La espada de Dios

Como siete trompetas sonando descienden, y en este viaje iluminan a la humanidad, siete ángeles caídos a un mundo humano, en sus deseos la prosperidad de sus nuevos hermanos. La arrogancia, la obsesión, todo se pierde y nada perdura cuando te alejas del camino del señor, aquí donde antes había amor ahora solo queda el eterno dolor de almas sintientes, donde antes había maternidad ahora hay sangre, muerte, pues así fue y así será, un ejemplo a evitar. Mas no pierde quien lo siente sino quien deja de creer, pues de los mismos cielos la propia humanidad salvará al hombre, el ascendido, quien fue de la mano de dios, Enoch, vuelve a su mundo, cuatro arcángeles a sus espaldas y la mirada limpia de un corazón puro. Purifica con tu espada, lanza tus armas, protege a quien quieres con tu escudo, cuerpo y alma, pues estos son los designios del señor, esta es su voluntad, este es tu ascenso, esta es tu carga y a la vez tu advenimiento, esto es El Shaddai: Ascension of the Metatron.

El Shaddai Ascension of the Metatron

Admito que, tristemente, no disfruté de este título el día de su lanzamiento, pero si como una aparición mariana El Shaddai: Ascension of the Metatron se hubiera presentado ante mí, habría caído rendido a sus pies y posteriormente estaría predicando su palabra por todos los foros donde mi palabra llegara. Este artículo va a ser, mayoritariamente, yo, Alejandro Reinosa, deshaciéndome en halagos ante tal juego, pues mi único deseo a partir de ahora es que más juegos tomen, de una manera u otra, de referencia a El Shaddai: Ascension of the Metatron, pues en todos los aspectos donde el juego se intenta lucir, en realidad alumbra como el mismísimo Sol. Quien me iba a decir que un juego que carga ya unos cuantos años a su espalda, unos 10 en total teniendo en cuenta que su lanzamiento en el continente europeo fue concretamente el 9 de septiembre, iba a sentirlo resonar tan dentro de mí, marcando el ritmo mientras lo jugaba, o él jugaba conmigo. Ya me sorprendió en su momento lo redondo que fueron los dos primeros Metal Gear Solid, cuya crítica podéis encontrar aquí, pero la innovación que plantea El Shaddai: Ascension of the Metatron me atrevería a decir que, hoy en día, difícilmente se encuentra. Con esto dicho, es hora de entrar en más detalles.

En esta historia encarnaremos a Enoch, supuesto autor de uno de los libros apócrifos más famosos, concretamente en el que se narra la caída de un grupo de ángeles, los que engendraron a los Nefilim, una raza de gigantes demoníacos que encontraremos durante el transcurso del juego, al igual que a sus progenitores, siendo nuestro misión acabar con ellos o sellarlos para que su maldad deje de esparcirse por la tierra y de esta manera evitar el diluvio universal con el que se purificaría completamente, pero sería devastador, una dualidad que también se presenta en el libro, donde se intenta justificar la inundación. Una vez presentada nuestra misión de la mano de nuestro estimable compañero Lucifel, deberemos de encontrar la torre donde se alojan estos ángeles caídos e ir, planta por planta, dándoles caza para enviarlos a su prisión eterna donde cumplirán penitencia por sus crímenes. Toda la historia, al igual que los personajes, poseen un claro trasfondo religioso, pues desde los nombres hasta las localizaciones obedecen a este canon, dándole a El Shaddai: Ascension of the Metatron un misticismo único y embaucador, aunque no será lo único que nos encandile. Estas plantas, cada una gobernada por un ángel distinto, presentarán igualmente un estilo radicalmente diferente entre unas y otras, pues iremos viendo desde escenarios de baile y canto subacuáticos hasta paisajes dignos de sustancias cuanto menos peligrosas.

El Shaddai Ascension of the Metatron

Cuando toca bajarse al fango y empezar a realizar los deberes pendientes nos topamos de frente con un combate embaucador y atractivo, pues a pesar de que no hay un amplio catálogo de armas, este en ningún momento se hace necesario, pues desde que empiezas hasta que terminas estás continuamente aprendiendo cómo funciona el sistema, probando combos, combinaciones de ataques, tempos para realizar ataques que rompen guardias, un amplio abanico de posibilidades que a los mandos se siente de lujo, sin renquear en ningún momento ya sea por el tiempo o los motores con los que se realizó el juego. Tal vez lo único que se le pueda echar en cara es el sistema de debilidades/fortalezas con las que cuenta, pues ciertas armas harán más daño a nuestros contrincantes y nos beneficiarán en el clímax de la batalla, aunque eso solo lo aprenderemos con la experiencia o con un objeto que se dropea aleatoriamente y nos permite ver qué armas nos convienen más dependiendo del tipo de combate. Aún así resiste como un hueso duro de roer, con lo mejor de su género pulido lo suficiente y aportando un set muy único que no solemos encontrar, y que hará las delicias de todos los jugadores, pudiendo elegir casi en todo momento con qué arma lanzarnos a la lucha contra los infieles, unos que tal vez no son tan diferentes de nosotros.

El Shaddai Ascension of the Metatron

Como he mencionado anteriormente, son siete los ángeles caídos que tendremos que llevar a su redil, como una oveja descarriada del rebaño a la que deberemos de aplicar algún castigo por su rebeldía. Estos han construido su propio mundo de en sueño en sus plantas, siendo cada una de ellas radicalmente distinta, aunque en todas ellas se nos reciba con la misma hostilidad, pues su libertad no está en juego. Estos ángeles que nos encontramos en El Shaddai: Ascension of the Metatron tienen sus propias metas y ambiciones, hay quienes solo quieren vivir allí, donde nadie los controla, otros que han experimentado un amor al que son adcitos, y así todos y cada uno de ellos, que con sus pros y con sus contras, definen de la mejor manera la existencia humana, algo de lo que no escapa Enoch. A pesar de ello, tenemos muy a fuego marcada nuestra misión, y tanto nuestro compañero como otros ángeles guardianes, como los cuatro arcángeles que bajaron para velar por nuestra seguridad y alguna que otra sorpresa estarán ahí para nosotros, para socorrernos, para hablarnos de ese mundo que desconocíamos pues nuestro deber estaba en el cielo, y las cosas de los humanos eran deberes de otros, aunque ese sea el lugar al que pertenecemos.

Ojalá más juegos se hubieran atrevido a inspirarse en El Shaddai

El Shaddai: Ascension of the Metatron es una experiencia que merece ser vivida, y este port a PC sencillo, aunque correcto y necesario, es una manera tan lícita para servir de puerta de entrada como cualquier otra, y yo como jugador novel, os recomiendo encarecidamente que le deis una oportunidad. Ojalá más juegos se hubieran atrevido a inspirarse en El Shaddai: Ascension of the Metatron, ojalá más producciones de este estilo, sin grandes fajos de dinero detrás (aunque tampoco falte) pero con las ideas claras, frescas y novedosas como pocas, dispuestas a dar un nuevo aliento a un género que, desde entonces, parece haber perdido un poco el norte. Tal vez se alejó de la luz que le servía de guía, y sea este juego, 10 años más tarde, el que vuelva a encarrilarnos hacia el camino divino.


Esta crítica se ha realizado en base a un código para PC facilitado por PR Hound.