Purificadores de tierras baldías

¿Se puede vivir un pasado que no ha sido nuestro? ¿Podemos simular aquellas sensaciones que antaño poblaron los corazones de gente que efectivamente vivió en una época anterior a nosotros? Es difícil realizar la pregunta, más lo es resolverla, pues yo, a nivel personal, no soy nadie para dar una respuesta, pues no solo carezco de formación o conocimiento necesario, sino que considero que no tengo la potestad para dar la respuesta que se merece. Y aun así, aquí estoy, camino a comentar mi apreciación respecto a tal “problemática”. Para poder vivir pasados que no son nuestros es importante no solo conocer el contexto, momento histórico y demás realidades tangibles, pues, aunque no sean físicas, sí que existieron en un tiempo y espacio determinados, con registros e información que podemos recopilar para, en un futuro si fuera necesario, usarlas para la simulación de ese entorno pasado. ¿Con simular esta realidad valdría? ¿Podríamos replicar sencillamente el pasado tan solo con recrear los entornos que envuelven al contexto? Considero que no. Más allá de toda esta información fija, de números, estadísticas, historia, datos inamovibles que son fácilmente consultables y hasta cierto punto objetivos, se encuentra la realidad de cada persona, de cada pieza que conforma el pasado aportando su mundo particular, extremadamente diferente al del resto de personas, pero igual de valioso, creando entorno más personal dentro de un mundo pasado, y solo si logramos comprender estas dos partes, seremos capaces de interpretar debidamente el pasado para, por ejemplo, recrearlo en el futuro, algo que hace con una soberbia merecida Dusk, un shooter de la vieja escuela creado en el futuro.

Dusk

Como mencionaba antes, para hacer este tipo de esfuerzos hay que recoger y relacionar las dos partes, el contexto externo e interno, lo físico y lo intangible, dos apartados dispares unidos por lazos inquebrantables, y que si se desatan, queda algo roto alejado de la misma realidad. Podríamos coger y empezar un desarrollo de un título “retro”, podríamos para ello realizar assets con píxeles de la época, un diseño de niveles adaptado y preparar unos cuantos de enemigos en el mapa, claro que se podría hacer, pero de ser así nos estaríamos quedando solo en la superficie, en un plano meramente relacionado con el entorno, con cómo era el mundo en una época anterior, pero carente de alma alguna, y es aquí donde entra lo primordial, los productos que aman ese pasado y trabajan para demostrar ese afecto desarrollando un alma acorde con el marco para el que ha sido diseñada, es aquí donde entra el trabajo de Dusk, pues logra adaptar el alma de los shooters primordiales y hacerla encajar en un ambiente diseñado específicamente para ella, y no al revés.

Construir un título desde la nostalgia no tiene que ser para nada sencillo, pues muchas veces esta nos nubla lo que fue en realidad, un espeso manto que en ocasiones cubre recuerdos que, una vez vuelven a nosotros, no eran tan magníficos como recordamos, como podemos ver en algunos de los muchos remakes/remasters/etc que se hacen, donde el amor a lo retro queda reducido a los gráficos antiguos y la jugabilidad tosca, un claro ejemplo de no entender el pasado. Por el otro lado encontramos el trabajo bien hecho, un ejercicio que se divide a partes iguales entre amor y formación, dos aspectos fundamentales para sacar un juego de este estilo adelante. Dusk no se queda en el apartado gráfico, ni mucho menos, pues decide ir más allá y reinterpretar cómo habría sido un juego así si en el pasado hubieran contado con las tecnologías actuales, tanto de desarrollo como las consolas, algo muy importante pues la versión de la que hablamos no es otra que la de Nintendo Switch, donde funciona de maravilla hasta puntos inesperados, pues la fluidez y tasa de imágenes por segundo no son las que esperaba en una consola portátil como esta, llegando a límites insospechados.

Dusk

Cuando entramos dentro del propio juego, Dusk no deja de sorprender más allá de su apartado técnico e increíble port a Nintendo Switch, ya que el título es, de por si, brillante en lo que hace, un auténtico hito de un género del que no reniega a pesar de alejarse de aquello en lo que ha evolucionado, sino que busca su propio hueco en las raíces del mismo y se asienta con todos los honores que merece. Pocos juegos me han ofrecido un gameplay tan extremadamente entretenido el cual me ha tenido enfocado durante todos y cada uno de los segundos que pasaba en su mundo. La importancia de administrar tus balas y conocer a los enemigos que se opondrán a nuestro paso es básica, pues contamos con unos recursos limitados, que no insuficientes, y conforme avancemos en la historia nos puede jugar una mala pasada el despilfarrar munición. La sensación al apretar el gatillo también se ve muy recompensada, pues detrás de cada disparo hay un gran trabajo que eleva al título a las más altas cotas de calidad, un shooter innegablemente bueno. Por si no fuera poco, también considero importante hablar sobre las joyas que complementan esta corona, pues en vez de un oro desnudo esta se adorna con los mejores apartados posibles. Dos manos, un arma en cada una y empuñadas con firmeza, en la derecha el apartado artístico, desde el diseño hasta los propios assets, un mundo decadente que desciende poco a poco a la locura, donde nos vemos arrastrados en una espiral de sangre y pólvora a raudales, todo esto con ciertos tintes lovecraftianos manejando los hilos por detrás de la historia y cuyas influencias vemos directamente en los enemigos a los que nos enfrentamos. En la otra mano, que no por ello tiene que ser la débil, pues la maña que posee es similar o incluso superior, nos topamos de frente con un apartado musical exquisito que acompaña, como si de un baile de la corte se tratara, cada disparo de nuestras diferentes armas, un musical metálico nacido del fuego y cantado por nuestras hazañas. El nivel de la banda sonora no se puede describir con palabras, pues más que un indie da la sensación que ha sido realizada por la gente detrás de la archiconocida saga Doom, uno de los padres e influencias directas de Dusk, y cuyas reminiscencias encontramos en cosas como esta.

Un port espectacular […] y un juego imprescindible si sueñas con balas y fogeo

Galardón-Plata-HyperHypeDebemos de procurar que, cuando echemos nuestra nostálgica mirada hacia atrás, no solo recordemos la imagen que tenemos de ello, sino que también reservemos y encontremos el hueco donde dejamos qué significó este para nosotros. Dusk no solo es la calcomanía de un pasado añorado, sino que también posee la esencia que poseían aquellos juegos y shooters de los 90, como si hubiera viajado atrás en el tiempo y se hubiera empapado de aquello que significaban esos títulos solo para lograr replicarlo una vez volviera a 2021. Si Dusk os ha llamado lo más mínimo la atención, os invito a que le deis una oportunidad sin pensarlo mucho, porque si sabéis un poco a lo que vais es muy probable que os acabe encantando, esto se intensifica además gracias a la disponibilidad del título no solo en PC, sino también en Nintendo Switch, un port espectacular que termina añadiendo ventajas sin ningún pero al respecto, un juego imprescindible si sueñas con balas y fogeo.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Switch cedido por New Blood Games.