El síndrome de Los Tres Chiflados

The Outer Wilds es uno de esos juegos que parecen ser hechosa a medida para mí. El hecho de que se pueda explorar libremente un sistema solar entero, con planetas únicos y con biomas tan diferentes al de la Tierra y entre ellos mismos, sin ninguna atadura mecánica del tipo más tradicional como “misiones” u “objetivos” a cumplir, de esos que se deben ir tachándose de una lista cual tarea pendiente. Además, resulta que soy un obseso del espacio, me maravilla pensar en qué se esconde en la infinidad del universo; criaturas y planetas que no alcanzamos siquiera a imaginarnos dentro de nuestro limitadísimo conocimiento tanto del espacio exterior como de todo lo que no sea terrícola. Y, a pesar de todo esto, es una obra que difícilmente vaya a jugar pronto.

Expectativas sobre la obra y expectativas sobre uno mismo

Chrono Trigger no solo es uno de los videojuegos favoritos de mucha gente que conozco, sino que además parece estar justo en mi carril. Un JRPG clásico de la época de Super Nintendo y que, por fortuna, dura alrededor de unas quince horas en vez de ser una historia interminable, por lo cual la excusa de no querer meterme en un pozo de horas no funciona aquí. Entonces, ¿por qué no me he puesto nunca a jugarlo? Pues las razones son muchas, aunque ninguna hace real sentido cuando me paro a pensarlo.

excelenciaEn primer lugar, las expectativas que me han generado los dos juegos mencionados hasta ahora, y un sinfín más, producto de las múltiples recomendaciones de pares y de críticos de renombre, hacen que busque un momento “especial” para jugarlo, porque el momento en el que jugamos a algo importa casi tanto como la obra en sí que experimentamos. El qué tanto nos impacte un videojuego dependerá mucho de miles de factores que varían de persona a persona y, ésta, aparte de ser la razón por la cual la verdadera objetividad a la hora de criticar una obra de arte no existe, también hace de una que, en teoría, podría cambiar desde el hecho de si disfrutamos o no de ésta hasta nuestra perspectiva de cómo vemos el medio como tal e incluso marcar nuestra vida. Y mira que no me quiero poner pesado con Silent Hill 2 de nuevo, pero si no lo hubiese jugado durante mi adolescencia, cuando vivía con un sentimiento de culpa tanto inexplicable como inexorable, quizás ahora no solo mi videojuego favorito fuese otro, sino hasta podría ser que el medio como tal me haya dejado de interesar en algún momento, por eso del efecto mariposa o el meme del señor con los dominós.

El otro factor que hace que tenga ciertas reservas a la hora de jugar una obra de culto es el sentir cierta presión a que me deba gustar. Ya, por ejemplo, me cuesta entender el amor de los fans de Resident Evil 4, como para que además exista el gate keeping de que, si no gusta, es porque no se es un verdadero fan de la saga -y esto también sirve en sentido contrario, con gente que se queja que quienes disfrutan de este título en particular no son verdaderos fans de la saga, pues Resident Evil 4 no es un “verdadero” Resident Evil-. Y aunque poco me importe la aprobación de gate keepers o gamers en general, ya que estamos en eso, sí es un buen ejemplo del ostracismo que podemos sentir por no tener la opinión de la mayoría o de, al menos, quienes nos rodean, sobre una obra en particular.

Resident Evil 4 motosierra

Suele también decirse que X o Y juego no existirían si no fuera por Z juego y que eso, por alguna razón, invalida el disfrute que alguien tenga con X o Y, pues no conoce al original Z; otorgándole una posición mísitica como juego imperdible no ya solo si se quiere saber sobre la historia del videojuego, sino además de si se quiere apreciar como se debe las obras contemporáneas. Un ejemplo de esto lo podremos encontrar en Grand Theft Auto III, el, de cierto modo, precursor de los juegos de mundo abierto en 3D, que, lejos de ser el pionero, sí abrió nuevas fronteras y alentó la llegada de decenas o incluso de juegos del mismo tipo tan solo para la misma generación en la que salió, pues si hablamos desde su lanzamiento en 2001 hasta ahora, los números fácilmente alcanzarían los miles, habiéndose convertido en el estándar del juego triple A.

I Still Love Grand Theft Auto 3’s Weird, Creepy Atmosphere

Por Andy Kelly

El tema, sin embargo, no va en la relevancia que haya tenido Grand Theft Auto III para afianzar al juego de mundo abierto, cuya reputación es evidente, sino en que, a día de hoy, resulta muy difícil de disfrutar. No solo porque los controles -bastante ortopédicos- han envejecido bastante mal, sino más bien por ser de una época en la que el juego se entendía de una manera completamente diferente y se apuntaba más a un público más acotado: adolescentes hombres y blancos con gusto por el humor negro, entendiéndose este último como chistes homofóbicos y racistas. Contando también que su historia era, en el mejor de los casos, irrisoria y en el peor inexistente, entre un montón de razones más. El hecho de que su versión original sea muy difícil de encontrar a día de hoy gracias a la retirada del juego de las tiendas digitales a pedido de Rockstar Games y que solo nos quede su versión bastardizada incluida en Grand Theft Auto: The Trilogy Definitive Edition poco ayuda.

Jugar o no jugar, he ahí el dilema

The Legend of Zelda Breath of the Wild verticalQue el videojuego es el medio de entretenimiento que más rápido envejece es un tema casi innegable y, aunque muchos quieran convencerte que Pong o cualquier otra obra fundacional del medio no ha envejecido nada desde que salió, solo basta ponérselo a un joven que no tenga ninguna conexión emocional con dicho juego junto a cualquier otro juego y lo más probable es que elija el más moderno de los dos. El que una obra envejezca no le quita ni validez ni valor, pero sí que es un factor a considerar a la hora de considerar a las generaciones de jugadores más nuevos y su probable poco interés por visitar videojuegos importantes de la historia del videojuego. Así que a pensárselo dos veces la próxima vez que se sienta indignación porque alguien solo haya jugado a The Witcher 3 y no a sus precuelas, o a Metal Gear Solid V o a The Legend of Zelda: Breath of the Wild.

Dicho esto, como pseudo crítico y obseso de jugar todo lo que me parezca relevante dentro de la historia del medio, me cuesta ignorar al juego original antes que al remake, o a la precuela antes que a la secuela o al original frente al spin-off, lo cual es un tema totalmente personal y cuyo tren de pensamiento no desearía a nadie. Pues eso me lleva a tener una montaña insuperable de juegos pendientes, cada uno más excelso que el anterior y que, como humano que soy, me siento incapaz de abarcar a tiempo mientras intento mantenerme vigente con las obras importantes que están saliendo día tras día.

Perdón si no he jugado a Golden Sun todavía, seguro algún día me pondré con ello.

kofi

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