaje maravilloso. El debut de Ember Lab es, a todas luces, uno de los acontecimientos del año. No lo es por su factura ni su resultado, a años luz de muchos títulos lanzados en 2021. No es Returnal, Deathloop ni Metroid Dread, por nombrar alguno de los pelotazos de estos “meses de transición” (bendito año maldito). Por suerte, tampoco pretende serlo. La aventura de Kena es un canto a las obras de hace varias generaciones, a aquellos juegos que nos mantenían pegados al sillón por su espectáculo visual y sus divertidas mecánicas. No es un portento, es un lujo lleno de muchos defectos, razón que le convierte en una parada obligatoria que no puedes pasar por alto.

Retazos de aquellas tardes de mandos con cables

Para mí, las críticas son la visión personal del autor. Por ello, no termino de defenderme bien en el terreno de los análisis. Los tecnicismos digitales y las virtudes técnicas son, por desgracia, algo que escapa de mi comprensión. En lo que sí puedo aportar una visión diferente – o al menos eso creo – es en aquello que te hace sentir un juego cuando llega a tus manos. Para mí, Kena: Bridge of Spirits fue un viaje al pasado, un corto camino hacia tiempos donde las preocupaciones no me quitaban el sueño. Porque, para que engañarnos, de vez en cuando todos echamos de menos que uno de nuestros mayores problemas fuera elegir el bocadillo perfecto para desayunar en el recreo. Y quién no, que tire la primera piedra.

La obra de Ember Lab falla en sus conceptos más básicos. Su control es tosco, producto de la inexperiencia de un equipo de menos de 20 personas. Tal era su poca relación con los videojuegos que, antes de este título, lo único que podemos relacionar con el estudio es un cortometraje inspirado en el mundo de The Legend of Zelda: Majora’s Mask. Si te pica la curiosidad no te preocupes, lo tendrás bajo estas líneas. Este trabajo inspiró la introducción de máscaras en el juego, un elemento que, a diferencia de la obra de Nintendo, cuentan con un valor anecdótico. Son necesarias para desengranar la trama y seguir adelante, sin embargo su función en la suma final es escasa.

Durante la repetición constante que es la aventura de Kena, ya que abusan del “mismo perro con distinto collar” durante todo el trayecto, las máscaras son solo una llave que desatascan la historia. Y, aún así, Kena: Bridge of Spirits es único. Quizás lo sea por el manejo tan brusco que tiene. Puede que, incluso, lo sea por esa historia tan propia de juegos de hace décadas (más por la forma de contarla que por el contenido). Ratchet & Clank: Rift Apart, uno de los titanes de 2021, es otro de los baluartes de ese jardín de “espectáculo visual” que que quiere vendernos la nueva generación. Pese a esto, la obra de Insomniac Games es diversión sin ambición, una etiqueta que no le podemos colocar al título de Ember Lab.

Tosco hasta decir basta

Si hay alguna palabra que se ha repetido en este análisis es “tosco“. Kena: Bridge of Spirits, valga la redundancia – y la poca riqueza gramática auto-impuesta para hacer este chiste sin gracia – es tosco. Lo es desde los primeros compases jugables y lo es cuando tenemos todas las habilidades desbloqueadas. No es frustrante ni un dolor de cabeza, es, simple y llanamente (lo siento, se viene por tercera vez en menos de 100 palabras) tosco. Por cierto, os he marcado la palabra en negrita, no quisiera yo que no os quedase clara la idea.

En lo que a manejo se refiere hay muchos aspectos que se pueden mejorar. La cámara es tan lenta que, en los combates, es más lo que nos perjudica que lo que nos ayuda. Si esprintamos, el mínimo contacto provocará que volvamos a andar y tengamos que volver a activar la acción para correr. El doble salto podría estar mejor ejecutado, aunque es cierto que la existencia de esta opción tan querida en los plataformas escapa de toda la lógica. Una vez estás en el aire, un impulso mágico te permite elevarte todavía más. Por suerte aquí, a diferencia de en otras obras, está justificado. En resumidas cuentas, Ember Lab tiene muchos deberes para su próximo título. Sin embargo, su trabajo es tan excelso, teniendo en cuenta las limitaciones del estudio, que solo puedes quitarte el sombrero.

Sí, es tosco (brusco, rudo, bruto, áspero… tengo varias opciones, solo quería hacer la gracia), y aún así consigue mostrar de lo que es capaz el estudio californiano. Si esta es su primera toma de contacto con la industria, su carta de presentación en un mundo tan competido como este, se me hace la boca agua pensar de que serían capaces con más recursos y una financiación todavía más potente. Hay mucho margen de mejora, ya que los problemas con el movimiento no se limitan solo a la exploración, pero hay una buena base que puede ser – y seguramente será – potenciada.

