Pero si ya todos lo veíamos venir...

El retraso del lanzamiento de Horizon Forbidden West para el primer trimestre de 2022, que se ha filtrado de la mano de una persona cercana al proyecto, y que luego ha sido confirmado por Jason Schreier, ha hecho estallar las críticas entre la comunidad gamer una vez más (a pesar de que supuestamente ya todos lo sabían o lo daban por hecho). Pero de lo que realmente debemos hablar en relación a todo este asunto es de la actitud y las expectativas de la comunidad, o así lo veo yo.

Vamos a empezar mencionando el hecho de que Hermen Lust, director de PlayStation Studios, dijo en junio que planeaban lanzar el juego durante la campaña navideña de 2021, pero que no se trataba de una fecha segura. Por lo tanto, no deberíamos echarnos las manos a la cabeza si se confirma el retraso, ¿verdad? Y no, no digo esto para defender a PlayStation o a la plataforma de turno. Precisamente lo digo porque creo que muchas de las críticas que se están lanzando al respecto nacen más de una guerra de consolas absurda, o de enfados infantiles e irracionales que de otra cosa.

Ojo, no digo que los usuarios no tengamos derecho a quejarnos de los movimientos de la industria que supongan un “daño” o molestia para nosotros. Al contrario, tenemos todo el derecho del mundo y debemos hacerlo. Sin embargo, debemos hacerlo cuando haya razones para ello, como pueden ser precios abusivos o políticas desleales. En eso estamos de acuerdo. Pero en lo que concierne al retraso de Horizon Forbbiden West, ¿por qué estamos tan indignados? En primer lugar, como ya mencioné, la fecha estimada de lanzamiento era eso, una estimación, no una certeza. Y en segundo lugar, y más importante aún, tenemos que darnos cuenta del momento en el que nos encontramos. El año y la situación mundial en la que nos encontramos.

A todos se nos suele llenar la boca hablando sobre los peligros de la pandemia que afecta a todo el mundo, sobre lo peligrosas que pueden ser ciertas conductas, y lo importante que es evitar fenómenos como el crunch. Pero, ah, luego resulta que hay retraso en un lanzamiento y todos ponemos el grito en el cielo. En primer lugar, es muy probable que la situación de pandemia haya afectado al lanzamiento, como ha ocurrido con muchos otros. Y en segundo lugar, aunque no se debiera a eso, tenemos que ser conscientes de que un juego es el trabajo de un gran equipo de personas, y las personas pueden ver truncados sus planes de trabajo, y eso supone retrasos. Sí, son grandes compañías, pero detrás hay empleados también. A veces son las decisiones comerciales las que causan este tipo de sucesos, o el ansia de maximizar los beneficios sin importar lo contentos que queden los usuarios, y en esas ocasiones debemos quejarnos, pero no siempre es así.


Muchos han aprovechado la noticia para alimentar el fuego de la guerra de consolas, y eso es lo realmente preocupante. Ese infantilismo. Me recuerda mucho a las exigencias que se le imponen a un autor cuando tarda en lanzar un libro, por ejemplo. ¿Con qué derecho exigimos eso? Creo que estamos en nuestro derecho de exigir cuando no nos dan aquello por lo que hemos pagado, o cuando nos mienten, pero un retraso de lanzamiento no tiene por qué ser una mentira. Hay casos en los que lo es y otros en los que no.

He aprovechado este huequecito de actualidad para hacer un artículo de opinión, pero realmente me apetecía dar esta opinión. No quiero defender a ninguna compañía, solo abogar un poco por el sosiego. Cuando Sony o cualquier otra gran compañía abuse de la confianza de los usuarios o les mienta, será más que razonbale quejarnos e indignarnos. De cualquier forma, la noticia es que el lanzamiento de Horizon Forbidden West se retrasa a 2022, como ocurrió con el próximo God of War. Así pues, dos de las IP`s más importantes de la consola de Sony no llegarían durante este año, tan acusado de haber sido algo estéril en cuanto a grandes lanzamientos.