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Desde que el ser humano ha tenido uso de razón, siendo capaz de determinar el desenlace de ciertos sucesos usando la lógica, no ha dudado de buscar formas de eliminarla toda ella para sorprender a los demás. A través de la filosofía, grandes pensadores han dedicado gran parte de su vida a sobrepasar los límites de lo común para acercar desde el abismo conclusiones sencillas que les ayudaran a entender el mundo que les rodea. Esta tendencia no se ha visto suprimida en el mundo de los videojuegos, donde ya son unos cuantos los que engrosan la lista de lo que podríamos llamar “juegos filosóficos”. The Stanley Parable es sin duda alguna, uno de ellos. Diseñado originalmente con modificaciones del motor Source por Davey Wreden, no tardó demasiado en ganar la suficiente popularidad para dar el salto y convertirse en un juego de verdad (dos años, concretamente). Esta versión, firmada bajo el equipo de Galactic Café incluía sustanciales mejoras respecto de la versión original. Pero, la esencia del título no era lo nuevo, sino lo que no cambiaba.

Siguiendo la voz del narrador, que conforma uno de los mejores trabajos realizados para un título de este estilo, descubrimos el mundo a través de los ojos de Stanley. La oficina en la que exploramos es todo lo que existe para él, a través de sus paredes, sólo queda la vastedad del universo. Una gran parte de los jugadores deja que sea el narrador el que guíe sus primeros recorridos, indicándoles como llegar a la sorpresa inicial, las instalaciones de control mental. Es en esta primera decisión donde aprendemos las leyes que rigen nuestro nuevo mundo: no muerdas a quien te da de comer. Si hacemos caso al narrador y desenchufamos el maquiavélico aparato, disfrutaremos de un final en el que Stanley abandona las paredes blancas y los techos de neón para escapar al mundo exterior. Si naturalmente tras este final repetimos el camino con la intención de hacernos los listos y encender la máquina, las cosas cambian sobremanera.

Los siguientes minutos vendrán acompañados de un contador, tras el cual toda la instalación se destruirá, con Stanley dentro. Nuestra única opción será avanzar a través de una gran sala llena de botones, números y combinaciones, todas las cuales tan sólo nos dirigirán hacia continuas señales de error. Y, por si fuera poco, la apaciguadora voz del narrador cambiará drásticamente, convirtiendo en agresividad y desprecio lo que antes era una relación cordial. Es fácil perderse en este monólogo, ya que afrontar varios minutos de comentarios continuos mientras intentas averiguar que diantres tienes que hacer para salir con vida puede fatigar rápidamente, pero podemos concluir de ella uno de los pilares del título: no tenemos control sobre nada en la vida.

Stanley tomó la puerta de su izquierda

¿O quizás no?

La habitación con dos puertas es uno de los ejemplos más claros de esta situación. Ante nosotros, una elección simple: tomar el camino de la izquierda o el de la derecha.

Si hacemos caso al narrador, tomaremos el de la izquierda, mientras que, si deseamos desobedecerle, tomaremos el otro. Por mucho que podamos achacar esta situación al libre albedrio, la realidad es que estamos obligados a tomar un camino u otro, o a quedarnos quietos, si nos ponemos tiquismiquis. Pero hagamos lo que hagamos, tan sólo avanzamos por una senda ya diseñada. Nuestro margen de elección es tan, tan, taaaaaaaaan reducido que puede considerarse inexistente.

El determinismo es una corriente de pensamiento según la cual todo fenómeno se encuentra previamente determinado, de forma que el presente no es más que la consecuencia del pasado y el futuro la consecuencia del presente. De esta forma, ninguno de nuestros actos es fruto de una libre elección, sino que se encuentra preestablecido. Si tomamos el camino de la derecha es posiblemente porque ya hemos tomado el de la izquierda y queremos desafiar al narrador. Es más, conforme avancemos en el juego, y pretendamos encontrarnos con el resto de finales continuaremos tachando de la lista los caminos que ya hemos recorrido para escoger los que restan. Para un jugador que pretenda completarlos todos, la elección es nula. Puedes pasar por un final antes o después, pero vas a terminar realizando exactamente las mismas rutinas que el resto.

Es por ello que, en pleno 2022, nueve años después del lanzamiento de la última versión, a un sector de la comunidad le confundió notablemente el anuncio de una nueva versión: The Stanley Parable: Ultra Deluxe. De la mano de Crows Crows Crows, llegaba una versión mejorada y ampliada de The Stanley Parable. Pero las preguntas más habituales eran ¿cómo de mejorada? ¿Merece la pena volver a jugarlo si ya probé la versión original? ¿Qué es esa voz que escucho en mi cabeza y me dice que queme cosas? La respuesta, cuanto menos, te sorprenderá.