Todo en perfecto equilibrio

Si ya lo decía Thanos. En concordancia a lo anterior, es inevitable que el siguiente paso en esta disección sea el combate. Aunque, aviso otra vez, no me muevo bien en esto de las labores técnicas. Kena: Bridge of Spirits es uno de las nuevas propuestas más repetitivas del mercado. La variedad de enemigos es tan escasa que los rivales que aparecen en la parte final del juego son variaciones de los que ya conocemos. Pese a ello, el estudio consigue escapar de la monotonía con la que danza peligrosamente. Para eso, combina a los jefes finales con estos enemigos en unos combates espectaculares que me dejaron con la boca abierta. Y, para los amantes de los desafíos, en los modos de dificultad más altos tenéis uno de esos sitios a los que llamáis hogar.

Kena Bridge of Spirits

Ahondando en las opciones en batalla, lo cierto es que me ha sorprendido las facilidades que te da el juego para encadenar combos. Por supuesto, no es un Devil May Cry ni un Bayonetta, no nos flipemos. A los ataques estándar con el bastón podemos unirles disparos con el arco, embestidas, bombas y, si pulsamos en el momento oportuno, un parry que dejará a los enemigos a nuestra merced. Además, este arsenal se puede intercalar con las opciones que nos ofrecen los Rot, nuestros queridos y adorables compañeros en los que profundizaré más adelante. Puede que en la siguiente sección, me encaja bien en el esquema mental que tengo (si no es así, dejo esto aquí como nota para cualquier lector que haya llegado hasta aquí; ¡ah!, y gracias por leerme).

Estos bichitos son el elemento jugable más importante del título. Claves en la exploración y el combate, si bien sus mayores virtudes son en el primero, son capaces de decantar la balanza y salvarnos de algún que otro apuro. Para empezar, son primordiales si queremos restaurar nuestra salud durante una batalla. A parte de esto, su mayor valor en combate es el de servir como elemento diferencial. El título nos permite conseguir un total de 100, cifra que no será difícil de alcanzar si eres inquieto y te gusta explorar. Cuántos más tengas, mejor uso podrás hacer de su capacidad de retención, algo clave con enemigos inquietos. Además, en ciertas ocasiones podrás utilizarlos para combatir, aunque por desgracia esta posibilidad no se explota lo suficiente. Aún así, en tintes generales, este es uno de los apartados más satisfactorios.

¿Pero qué tal lleva Kena aquello de explorar?

El Abe de hace 15 minutos os dijo que ahora tocaban los Rot. A estas alturas, habréis deducido que es mentira. Eso sí, salvo sorpresa, los bichos bonitos van en la siguiente sección, que ahora toca meternos de lleno en algo que ya tendría que haber tocado. Lo siento si habéis caído en este análisis, hay otros más estructurados por internet. Sin embargo, este lo revisa Charlie (alabado sea), un sello de calidad del que pocas webs pueden presumir. Bueno, al lío, que ya está bien de haceros perder el tiempo. Andando, que es gerundio.

Explorar en Kena: Bridge of Spirits es, si solo pudiera utilizar una palabra, tosco. Es broma, no podía dejar pasar la oportunidad. Es satisfactorio, tremendamente satisfactorio. Ember Lab ha conseguido crear una atmósfera preciosa que te invita a recorrerla. Por circunstancias de la vida conocidas como “hacerse mayor y no tener tiempo para casi ninguna cosa que te divierta”, son pocos los juegos a los que dedico todo el tiempo que me gustaría. Atrás quedó la caza de platinos y las cientos de horas invertidas en juegos como Fallout 3Final Fantasy XV, obras que hoy en día no sería capaz de jugar. En el periplo de Kena, sin embargo, quise perderme sin miedo a las represalias.

Cuando tienes responsabilidades y una lista de pendientes kilométrica, que llegue a tus manos un juego como Kena: Bridge of Spirits es un ataque directo a tu concepción vital actual. No, no quiero dedicar decenas de horas a recorrer un mundo virtual único, pero Ember Lab parece empeñada en atarme las manos al mando y convencerme de lo contrario. ¿Lo peor? Que ni ellos lo sienten ni yo me arrepiento. El universo de Kena es un paraje mágico, un lugar que es capaz de hacerte sentir lo que quiere cuando desea hacerlo. Si la corrupción lo invade, sientes tristeza, soledad y desolación. Cuando la apartas, pese a estar solo, palpas toda la vida que antaño hubo. Es naturaleza en estado puro, una de las mejores representaciones de la misma en el medio. Por eso explorar es tan satisfactorio.

