"Los trapos sucios se lavan en casa"

El dicho lo dice todo. Pero cuando todo sale mal, y esa casa ya no existe, o no merece la pena seguir recibiendo tal nombre, dejémoslo en que ya es irrelevante callar o hablar. Y este ha sido el caso en apenas un par de días para extrabajadores de ZA/UM, de cuyo caso aún sabemos poco, pero tiene pinta de que va a tener un largo recorrido en la lucha por los derechos de Disco Elysium, y para Mick Gordon (compositor de las bandas sonoras de Doom (2016) y Doom Eternal), que por su parte, ha publicado un muy extenso comunicado detallando toda su experiencia durante la creación de Doom Eternal, entre los que no solo se incluye el crunch, sino apropiación de contenidos por los que id Software ni siquiera había pagado. Mucho ruido, y parece que muchas nueces, así que al lío.

En el caso de los estonios, la cosa va de hombres de negocios, participaciones y derechos sobre licencias. Tal y como narran en su propio comunicado, Robert Kurvitz y Aleksander Rostov (Director y Director de Arte de Disco Elysium, respectivamente) quedaron como accionistas minoritarios dentro del conglomerado de dueños que tenía participaciones en ZA/UM, empresa que gestionaba los derechos del juego. Ahora, existe la sospecha de que el dinero empleado por parte del que sería el accionista mayoritario podría tener un origen fraudulento (haber sido extraído de la propia ZA/UM), y las acciones legales están en curso, ante la imposibilidad (interesada) de no haber podido obtener antes los documentos para refrendar o negar la acusación. Pero las cosas de palacio van despacio, y aunque ahora vayan a empezar a salir cosas a la luz, las consecuencias del movimiento pueden tardar aún en verse reflejadas. En cualquier caso, hoy y siempre, odio eterno a los señores de corbata y maletín.

Por otra parte, Mick Gordon ha dado pelos y señales del infierno (literal y figurado) que supuso la creación de la banda sonora de Doom Eternal, en respuesta a lo publicado hace ya 2 años por parte de Marty Stratton, director del id Software, en referencia a la banda sonora del título. Desde problemas y organizativos y de ego hasta retrasos en el pago (de hasta 11 meses) pasando por jornadas de entre 18 y 20 horas diarias y la obligación de hacer el trabajo sin referencias de ningún tipo forzando borrones y cuentas nuevas por doquier que perfectamente podían haberse evitado.

Todo esto, además, para luego elegir publicar una banda sonora totalmente diferente (y que a juicio de Mick Gordon, no estaba siquiera a la altura de lo que merecía la franquicia) que además incluía pistas por las que el estudio no había pagado. Y el hecho de que el compositor recibiera una oferta de 6 cifras a cambio de no hablar del asunto no hace sino reafirmar la presunción de veracidad de sus palabras. Una vez más, odio eterno a los señores de corbata y maletín.

Y sin culpar al compositor, ni mucho menos, de toda la situación, lo cierto es que al trabajar como autónomo, la seguridad al respecto decrece enormemente al no haber ningún resquicio al que agarrarse en caso de problemas. Y por más que, como indica en su comunicado, todo se firma por adelantado, siempre hay un empresario explotador que pretenderá pasar por encima de todo acuerdo y exprimir un poco más la gallina de los huevos de oro. Y tras rechazar esa “compensación” de 6 cifras (ole por Mick Gordon), ahora queda ver la respuesta de id Software, y qué pasos toman en el futuro. Pero si algo queda claro, es que esta semana, tanto en ZA/UM como en id Software, los trapos sucios no se han lavado en casa.