Gracias, Dying Light 2, por no dejarme jugar a absolutamente nada más en el resto del año

Descubría la noticia que hoy tenemos el dudoso honor de tratar en esta nuestra web en el canal de Discord interno de la misma. Mucho antes del alba, mi compañero Jaime Llanos, habitante de una antípoda Chile, se encargaba de hacérmela llegar por un canal dedicado, y la acompañaba de uno de sus siempre oportunos comentarios: “cualquier resquicio de curiosidad que tuviese por el juego acaba de morir“. No sería el único en tener una reacción semejante ante dicho anuncio. Pocas horas después, Elden Ring se convertiría en el juego más deseado de Steam, superando a Dying Light 2 Stay Human en una primera posición que había defendido a capa y espada durante la mayor parte del anterior 2021. La que habéis liado, Techland.

Personalmente, tengo en mi lista de pendientes obras como Tales of AriseScarlet Nexus o Cyberpunk 2077 (sí, realmente quiero jugarlo). Pronto se unirán a ellas auténticos mastodontes de la talla de Horizon Forbidden West. Tras haber ingresado recientemente en un estudio tan prometedor como Herobeat y con una vida personal que trato de mimar tanto como me es posible, lo último que necesito en estos momentos —si es que alguna vez las he necesitado— son (más) propuestas extremadamente largas, capaces de acaparar el ancho y alto de mi tiempo libre. Menos interés tendré en ellas, aún, si dicha duración, lejos de formar parte de su mensaje, atiende a las necesidades de un mercado inexistente, que como parte de su madurez dejó de cuantificar la calidad de las propuestas en horas de juego hace ya más de una década. ¿Acaso no hemos aprendido nada durante las últimas dos generaciones?

Para completar del todo Dying Light 2 Stay Human necesitarás al menos 500 horas, ¡casi tanto tiempo como lo que llevaría andar desde Varsovia a Madrid!” Eran las palabras que una Techland, probablemente orgullosa de haber construído un mundo abierto mucho más cercano a un Grand Prix que a un territorio verosímil, tangible y habitable en el que ser y estar, publicaba en la tarde del pasado 8 de enero a través de la red social Twitter.

Apenas hora y media después, dado el a buen seguro inesperado aluvión de críticas recibidas (en gran parte, por el presumible contenido insustancial introducido, al haberse concretado una duración de la campaña principal de 20 horas, en palabras del diseñador principal del juego Tymon Smektala), la empresa polaca se vería obligada a matizar: “la mayoría de los jugadores que lleguen por la historia y las misiones secundarias serán capaces de completar el juego más rápido, ¡y será igualmente una experiencia de calidad!” Volverían a publicar un último tweet, anclado al margen de estas mismas líneas, en el que señalarían que “las 500 horas se refieren a completar al máximo el juego: terminar todas las misiones, los finales y explorar todas las partes del mundo, pero un jugador estándar debería terminar la historia con las misiones secundarias y explorar bastante en menos de cien horas, ¡así que no os preocupéis!” Quizás seguían siendo demasiadas, quizás simplemente daba igual lo que dijesen en ese momento: la negativa continuó, y continuaría, como mínimo, hasta el momento de publicación de este mismo artículo.

Pero, a decir verdad, cuesta imaginar el porqué Techland esperaba sorprender y agradar a partes iguales con la publicación de un dato así, a modo de selling point (“míranos, ¡duramos más que lo que te duró Skyrim!”). Y es que, tal y como lo percibe un servidor, el debate actual no debería oscilar acerca de la calidad de estas 500 horas (esto será algo que descubriremos el próximo 4 de febrero, una vez la entrega llegue a nuestras PS5, PS4, Xbox Series X | S, Xbox One y Switch vía Cloud Version). El auténtico problema es que si pudiesen ofrecer 500 horas de una calidad superlativa, las ofrecerían sin dudarlo. Pero tras habernos infiltrado en los centenares de bases militares de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, haber conocido a mil y un personajes en Persona 5 Royal, y haber cabalgado innumerables ocasiones por las llanuras de Red Dead Redemption 2 e incluso del que para mí es el mejor juego de la anterior generación (The Witcher 3: Wild Hunt), pensé que había quedado patente que la calidad no es (y nunca fue) un obstáculo a la hora de inflar infaliblemente de horas una propuesta jugable. Simplemente, como personas —más que como jugadores— no podemos permitirnos tanto.

Más allá de nuestra percepción individual y totalmente subjetiva (no me cabe la menor duda de que habrá gente ahí afuera que celebre y vitoree estas 500 horas de juego, y jugadores a los que todavía le parecerán pocas), pienso en esta noticia como en algo importante, y especialmente representativo de la industria que, pienso, nos ha tocado amar. Porque no se me ocurre una mejor forma de ilustrar el estado de nuestro medio que sacando pecho en cuanto a duración, extensión y “fuerza bruta” siendo una obra conocida por haber supuesto un infierno de desarrollo para sus trabajadores. Porque ¿quién puede estar interesado en los desarrollos sostenibles, planificados y abarcables capaces de dar lugar a obras pulidas, comedidas e igualmente abarcables? Desde luego, no creo que sea una respuesta que la persona que publicó los tweets previamente comentados (ni ningún directivo de Techland) sepa responder.