Perderse entre los recovecos de este título no es opcional, es obligatorio. Si lo hacemos, descubriremos secretos, gorros para los Rot e historias que no pueden ser escuchadas. A través de cartas, el juego da un giro de tuerca a los coleccionables y les otorga un propósito, una razón para existir. No es el primero en hacerlo y doy por sentado que no será el último, pero hacía mucho tiempo, quizás desde Marvel’s Spider-Man, que no sentía la necesidad de explotar al máximo el contenido secundario. Además, el mundo te invita a explorarlo. A través de señales visuales evidentes, como los ya icónicos claros en las paredes que puedes escalar, Ember Lab te dicta el camino sin palabras. Han confeccionado un pasillo hermoso, un universo en el que es imposible salirte del camino, y dentro de la poca libertad de exploración consiguen llenar a su mundo de vida.

Ya tocaba: los bichos bonitos

Casi 2.000 palabras y aún sin dedicar a los Rot una sección. Qué cabeza la mía. Lo más importante de este título, la razón de ser de Kena: Bridge of Spirits, son los Rot. El mundo es increíble, el combate tiene muchas opciones y la historia cumple con creces, pero este texto existe por los Rot. Yo analicé Kena: Bridge of Spirits por los Rot. Tú, que estás leyendo esto, quieres saber si vale la pena ilusionarse por los Rot. Y desde aquí, desde el sillón reclinable del piso de Elena en el que escribo estas líneas, te puedo confirmar lo evidente: valió la pena cada maldito céntimo.

Desde el primer cruce con estos adorables bichos quedé instantáneamente hechizado. No es para menos, se han diseñado a conciencia para ello. En una época donde lo “Baby” está de moda – solo hay que remitirse al éxito de Grogu – esta era una apuesta segura. Un dos más dos son cuatro de manual. Estéticamente son impecables, si no te parecen bonitos tienes un problema grave. Son pequeños, alegres y pueden llevar cualquier sombrero que desees comprarles, desde una maceta hasta la simulación de las máscaras de Kena. Una cosa es escribirlo y otra es vivirlo, créeme, son increíbles. Por suerte, su utilidad va más allá del reclamo estético de “lo cuqui”.

Mas allá de sus opciones en el combate y la exploración, necesitaremos a los Rot para eliminar la corrupción del mundo. En casi todos los puntos del mapa, esta condición ha afectado al estado original del mismo. Por ello, tendremos que progresar en la historia o usar nuestro ingenio para devolver las cosas a su punto de origen. Y, en esta misión, el papel de estos pequeños bichos será crucial. Junto a nuestro bastón, los Rot son los únicos seres capaces de acabar con las malas hierbas que dejan triste a la naturaleza. De hecho, a medida que avanzas en la historia comienzas a entender los motivos que se esconden tras esta significativa conexión entre los Rot y el mundo de Kena. Pero eso es harina de otro costal (o de otro texto, puede que uno que salga la próxima semana).

Sobre su distribución en España: si tienes dinero en la cartera, dáselo a Tesura
¿Sencillo, verdad? Kena: Bridge of Spirits es uno de los lanzamientos más importantes de finales de 2021 por muchos motivos. El primero, lo que significa este título para Tesura Games. Puede trazarse un símil entre Ember Lab y la distribuidora española, dos compañías pequeñas llenas de personas con ganas de comerse el mundo. Juntos, por suerte, lo están consiguiendo. El segundo motivo es la demostración de lo que puede conseguir un estudio capaz de exprimir al máximo sus recursos sin que nadie sufra por el camino. Lo de Kena es la demostración del buen hacer y del exquisito gusto, de lo que se puede conseguir si se es coherente con tus limitaciones.

Show me the money

Si tienes un sistema compatible con el juego (PlayStation 4, PlayStation 5 o PC), ni lo dudes. Kena: Bridge of Spirits es un juego de costumbres y recuerdos, una obra de aquellas que se jugaban con mandos con cables. Hace poco más de un año compré una PS5 de salida y, 12 meses después, encuentro pocos motivos que justifiquen el salto generacional. Hoy, gracias al increíble trabajo de Ember Lab y el esfuerzo de Tesura Games, mi estantería y yo encontramos una razón de peso. Analicé la aventura de Kena gracias a una key del estudio, pero hasta en Saturno (donde viven los hijos que nunca tuvimos) saben que seré uno más de todas esas personas que compren el juego en físico. Porque, simple y llanamente, la ocasión lo merece.

Gracias, Ember Lab. Gracias, Tesura Games. Y gracias a Charlie y Nacho por dejarme compartir estos textos en su espacio. Hoy internet tiene otro análisis que, aunque no es el más profesional, me recordó a esas tardes de batidos de fresa y sándwiches de queso. Para mí, eso no tiene precio.


Esta crítica ha sido realizada a través de un código de descarga digital para PS5 cedido por Tesura Games.